El Sendero de los Iluminados: ¿Por qué?

Por Alan Prado

A medida que los días avanzan, nos encontramos inmersos en un océano de realidades que nos rodean, revelando las múltiples facetas de la condición humana y las complejas interacciones que nos definen. Por un lado, anhelamos lo mejor tanto para nosotros como para aquellos que ocupan un lugar especial en nuestro corazón. Por otro lado, nos encontramos ante una serie de retos que crecen en complejidad y parecen no tener solución, lo que lleva a muchas personas a rendirse poco a poco, día tras día y año tras año.

Esa sensación de «tirar la toalla» se convierte en una constante, dejando una estela de desencanto y agotamiento emocional. En este proceso, la vida se transforma en un paisaje de tristeza, dolor, amargura, ansiedad, apatía, resignación y rencor; una carga pesada por todo lo que se ha sufrido o por lo que no se ha logrado disfrutar.

¿Por qué sucede esto? ¿Por qué nos encontramos atrapados en este ciclo de sufrimiento y desencanto? La respuesta es simple: porque hemos sido alimentados con ilusiones acerca de la esencia de la Vida, sobre nuestra verdadera identidad y el rol único que desempeñamos en este vasto escenario.

No hemos recibido la guía necesaria para explorar la vida, para desvelar nuestra esencia y ser auténticamente quienes somos. Desde una edad temprana, nos moldean con conceptos erróneos y distorsionadas visiones del mundo que nos rodea, manteniéndonos atrapados en una «Matrix 3D» ilusoria, donde nuestras energías divinas son consumidas.

Se nos ha motivado a emular a quienes nuestra sociedad ensalza como triunfadores, sacrificando de esta manera nuestra singularidad y el llamado divino que reside en cada uno de nosotros. Por lo tanto, si hemos aceptado de manera incondicional todas esas falacias culturales, sociales, religiosas y políticas, lo más extraordinario que puede sucedernos en esta vida, incluso tras años de arduo trabajo y dedicación a esos objetivos…

Es esencial que vivamos una experiencia reveladora que nos despierte de las ilusiones que hemos abrazado durante tanto tiempo, esas creencias y normas que, desde nuestra juventud, hemos considerado verdades absolutas. Que algo nos sacuda y nos lleve a despojar de un plumazo todas esas falacias que nos han guiado.

Ese «algo» a menudo se convierte en vivencias intensamente desgarradoras, que pueden resultar desalentadoras y sumergirnos en una profunda tristeza. Sin embargo, nuestro Ser interior, ese Padre-Madre-Amigo-la Manera- el cósmo que nos cuida, con su infinita compasión atrae y brinda experiencias a nuestra vida, ajustándolas de manera «dosificada» según la obstinación que mostremos.

Para que al levantarnos con humildad, resurgamos de las cenizas de nuestras frustraciones y nos transformemos en versiones renovadas de nosotros mismos. Con una visión clara y una conciencia elevada, libre de las mentiras y manipulaciones que dominan nuestra agitada sociedad.

En ese momento, liberados de ilusiones y con una claridad renovada, podremos despojarnos de los «hechizos» de una fe ciega en las verdades impuestas por la sociedad. Así, paso a paso, iniciaremos un profundo proceso de sanación para nuestro cuerpo, mente, corazón y alma, liberándolos de las cargas de tantas vidas de sufrimiento.

Con el tiempo, estaremos listos para abrir nuestras almas y sintonizar con la Luz, la Sabiduría, la Paz, la Libertad y el Amor que trasciende todo. Hemos descubierto la Serenidad, la Sinfonía y la Conexión en perfecta sintonía con “Todo lo que Existe” en su esencia más auténtica.

Así, habremos desvelado, gracias a nuestra propia memoria, la esencia de la verdadera antorcha que disipa la oscuridad de la ignorancia es el conocimiento genuino, esa chispa que se enciende en tu interior cada vez que te atreves a preguntar el fundamental “

¿Por qué?”

Alan Prado (AMEP 11:11).

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