
El Sendero de los Iluminados: No te justifiques
Por Alan Prado
No eres un títere diseñado por Dios, el te otorgó libertad de elección, lo cual implica que tus decisiones tienen valor.
Para aclarar este punto, me basaré en otro pasaje bíblico de Deuteronomio 30:19. Escoge, por lo tanto, la vida para que tú y tu descendencia tengan vida.
(Observa que Dios te presenta una alternativa).
¡Eso es lo esencial! La decisión recae en ti!.
¿Sabes quiénes favorecen la idea de que «Dios así lo quiso»?
Aquellos que se benefician de tu sumisión, quienes desean que no cuestiones su autoridad.
Por ello, te instan a tener fe, a ser paciente, a no actuar y a confiar.
Mientras tú te mantienes en espera, ellos toman medidas y su plan supremo siempre los coloca en una posición favorable, dejándote en la desventaja.
《Dios no requiere intermediarios que te instruyan a renunciar a tu voluntad, dado que el Dios que se representa en la Biblia es aquel que se mueve junto a quienes también actúan》.
Un Dios que valora a aquellos que luchan por sus propios intereses. ¿Qué representa esto? ¿Una ilusión o una realidad?
Sabes que la idea de «Dios así lo quiso» no surge de tu espiritualidad, sino de un temor a asumir responsabilidades, un temor a reconocer que pudiste haber hecho más.
Temes enfrentar el hecho de que no fue Dios quien te falló; fuiste tú.
Porque si aceptas esta verdad, ya no puedes señalar con el dedo a nadie, y eso es aterrador.
Sin embargo, ese temor no te debilita; lo que verdaderamente te debilita es permanecer en esa situación y engañarte a ti mismo con una fe superficial.
Dios no desea que vivas en la espera; Él quiere que tomes decisiones activas, que camines y que, si caes, te levantes, y, si te resulta difícil, busques asistencia.
Pero nunca utilices su nombre para respaldar tu rendición, ya que Dios no desampara al ser humano que lucha. Dios marcha a tu lado, siempre que tú también lo hagas; esa es la fe que transforma vidas: no la que repite palabras vacías, sino aquella que actúa a pesar de las dudas.
Esperar no consiste en permanecer inactivo, sino en confiar mientras avanzas.
Algunos podrían afirmar que creen en el plan de Dios, y mi respuesta es que está bien tener esa creencia, pero asegúrate de que no sea un pretexto para no actuar, porque incluso si hay un plan, tú sigues siendo el protagonista. Esto se establece en Filipenses 2. 12. ¡Dedíquense a su salvación con reverencia y temor!
¿Qué? Dios no te insta a observar; te exhorta a actuar.
Haz tu parte y deja que lo divino se encargue de lo imposible.
No vuelvas a afirmar que «Dios así lo quiso» sin antes cuestionarte: ¿Realmente lo intenté? ¿Realmente hice todo lo que estaba en mis manos? Porque si no lo hiciste, no fue Dios quien falló. Fuiste tú y eres consciente de ello.
《El milagro auténtico no es que Dios lo haga todo por ti》.
El verdadero milagro consiste en que tú te conviertas en una persona merecedora de la ayuda divina.
¡Eso es lo que pediste! Una persona que camina, que tropieza, que se levanta, que toma decisiones y que no se aferra a excusas.
Más bien, su fe radica en su capacidad para luchar y progresar, así que aquí concluye tu justificación.
Aquí es donde comienza tu viaje.
Este es un mensaje que busca mostrarte que la fe no se trata de resignación, sino de fuerza en acción.
(Final)
Alan Prado (AMEP 11:11)
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