El Sendero de los iluminados: «La mentira santa»
Por Alan Prado
Nadie debería tener una fe ciega en nada, ni tener miedo de hacer preguntas, hacer preguntas es cómo nos desarrollamos y la humanidad tiene un gran potencial sin explotar. La religión dogmática estanca a las personas, enseña a sus seguidores a ser ciegos y propaga el odio hacia quienes siguen otras doctrinas, religiones, dogmas y sectas. Ninguna de estas religiones funciona, ninguna de estas religiones ve el panorama general; cuando comienzas a mirar la religión dogmática y la rastreas a través de la historia, comienzas a ver patrones y te darás cuenta de que ninguna de estas religiones es verdaderamente única, verás que cada una de estas religiones es una variación de algo más, diseñado por los poderes dominantes del momento para controlar a la sociedad.
Las religiones dogmáticas se basan en el hecho de que el hombre tiene miedo de su propia mortalidad y ellas explotan esto considerablemente, ellas prometen que saben más de la sombra de la duda, que existe una vida después de la muerte y el único requisito para lograr este premio divino es hacer exactamente lo que ellos digan y nunca cuestionarlos.
Nadie puede decir con certeza que sucederá después de la muerte, y no pretendo tener esta respuesta.
Los paraísos artificiales acaban en infiernos reales, todas las ideas, incluso las sagradas, deben cuestionarse y adaptarse a las nuevas realidades, la idea de lo sagrado es simplemente una de las ideas más conservadoras, antiguas y obsoletas en cualquier cultura. Cree en ti mismo, y si puedes hacer eso, entonces puedes hacer que todo suceda,nos hicieron creer que debíamos evitar nuestro lado oscuro,nos adoctrinaron para creer que hacerlo es insensatez pura y maldad, como si negar nuestra esencia fuese posible, como si no fuesemos humanos, como si, por no mirar con detenimiento todo lo malo dejará de existir.
No es posible conocer la luz sin haber habitado en las profundidades de nuestro infierno y no hay infierno que se asemeje al que cada uno de nosotros tiene, negar nuestro lado destructivo, no nos hace buenos, nos hace esclavos,por que no es posible comprender de qué estamos hechos si no nos reconocemos en nuestras miserias, en nuestros sentimientos más erráticos, ahi se encuentra esa fortaleza que te hace ser un humano grandioso.
No nacemos ni buenos ni malos, nacemos siendo humanos.
Si la luz y la oscuridad no fueran parte de nosotros, tengo la certeza de que estas palabras y sus conceptos no existirían.
Debemos darnos cuenta que nuestra dualidad es encontrar el equilibrio, el secreto no está en negar nuestra oscuridad sino en comprenderla, aceptarla, transformarla y utilizarla como queramos, en nuestro beneficio y a favor.
«No te preocupes por los que son libres y buenos sin creer en dios. Preocupense por aquellos que necesitan creer en dios para ser buenos y libres.
Alan Prado (AMEP 11:11)
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