Por Alan Prado

Y en medio de tanta oscuridad en mi interior, entre demonios de la sabiduría y la perdición, yo me hallaba con ellos, mirándolos mientras ellos me miraban.

Muchas veces invitándome a ser uno de ellos, a fusionarme como si fueran los liberadores de mis penas, de la ira, o del odio hacia una humanidad cruel e injusta. Como si desearan que me uniera al poder, renunciando a mi esencia como precio.

Cuántas veces logré hacer oídos sordos a su llamado aprendiendo de ellos, y cuántas veces les presté atención, aprendiendo de mí mismo, arrepentido, entre lágrimas y trabajando mis karmas. Porque descubrí que ellos nunca existieron y que solo eran mis patrones, debilidades y la lucha constante contra mi mente. 

Creyendo que era fácil, como si realmente pudiera manipular la dualidad en mi interior, sin antes conocerme. 

《Consciencia, mente y cuerpo》.

No se preocupen tanto por el pasado o el futuro; no tengan miedo de enfrentar dificultades. No tengan miedo en absoluto, ni de los Destinos, ni de dioses. No teman a la risa que provoca la locura de las personas, que no hay ningún poder sobre nosotros ni en el cielo, ni en la tierra o debajo de ella.

Somos nuestro propio refugio, nuestra propia luz y fortaleza. ¡Que la misericordia se reserve para los falsos mesías, los débiles, los condenados, los moralistas, para los que mienten y causan daño, para los impíos! 

¡No escatimemos, estamos por encima de ellos!.

El temor es nuestro más grande adversario, dado que el temor más profundo de muchos es lo que realmente son en su interior, lo sombrío y oculto en las penumbras. ¡No temas a lo que resides en tu interior, obsérvalo, acéptalo, valoralo y ‘transformate en eso’! ¡Sé valiente, sé ilimitado, acepta tu oscuridad!.

 《El auténtico maestro de cada hombre es su yo superior》.

Alan Prado (AMEP 11:11).