El Sendero de los Iluminados: El portador de Energía
Por Alan Prado
Los hombres somos portadores de una energía poderosa, un potencial latente que a menudo nos cuesta reconocer y utilizar en toda su magnitud.
Cada día, nos bombardean con ideas y frases que tienen el potencial de liberarnos y abrir las puertas a una felicidad desbordante. Sin embargo, a menudo las dejamos pasar como si fueran simples murmullo, y aunque en ocasiones las abrazamos, raramente las llevamos a la acción. Nos convencemos de que memorizar un concepto y repetirlo como un mantra equivale a aceptarlo, pero en realidad, eso solo llena nuestro subconsciente de ideas almacenadas en baúles polvorientos.
Cuando escuchamos un consejo que parece familiar, solemos pensar «yo ya lo sabía», mientras nuestra vida sigue atascada en un mar de problemas. En esos momentos, es fácil apuntar con el dedo a otros, acusándolos de proporcionarnos reglas y guiños inútiles, sin darnos cuenta de que el verdadero obstáculo radica en nuestros propios miedos que frenan nuestra capacidad de implementar esos principios. Si le dijera que usted posee habilidades que pueden liberarlo del sufrimiento y transformarlo en una persona profundamente libre, es probable que, como escéptico, dude de mi afirmación, imaginando que hablo de magia. Tal vez incluso reconozca que está al tanto de esos poderes, pero se sienta incapaz de cambiar su vida. La verdad es que los seres humanos somos los más poderosos del universo, y con nuestras habilidades, tenemos la oportunidad de modificar nuestra realidad al instante, como si tuviéramos varitas mágicas, tal como alguna vez creímos en nuestra infancia. Imagina por un momento que el universo se despliega ante ti, impulsado por el deseo de verte vivir en la pura felicidad y libertad que experimentaste el día en que llegaste al mundo. Si tan solo decidieras abrir tu corazón a esta verdad, podrías alcanzar esa paz desde el mismo instante en que tomes la decisión de aceptarlo.
Al hacerlo, te darás cuenta de que hay un sinfín de motivos que alimentan tu felicidad, y poco a poco, notarás cómo ese estado negativo que oscurece tu mente se disipa, permitiéndote disfrutar plenamente de la vida, tal como fue concebida.
Cada acontecimiento en nuestra existencia se presenta como una puerta abierta hacia el crecimiento personal. Si alguien nos ha provocado dolor, podemos apreciar la lección que nos trae, entendiendo que todo lo que entra en nuestros corazones lleva consigo una misión especial: ayudarnos a evolucionar. Nadie en nuestro entorno desea perjudicarnos, y en realidad, el único capaz de lastimarnos somos nosotros mismos. Aceptar esto es un paso fundamental en nuestro camino hacia la sanación. Eres tú quien otorga espacio a resentimientos y odios cuando les permites arraigarse en tu ser. Si alguien ha dejado una huella amarga en tu vida, ¿por qué no reconocer que de esas experiencias pueden surgir valiosas lecciones? No siempre el conocimiento se presenta de manera suave; a menudo, son las dificultades y los golpes severos los que remodelan nuestro interior. Aprender a sentir gratitud y, a partir de ello, ser capaces de perdonar, nos conduce a descubrir nuestro mayor potencial.
Así que, cuando la tristeza ,el rencor y la desesperación intenten atraparte, recuerda que son elecciones que haces al ignorar el inmenso potencial que llevas dentro.
La verdadera felicidad florece en el momento en que abrazas la danza interminable del mundo, reconociendo que cada amanecer importa y cada experiencia es un ladrillo en la construcción de tu ser. Cultiva la gratitud por lo que ya posees, pues, sin duda, es más de lo que te falta. Suelta el rencor y ofrece perdón a quienes jamás lo solicitaron, a aquellos que han olvidado incluso la esencia de esa palabra. Permite que tu amor abarque incluso a quienes consideras indignos, y sorpréndete con la transformación de tu realidad; así, te convertirás en el hombre más afortunado y pleno que exista.
Durante largo tiempo, cada vez que alguien compartía sus sueños y aspiraciones conmigo, mi curiosidad se despertaba y les preguntaba: ¿qué sacrificios estás dispuesto a hacer para transformarlos en realidad? Con el paso del tiempo, comprendí que había formulado la pregunta equivocada… Con total sinceridad,
《¿qué límites no estás dispuesto a cruzar?》
Aun así, existe la oportunidad de alcanzar esa meta que tanto anhelas. Contestar esa pregunta te abrirá las puertas hacia la claridad y desvanecerá las excusas que te frenan. Te asombrará descubrir cuán lejos puedes llegar, incluso con las cosas a las que no estás dispuesto a renunciar.
¡Es hora de aprender a negociar contigo mismo y liberar todo tu potencial!.
Alan Prado (AMEP 11:11).
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