El papa Francisco y la reforma de la Iglesia

La Habana (PL) Antes de finalizar el tercer año de su pontificado, el papa Francisco señaló que el mundo se encontraba al borde del suicidio y vivía una tercera guerra mundial por etapas.
El Obispo de Roma despidió 2015 con un llamado a la paz y la reconciliación entre los pueblos, al tiempo que advirtió sobre los peligros de la indiferencia ante el creciente deterioro ambiental.
Sus mensajes previos a las festividades navideñas estuvieron centrados en la importancia de terminar con «los conflictos que destruyen la humanidad» y en la búsqueda de un modelo de desarrollo justo, inclusivo y sostenible.
El Sumo Pontífice invitó a ateos y creyentes de todas las denominaciones a impulsar una «revolución de la ternura» y consideró necesario transformar la sociedad y la Iglesia.
En ese sentido, prometió continuar con el proceso de reforma de la Santa Sede iniciado en 2013, pese a obstáculos y escándalos aparecidos en el camino.
Desde su nombramiento como Sumo Pontífice en marzo de ese año, el primer papa latinoamericano optó por romper los cánones establecidos, acabar con irregularidades en la dirección católica y acercar la religión a la gente, a los más necesitados.
Su proyección progresista y un tanto distinta a la mostrada durante años por la Curia Romana, le hizo ganar millones de seguidores, pero también detractores y fuertes críticos.
De acuerdo con el presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, monseñor Claudio María Celli, Francisco es consciente del malestar y las tensiones que causa en algunos sectores, pero prefiere «una Iglesia accidentada a una en la que no pasa nada».

PIEDRAS EN EL CAMINO
A finales de octubre de 2015, los servicios informativos del Vaticano se vieron obligados a señalar el carácter infundado de publicaciones sobre el estado de salud del Papa.
Dicha medida fue necesaria debido a que los diarios italianos Il Giorno, La Nazione y Il Resto de Carlino publicaron versiones sobre un supuesto tumor benigno en el cerebro del Sumo Pontífice.
Los rotativos se refirieron a una visita del Obispo de Roma a una clínica de la central región de Toscana para atenderse con el especialista japonés Takanori Fukushima.
La Santa Sede desmintió lo divulgado por la prensa y calificó de irresponsable la difusión de «noticias falsas».
Un comunicado publicado en Lâ€ÖOsservatore Romano señaló que «el momento elegido revela el intento manipulador de la polvareda levantada».
Las supuestas sospechas sobre el tumor cerebral fueron publicadas a pocos días de finalizar el sínodo sobre la familia que reunió a cientos de eclesiásticos de todo el mundo.
Pocas semanas después, la alta dirección de la Iglesia informó el arresto de dos miembros de la Comisión para la reforma de las Estructuras Económico-administrativas de la Santa Sede (Cosea) por la divulgación no autorizada de documentos confidenciales.
Se trataba del sacerdote español Lucio Ángel Vallejo, ex secretario de la Cosea, y la integrante de ese organismo, Francesca Chaouqui, quienes junto al ayudante del clérigo, Nicola Maio, fueron llevados a juicio.
También fueron procesados los periodistas Emiliano Fittipaldi y Gianluigi Nuzzi, autores de dos libros sobre supuestos secretos vinculados a las finanzas del Vaticano.
Vallejo, Maio y Chaouqui se enfrentan a cargos por asociación criminal organizada y por la divulgación de documentos reservados, en tanto Fittipaldi y Nuzzi son juzgados por ejercer presión para obtener dicha información y publicarla.
Tras lo sucedido, la Iglesia aclaró que los datos contenidos en los textos filtrados se obtuvieron como parte de las transformaciones impulsadas por Francisco.
Por su parte, el Obispo de Roma confirmó que él mismo solicitó la realización de ese estudio.   «Mis colaboradores y yo conocíamos bien aquellos documentos y se tomaron medidas que comenzaron a dar frutos, incluso algunos visibles», afirmó.
Ante miles de fieles congregados en la Plaza San Pedro, lamentó la existencia de eclesiásticos «apegados al dinero» y criticó a quienes dejan de lado valores como la honestidad.
No obstante, aseveró que no renunciaría a realizar los cambios prometidos a inicios de su pontificado.
«Quiero asegurarles que este triste hecho no me desvía del trabajo de reforma que llevo adelante con mis colaboradores y con el apoyo de todos ustedes», señaló.
En aquellos momentos, la prensa se centró en los escándalos e irregularidades existentes en Vaticano y olvidó el papel de Francisco en la salida a la luz de los mismos.
Sin embargo, no pocos analistas advirtieron que los sucesos anteriores podrían haber sido promovidos por entes contrarios a sus acciones.
El mexicano Bernardo Barranco, especialista en temas religiosos, señaló que «la Curia quiere que el Papa reine, pero no gobierne la Iglesia».
Francisco se encuentra ante «una poderosa burocracia dispuesta a todo menos a perder sus privilegios, que no repara en desafiar la revolución dulce que él quiere y frena la velocidad de sus reformas», afirmó.
Además, aseguró que Jorge Mario Bergoglio «tiene una losa pesada que cargar, un enemigo interno corrompido y enquistado desde hace décadas».
«Tiene el reto de realizar una inversión no financiera ni de recursos materiales, sino de valores morales, principios evangélicos y de transparencia», añadió.
Barranco consideró que el Papa se enfrenta «a un embate palaciego que no es de ahora. Durante el año han ocurrido incidentes que han pretendido minar su autoridad y estima».
Entre esos ataques menciona la filtración de la encíclica Laudato Si y de una carta firmada por 13 cardenales que se oponían a la forma en que Francisco guiaba el sínodo sobre la familia.
«Reformar la Curia no es sencillo. El Papa enfrenta enormes resistencias. Necesita hacer una limpieza a fondo, sacudir burocracias y principescos privilegios que han derivado en corrupciones seculares, especialmente financieras», apuntó.
Pese a todo ello, el Sumo Pontífice cumplió con una intensa agenda prevista para 2015 que incluyó visitas a unos 11 países, varios de ellos de Latinoamérica.

UN FUTURO SIN GUERRAS
Tras su viaje en julio a Ecuador, Bolivia y Paraguay, el Obispo de Roma llegó el 19 de septiembre a Cuba, donde se reunió con el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, y el presidente Raúl Castro.
Además, ofició misas en La Habana, Holguín y Santiago de Cuba, dialogó con jóvenes y recorrió sitios de interés histórico y patrimonial.
A este país se refirió como un archipiélago que mira hacia todos los caminos, con un valor extraordinario como llave entre el norte y el sur, entre el este y el oeste, y con vocación de punto de encuentro para reunir a todos los pueblos en amistad.
Después de cuatro días en esta nación, Francisco viajó a Estados Unidos, donde fue recibido por el presidente Barack Obama y pronunció un discurso ante la Asamblea General de la ONU.
Las visitas consecutivas a esos dos países tuvieron especial repercusión en medios de prensa, pues el Sumo Pontífice apoyó las conversaciones que llevaron al anuncio bilateral del proceso de normalización de relaciones entre Washington y La Habana.
Dos meses después, el jefe de Estado del Vaticano recorrió Kenia, Uganda y la República Centroafricana, donde abogó por el diálogo interreligioso, el perdón y la paz.
En todas sus intervenciones instó a construir un futuro sin guerras, un mundo pensado para los niños de hoy, basado en el respeto a los derechos y a la igualdad de los hombres.

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