Por Karina Velasco

México ya no es una república como tal si no un campo de exterminio a través de una guerra de bajo impacto contra la ciudadanía que desde el sexenio del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa nos has costado al país más de 294 mil vidas y más de 77 mil 171 mexicanos desaparecidos según datos de la propia Secretaría de Gobernación (SEGOB).

Pero el actual sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador ha superado en muertes violentas a sus antecesores con más de 60 mil homicidios dolosos a solo 20 meses de lo que ya podemos nombrar un absoluto DESGOBIERNO en materia de seguridad o, mejor dicho: UN ESTADO FALLIDO.

Pruebas de que el crimen organizado tiene rebasado al Gobierno Federal, a la Guardia Nacional y a Mandos Estatales sobran en el vivir cotidiano de nuestras calles como sucedió apenas este lunes 8 de febrero en la ciudad de Zapopan, Jalisco donde un comando armado desató el terror a plena luz del día en un restaurante familiar de Avenida Acueducto.

Un hecho muy sonado de cual el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro ha guardado un silencio sepulcral pero la responsabilidad también recae en López Obrador por ser un atentado que se perpetró con armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas que son el 9 mm y el calibre .223 ¿Alguna otra duda de que vivimos en un Estado Fallido, un campo de concentración, en las mismísimas puertas del infierno?

Aquí es palpable que la Guardia Nacional como método de prevención del delito sirve para comer moscas y puede que ni siquiera funcionan (o existan) reuniones en el gabinete de seguridad para cada Estado con las autoridades federales mientras que cada día son asesinadas en promedio 97 personas, cifras aportadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad (SESNPS).

Pero nuestro presidente al igual que la Guardia Nacional también “come moscas” y le ofrece a sus más acérrimos simpatizantes un México de ensueño a través de discursos populistas dignos de la fantasía descrita por el británico, Aldous Huxley en su obra literaria “Un Mundo Feliz”, donde “nadie roba, nadie mata y todos comen” …

A excepción de su oposición política, porque a esos los pinta como el mismísimo “Satanás” (para los creyentes) y autores de todos los males que Andrés Manuel es incapaz de componer.

Pero era de esperar estos pobres resultados por parte del mandatario mexicano que si no fue capaz de usar un cubrebocas para evitar contagiarse de COVID mucho menos es capaz de prevenir los delitos de alto impacto desde su cómoda silla en Palacio Nacional donde se siente el amo y señor del universo.

Los dejo con una reflexión profunda que ustedes deberían poner en marcha para emanciparse del Estado paternalista que partidos como el PRI y ahora MORENA imponen a la sociedad mexicana para tener el control de nuestras riquezas con el fin de engordar las carteras de funcionarios públicos sin vocación de servicio y de lobos vestidos de oveja:

“EN CADA CIUDADANO HAY UN GOBERNANTE”.