por Karina Velasco

La “eterna” búsqueda del abominable Mario Marín el ex gobernador de Puebla acusado de torturar a la periodista Lydia Cacho, ha llegado a su fin.

Este miércoles 3 de febrero la Fiscalía General de la República logró la detención “del gober precioso” tras 14 años de impunidad que cruzó los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto.

Sin embargo, hay un sector de “opinólogos” que meten insidia para minimizar este acto de justicia asegurando que solo se trata de un distractor para no voltear a mirar la salud del presidente.

Mientras que la admirable Lydia Cacho escribía en su cuenta de Twitter un emotivo mensaje:

      “Se vuelven a reunir los cómplices, pero ahora en condiciones

        muy diferentes. Ya no hay fiesta ni lujo, tampoco niñas   

        victimas en manos de los pederastas. No hay brindis ni

        celebración. El periodismo es el camino a la justicia.”

Con esta gran frase de Lydia me quedo para describir la algarabía que todo el país goza por ver tras las rejas a uno de los políticos mas ruines, viles y terribles que han descompuesto el tejido social.

Falta que sus cómplices como el vomitivo Kamel Nacif también sean detenidos, pero más importante resulta terminar por destapar toda la cloaca de pederastas que escalarón los puestos de poder.

Usted como futuro elector debe ser consciente que muchos de los carismáticos suspirantes a la gubernatura, alcaldía o curules no son lo que parecen…

Detrás de sus sonrisas puede haber un historial muy turbio de abuso hacia menores y no esta por demás hacer esta conjetura siendo Quintana Roo la punta del iceberg para el turismo sexual infantil.

Mientras tanto desde la XVI Legislatura continúan sin legislar para la modificación de leyes que castiguen con autentico rigor el abuso, violación y explotación sexual de niñas y niños.

Habrá que preguntarse ¿A que línea de poderosos protegen para mantener el vacío legal en la materia? obstaculizando la prisión preventiva oficiosa contra los presuntos sujetos activos de este ilícito.

Espero que muy pronto la sociedad abra los ojos y no permita que vuelvan a lastimar a los niños y niñas que las logias de enfermos trafican para vender como si fueran carne de ganado.

Suena crudo el párrafo anterior pero así de cruda y mucho peor es la oculta realidad sobre cuatro paredes de lujosas mansiones en la Riviera Maya que ahogan a esas voces pequeñas e inocentes.

Por último, quiero agradecer a la periodista escritora Lydia Cacho por su incansable labor de rescate hacia los menores de edad que sufrieron el infierno en carne viva en las garras de esos monstruos. Lydia es la verdadera heroína de la película.