DICHO SEA DE PASO: SE MUEVE, PERO SIN RUMBO
Hace unos días leí un documento en el que decía: «Cuando más duro cae el hombre, es cuando se enreda en sus propias fanfarronadas». No pude dar con el autor de tan certera sentencia, pero la recuerdo letra por letra al pensar en el fracaso de nuestro presidente.
Y es que este mes de Julio, a tres años de que Enrique Peña Nieto se alzara con el triunfo electoral y a cuatro meses de que cumpla tres años en la presidencia, es quizá el mes en el que el castillo de naipes se ha derrumbado, pues la verdad se impone sobre el falso discurso y la realidad nos despierta del cómodo sueño con el que a muchos logró ilusionar este gobierno federal.
Llegamos a una fecha en la que el gobierno se ha quedado sin discurso, porque si antes faltaba en éste, verdad, ahora ya no tiene ni pretextos.
Tenemos un Estado que está siendo carcomido por la corrupción ante la mirada complaciente de un presidente que carece de autoridad moral, pues carga con sus propios escándalos, en Las Lomas y en Ixtapan de la sal.
Algo curioso le pasa a los funcionarios de esta administración que tienen debilidad por los bienes inmuebles y por las vacaciones, sobre todo si unos los paga grupo HIGA y las otras, son por cuenta de OHL.
La muestra mas clara de que los servidores públicos se han puesto un precio, la podemos ver en la fuga de Joaquín Guzmán Loera, pues sólo con la ilegal colaboración de la autoridad, puede recuperar la libertad un hombre cuya aprehensión se dijo, era clave en la estrategia presidencial de combate al crimen y aunque si bien no es el único factor, el reto de la autoridad es determinar cuál tuvo más peso, o las fallas estructurales del penal y su sistema de vigilancia y reacción, o la corrupción reinante en este sexenio y hasta qué niveles llegó una posible complicidad.
Quizá dentro de todo exista algo más grave que la evasión de Guzmán Loera y es la muestra de que en el área de seguridad, el Estado está podrido. La constante agresión a civiles, delincuentes o no, por parte de las fuerzas armadas del país, en franca contravención a los más elementales derechos humanos, es muestra de un ejército que carece de un verdadero mando, pues su comandante supremo carece a su vez, de una estrategia contundente que implique el regreso de las tropas a sus cuarteles, al tiempo de un establecimiento de cuerpos policiales honestos y eficientes, que combatan al crimen desde una óptica civil, profesional y de acuerdo al marco legal.
Es el momento de propuestas serias y responsables para el ejercicio del gobierno que Peña Nieto tiene a su mando. Es hora de romper el perverso vinculo que se ha creado por el dinero que el delincuente le entrega a quien se debería encargar de perseguirlo.
La denuncia y la irritación de la sociedad, por los abusos de las fuerzas armadas, son válidos y de ninguna manera buscan manchar el esfuerzo del Ejército, como lo aduce el primer mandatario. El esfuerzo del Ejército Mexicano se mancha, cuando es por su trabajo que se detiene a un delincuente y es por la corrupción del gobierno, que ese delincuente se fuga.
El enojo de la ciudadanía surge, por la continua repetición de hechos aislados, como Tlatlaya, Tanhuato, Apatzingan, Zacatecas y Ostula, municipio de Aquila, Michoacán. No podemos callar, porque si ver el cuerpo de un niño con una bala entre los ojos no nos mueve, es que los muertos somos nosotros.
La estrategia de seguridad del presidente es un lamentable fracaso y su promesa de contener la sangre es otra promesa incumplida, una de tantas que hasta frente a un notario se firmaron y que hoy nadie menciona, porque se niegan a reconocer que fueron una tomada de pelo. La firma del presidente, vale menos que el papel en que la puso.
Vivimos una época en que los mexicanos debemos de estar cuidándonos siempre, no sólo de los delincuentes, sino de quienes dicen que están para perseguirlos. Muestra clara del fracaso de un gobierno que, por el lado que se le vea, nos queda mucho a deber.
La gran apuesta del ejecutivo federal, la reforma energética, lejos de dar muestras de una nueva visión del Estado, en su primera prueba, con la fase 1, de la ronda 1 de licitaciones de campos petroleros, entró con miedo a esta forma de producción, pues se ofrecieron campos que no fueron tan atractivos, en un momento de tanta volatilidad de los mercados, que no permitieron un mayor interés de las grandes empresas.
El fracaso de la primera licitación petrolera en los últimos cincuenta años, no sólo es atribuible a factores internacionales. Si bien es cierto que no es lo mismo el entrar a estos procesos con el petróleo a 100 dólares por barril, que a 50 y bajando, tuvo el gran obstáculo de la estrategia fiscal del gobierno federal, que sigue mostrando un profundo afán recaudatorio. Las tasas de utilidad operativa para el Estado fueron muy altas y sumadas a las regalías e impuestos, arrojaron un número que terminó por alejar al inversionista y derivaron en que sólo se asignaran 2 de los catorce campos licitados y que, para vergüenza de esos que decían, que con la reforma energética llegarían miles de millones de dólares de inversión, sólo se espera que el consorcio al que se asignaron ambos campos, invierta unos 150 millones de dólares.
Tropiezo tras tropiezo, las políticas del gobierno presentan su resultado más vergonzoso. Los reportes oficiales sobre el número de pobres en este país, dan cuenta del fracaso de los programas del ejecutivo en materia de desarrollo social.
Fruto de estrategias mal diseñadas, el gobierno de la República ha generado dos millones de pobres para llegar al preocupante número de 55.3 millones de mexicanos en esa condición, según datos del CONEVAL, pero según un análisis de Julio Boltvinik y Araceli Damián, investigadores serios que analizan un mayor número de indicadores, podrían ser mas de 100 millones de mexicanos.
Los datos oficiales nos muestran que los mexicanos sin acceso a alimentación aumentaron en 2.3 millones, para llegar a los 28 millones de personas y si bien hubo una disminución de personas que no tenían acceso a servicios educativos y de salud, no se puede pasar por alto que la calidad de estos servicios es mala, pues hay escuelas sin maestros ni pizarrones, así como clínicas, sin médicos ni medicinas.
Es preocupante que 68.3 millones de mexicanos se encuentren por debajo de la línea de bienestar, que no es otra cosa que la posibilidad de acceder a la canasta básica alimentaria y la no alimentaria, y que se estima en 2,542.13 pesos para la zona urbana y 1,614.00 pesos en la zona rural.
Indignante es que 24.6 millones de connacionales, se encuentren por debajo, incluso, de la línea de bienestar mínimo, que es el acceso sólo a la canasta básica alimentaria, estimada en 1,242.61 pesos, para las zonas urbanas mientras que para la zona rural se estima en 868.25 pesos.
La pobreza extrema se redujo, en 2 años, en 100 mil personas, pero a la pobreza en general, ingresaron 2.1 millones de mexicanos.
El gobierno federal presume la disminución de la pobreza en Guerrero, recordando que ahí se lanzó la cruzada contra el hambre, pero no se detiene en los casos del Estado de México, Veracruz, y Chiapas, estados gobernados por el PRI y su aliado, donde el número de pobres aumentó, en las tres entidades a casi 17 millones de mexicanos.
En Chiapas la situación es tan grave que, mientras el gobernador cortejaba a una mala cantante, el 76.2% de la población de su estado se volvía o se mantenía pobre y casi la mitad de este porcentaje, está en pobreza extrema. En tanto el Estado de México deja claro que es una entidad que produce pobres… en Grande; mas de 900 mil en sólo dos años.
La desaparición de la clase media, es atribuible, en gran medida, a una tóxica reforma fiscal, que desincentiva la economía y le quita dinero al que trabaja, para destinarlo a programas gubernamentales que han hecho patente su inutilidad. La mejor receta para erradicar la pobreza, es permitir que el pobre busque su superación en una economía que funcione y que crezca, en lugar de sólo estar dándole dádivas.
Es necesario mejorar el ingreso de los mexicanos, fomentando un aumento en su productividad. El poder adquisitivo está tan mermado, que el costo real de la canasta básica, equivale a 7 salarios mínimos.
Es necesario que el gobierno cambie el régimen fiscal, pues se ha exprimido de más al sector formal, sin ampliar la base de contribuyentes. Es incongruente que la recaudación sea record, cuando 58.11% de la población ocupada, vive en la informalidad.
En el libro «Alicia en el país de las maravillas» de Lewis Carroll, Alicia le pregunta al Gato «¿Quieres decirme, por favor, que camino debo tomar para salir de aquí? Eso depende mucho de a dónde quieres ir- respondió el Gato. Poco me preocupa a donde ir- dijo Alicia. Entonces poco importa el camino que tomes- Replicó el Gato».
El presidente debe de replantear sus objetivos, y entonces definir las rutas. Abandonar el papel de gran fanfarrón, pues sólo puede avergonzarse del fracaso. Si no define a donde quiere ir, poco importarán los pasos que dé y seguirá encabezando un gobierno que se mueve, sin rumbo y sin idea.
Síganme en Twitter: @niniodeoro
Deja un comentario