Dicho sea de paso: El sueño y la mentira

​ Nicolás Maquiavelo, un verdadero analista de la conducta y la condición humana, afirmaba que «los hombres son tan simples, y se someten hasta tal punto a las necesidades presentes, que quien engaña encontrará siempre quien se deje engañar».

Me parece que en la realidad nacional, con una sociedad que está interesada, más que en vivir, en sobrevivir, la situación se presta para que, dando la razón al autor de El Príncipe, un gobierno decidido a mentir, encuentre en una gran parte del pueblo a quien quiera dejarse engañar.

La gestión del presidente Peña Nieto, sin embargo, ha alcanzado un punto en el que la mentira se desvanece, pues la realidad se impone por su propio peso.

El presidente se hunde en el fracaso y con él se hunde también la esperanza de un México mejor. Fracasa el presidente por el fracaso de su proyecto y por el fracaso de su equipo.

En lo económico, en lo político, en lo administrativo y en lo social el saldo de este sexenio es negativo y este mes de julio parece ser el mes de las evidencias.

La fuga de Joaquín Guzmán Loera es un golpe en la frente del sexenio de Enrique Peña Nieto, que no sólo deja una gran herida, sino que propicia que se reabran otras.

«El Chapo» no es un delincuente común y su fuga no es una fuga menor porque Guzmán Loera representó el máximo logro en materia de combate a la delincuencia en lo que va del sexenio. Su evasión de presidio nos lleva a concluir que, aún en la cárcel, no dejó de tener pleno control de su organización delictiva y que tuvo la capacidad y, sobre todo la posibilidad de encontrarles el precio a los funcionarios indicados del sistema penitenciario federal.

La fuga del capo deja claro que él que nos dijo que pensaba domar la condición humana es exhibido como un pelele por esos subordinados suyos que, con preocupante simpleza, le pusieron precio a su dignidad y a su lealtad para con el país. No se puede dudar que alguien puso en manos del crimen los planos del penal del Altiplano, como tampoco se puede dudar que sólo con la complicidad de la autoridad se pudo construir un túnel con extraordinaria precisión y sin que nadie se diera cuenta.

La corrupción parece ser el sello de este sexenio y no se ve a alguien que la pueda detener. Patrick Radden Keefe, un reportero del The New Yorker lo dijo con una espeluznante claridad: Si un hombre como ese puede comprar su libertad en el México de hoy, entonces no hay nada que no esté a la venta en ese país».

Con este hecho se reabre también el debate acerca de los verdaderos logros de la estrategia anticrimen del Ejecutivo porque la gestión de Peña Nieto arroja más de 40,000 muertos en menos de la mitad del periodo y se caracteriza no por la detención de un elevado número de cabecillas, sino porque estas detenciones han sido inútiles para frenar o disminuir la actividad delictiva: donde se detiene un capo, de inmediato surgen dos para disputarse el territorio. Donde se diezma a un cártel, al rato llega otro a apoderarse del terreno.

La estrategia ha fallado, y el espanto de la violencia se convierte en horror por el reinado de la impunidad. Los hechos son síntomas de un ejecutivo que naufraga porque no se ha atrevido a ser gobierno.

Sus pilares están tocados. La actitud de Miguel Ángel Osorio Chong desconcierta, pues nos muestra la cara de un secretario que no quiere renunciar, pero que, si se queda, no tiene idea de qué hacer.

Por el lado de los resultados de la administración el saldo es aún más rojo: los datos que arrojó la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), 2014 hogares deja claro que este gobierno lo integran los que no saben y los que no pueden.

El muestreo, que indica la evolución de los ingresos de los mexicanos en el bienio 2013-2014, nos presenta resultados que son responsabilidad exclusiva del gobierno de Peña Nieto.

En los dos primeros años del sexenio actual la brecha de la desigualdad se ha ido acrecentando. El decil primero de los resultados, en el que se ubican los hogares con el ingreso más bajo del país, sólo obtuvo el 1.9% del ingreso total; mientras que el decil 10, en el que se encuentran los hogares con el ingreso más alto, concentró el 35.4% de los ingresos corrientes totales.

En general el ingreso de los hogares disminuyó un 3.5% en promedio, lo que nos muestra que las políticas del presidente no han dado mejores condiciones económicas a los ciudadanos.

Si bien los hogares con ingresos más bajos fueron los únicos que vieron aumentar su ingreso, el incremento es de sólo 2.1%, lo que representa en sí una caída, pues en los últimos dos años del sexenio de Felipe Calderón, estos aumentaron 5.5%. Cabe señalar que en el periodo medido por la ENIGH el factor que marcó el alza en ingreso en el decir más bajo fue gracias a los programas asistenciales del gobierno federal.

El gobierno de Peña fracasa porque no lucha por erradicar la pobreza, sino que se concentra en administrarla.

La mala política del gobierno es la que se ve evidenciada por los datos de esta encuesta que reporta también el gasto de los hogares. Los datos evidencian que los mexicanos han disminuido su gasto en 5.1%, esa es la verdadera razón de que la inflación haya caído y no se aprecien presiones por el aumento del dólar, porque si la gente compra menos, los vendedores no pueden aumentar sus precios, pues corren el riesgo de perder incluso sus escasas ventas. Veremos, el próximo jueves 23 de julio, los datos que presente el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), respecto a las cifras de pobreza y que surgen también a partir de la ENIGH 2014.

Para muestra, el dato de la inflación del mes de junio de 2015 que nos indica que, aunque la inflación fue sólo 2.87%, en costo de frutas y verduras aumentó 9.88% y los productos pecuarios se incrementaron en 6.58%; a la gente le preocupa comer y en los alimentos la inflación si ha sido elevada.

Los números son la muestra de un fracaso más en el sexenio. El otro pilar del gobierno de Peña Nieto, Luis Videgaray, no ha dado resultados en el ámbito económico. Se desvanece ahora el espejismo creado antes de la elección de junio.

La actividad industrial deja ese crecimiento mediocre de marzo con su 1.5% y abril con 1.1%. En mayo creció una tasa de 0.0%, con respecto al año anterior.

La tasa de desempleo de abril, que se ubicaba en 4.3%, para mayo invirtió la tendencia y se situó en 4.4%. Una décima que significa que miles de mexicanos no pudieron llevar el pan a su casa.

La situación se agrava por la tremenda desigualdad. La brecha entre ricos y pobres va ensanchándose y no sólo en ingresos, sino en oportunidades. Mientras el que más tiene puede acceder a oportunidades de superación, el pobre recibe los servicios mínimos y con tan mala calidad, que sólo lo condenan a seguir viviendo en la pobreza.

El riesgo político surge en el descontento social. MORENA y su falso mesías, Andrés Manuel López Obrador, serán la opción del pobre que busque un cambio, pues va sembrando esa idea que con simpática rima pregonaba el escritor argentino, Arturo Jauretche:
«Hasta que un día el paisano acabe con este infierno
Y haciendo suyo el gobierno,
Con sólo esta ley se rija:
O es pa’ todos la cobija
O es pa’ todos el invierno».
El presidente debe luchar contra la corrupción para poder vencer a la desigualdad; en un país con sobrepeso, lo único que no se ve es el peso de la ley.

La gestión de Peña Nieto se marca por la corrupción, el exceso y la desigualdad. Bien valdría preguntarnos, ¿qué pasó en 2012?, ¿es que ellos nos vendieron un sueño, o los mexicanos, al momento de votar, les compramos una mentira?

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