*¡Saludamos a las Damas!
*¿La Gaviota o la Dueña?
Por Rafael Loret de Mola

Hoy es el día sin mujeres. Una jornada que, al paso del tiempo, será recordada como una efeméride: el tiempo en el que las mujeres, cansadas de agravios, decidieron optar por el silencio y los brazos en descanso para hacer vibrar su protesta. Enhorabuena, a través de los últimos lustros, o mejor dicho sexenios que no son lo mismo –un año más-, miles de manifestaciones, por todo el país han clamado por un cambio de sistema y sus voces han caído en el vacío.

Pero, sin duda, de alguna manera los precedentes han servido. ¡Cómo trataron de infamarme los hijos del establishment cuando llegué con una cacerola a la entonces residencia oficial de Los Pinos, el 14 de octubre de 2014! Incluso no pocos de quienes ahora apoyan el paro nacional de las mujeres –a los que deberíamos sumarnos los varones siquiera para contar la historia-, rechazaron aquella proclama bajo el fútil pretexto de que se dejaría de producir y el país lo pudiera resentir.

No acudieron muchos a acompañarme; sólo algunos jóvenes valientes y también adultos cansados del peñismo inútil, represor y ladrón, a quien el actual mandatario no se atreve a consignar denunciándolo, primero, ante la “autónoma” Fiscalía General, encabezada por Alejandro Gertz Manero, quien no necesita convertirse en un simulador para sobrevivir económicamente. Fuimos, sí, con cacerolas para provocar un ruido estridente y éste sí se hizo escuchar. En Mérida, solo un ciudadano viril tuvo los arrestos para pararse frente al Palacio de Gobierno y hacer sonar la olla limpia de su casa. Pero con eso tuvo peña nieto para salir de Los Pinos en un helicóptero temiendo que se rompieran los llamados “cordones de seguridad” que impidieron llegar a las afueras de la residencia presidencial a cientos de simpatizantes. Luego vinieron las peores y soeces descalificaciones.

Cuando me preguntan qué hice durante las administraciones anteriores me hace mucha gracia. ¿Dónde demonios estaban cuando convoqué al paro de 2014? ¿Refugiados en sus propios temores o listos a agredir, a través de las redes sociales anónimas, a quienes sí dimos la cara en aquella hora ominosa a unas semanas después del drama de Ayotzinapa que encendió el fragor mundial contra enriquito? Qué cada quien se ponga en su lugar.
Hoy es el turno de las mujeres valientes, n las que buscan refugio para su cobardía repitiendo las consignas de la 4T, las mismas de siempre: sin trabajo se perderán 26 mil millones de pesos. ¿Por solo un día para voltear la tortilla? ¿Y cuánto se perdió en 2006 con el inolvidable plantón desde Reforma hasta el Zócalo? Esto es, sólo si AMLO abandera una causa es digna; las demás, según su pobre criterio, no.

Vaya presidencia mentirosa la actual. Qué hipocresía y cuánto temor al pueblo que no controla y que es ya mayoritario sumados la casi mitad de los votantes que optaron por otras alternativas en 2018, los 30 millones que se abstuvieron y los decepcionados que escogimos a Andrés y ahora sentimos que nos revolcamos en su propio lodo.
En fin, ¡bravo por las mujeres de México!

La Anécdota

Dejó “La Gaviota” su nicho en Los Pinos, envuelta en el escándalo y arribó al Palacio Nacional una nueva versión de “La Dueña”, Beatriz Gutiérrez Müller, quien no quiere ser primera dama porque no necesita el título. Es ellas quien escribe los libros de su marido y le dicta lecciones de historia aunque el mandatario, cansado entre sábanas, no asimila la sabiduría de su consorte y ya ha dicho que Carmelita Romero Rubio fue la esposa de su admirado Benemérito Juárez –para quien no lo sepa la señora en cuestión fue una de la dos mujeres de Porfirio Díaz y la consorte del inmenso Don Benito fue Margarita Maza Parada-.

En fin, Beatriz apoyó a las damas en principio, estimulado el paro, y luego reviró lastimosamente al influjo de los intereses políticos, los de su consorte. Fue el primer gran traspié de la señora que vive con el presidente y fue pareja, hace años, de Alfonso Ramírez Cuéllar que intenta arrebatarle la presidencia de la desquiciada MORENA a Yeidckol Polevnsky Gurwitz. Hilen con cuidado y encontrarán una farsa digna de Moliere.

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