Desafío por Rafael Loret de Mola

*Cuando Llegue la Hora

*La Democracia a Prueba

*Sufragio por Decepción

Desde hace ya muchas jornadas electorales, trato de olvidarme de las siglas y me fijo en los candidatos. Algunos de éstos son productos de la sinceridad aun cuando renunciaran a su partido original sin aceptar imposiciones banales; otros, son efectos del oportunismo ruin y figuran en las papeletas con el único propósito de hacer negocios a la sombra del poder o ampliarlos; unos más, en fin, representan a sus respetivos padrinos, compadres o patrones y se dejan llevar por éstos aun cuando recorren así la senda de la ignominia. Y entre todos ellos, a veces, muy rara vez, destacan los líderes naturales que exigen modificar las cosas y en ocasiones ¡hasta cumplen!

Cuando me acerco a las urnas por ello me olvido de las historias partidistas –porque ninguna de ellas es convincente per se-, y tomo muy en cuenta cuanto sé de los protagonistas. En no pocas ocasiones me han reprochado que ventile conductas y ramificaciones familiares porque, dicen, debe respetarse el ámbito privado. Replico que eso está muy bien siempre y cuando tales actitudes y complacencias gregarias no tengan consecuencias en la vida pública. Ni modo, por ejemplo, que no hablemos de Luisa María Calderón Hinojosa, quien fue precandidata panista al gobierno de Michoacán bajo la férula de su hermano menor, felipe, precisamente por la condición familiar –y privada entonces- con un contubernio evidente con el poder presidencial. Y luego nos hablan de cómo comenzaron las tendencias hacia la ingobernabilidad.

Además, ¿cómo valorar a las mujeres y hombres públicos, a todos los postulantes a puestos de elección popular, si no somos capaces de escudriñar sus comportamientos alejados de las candilejas y al calor de los hogares, tantas veces mancillados por el abandono y la insolencia de quienes se perciben superiores? Porque ni modo que ignoremos los orígenes de la prepotencia, tan dañina en las funciones gubernamentales porque se aleja de cualquier concepto sobre la democracia integrante y se deja guiar por los aviesos autoritarismos cuyos derroteros asfixian libertades y justicia. De esta premisa nace, por supuesto, la preocupación sobre la mediocridad rampante que parece haberse adueñado de los puestos claves del gobierno.

No hace mucho, pregunté a Manlio Fabio Beltrones, el de mayor experiencia y más larga carrera entre los aspirantes presidenciales, desde cuándo consideraba que los mejores mexicanos no accedían a los puestos públicos relevantes… y me lanzó un ¡uy!, muy pero muy largo como respuesta; esto es, confirmando la teoría de que las cuestiones oficiales son despreciadas por aquellos cuyo objetivo, tras prepararse con excelencia, es el de obtener fortunas tan rápidamente como los grandes “capos” del narcotráfico pero sin comprometerse ni ser fiscalizados excesivamente. Una ventaja a tomarse en cuenta dentro de una estructura en donde cuando se combate a la impunidad, en pocas ocasiones cabe agregar, se habla automáticamente de “venganzas políticas” en una franca, deplorable, descomposición conceptual. En Chiapas, en Baja California Sur, y en casi todas las entidades del país bien saben de ello.

Ojalá que a los mexicanos nos deje de temblar la mano cuando suscribimos nuestro voto. Y ello sólo será posible cuando, al llegar a las mesas respectivas y ante las urnas “transparentes” tengamos suficiente información sobre quienes pretenden ganar nuestra voluntad política.

Debate

En algunas naciones con antigua tradición democrática, los comicios sólo son válidos cuando la afluencia corresponde, cuando menos, a la mitad del padrón. Y tiene bastante sentido: no puede legitimarse quien, de hecho, no sólo es rechazado por quienes votaron contra él sino igualmente por cuantos no se interesaron en avalarlo acaso porque sus dudas fueron mayores. El abstencionismo, visto otrora como un mal reprochable, es en la perspectiva actual también una actitud política válida cuando los partidos y sus abanderados, todos ellos, no son convincentes o estiman ser tan solo, como dijeron sus colaboradores de felipe calderón en 2006, “el menos malo” para resultar “el peor de todos”.

Lamentablemente, cada año que pasa crece la desconfianza en los actores políticos relevantes, nunca como ahora sucede con peña nieto, porq

ue basta rascar un poquito para que aparezca sobre la superficie cutánea toda la podredumbre de una formación avalada por padrinazgos, repito, y compadrazgos que en nada coinciden con las capacidades, la cultura y la formación nacionalista. Quizá por ello estamos tan llenos de técnicos en el gobierno y tan faltos de personajes con verdadero sentido de patria, entendida como un mosaico plural unido por las convicciones republicanas.

También lo anterior debiera ser un elemento para el análisis de los abanderados políticos incapaces de reconocer errores y pecados cuando se presentan como un dechado de virtudes siempre. En lo personal, consideré muy afortunado, cuando reuní información para mi obra “2012: La Sucesión” –Océano, 2010-, editada en mayo del año mencionado –esto es más un año antes de que los imitadores hicieran otro tanto, como esperaba, si bien agradezco las citas oportunas sobre lo divulgado en mi obra-, que algunos postulantes reconocieran algunos de sus más espectaculares tropiezos:

1.- Fernando Gómez Mont, entonces en funciones de secretario de gobernación, aseguró ser un alcohólico en tratamiento lo que le impedía aspiraciones mayores por un elemental sentido de responsabilidad.

2.- Los ex colaboradores de Andrés Manuel López Obrador, exaltador de sus propias sus virtudes, no evadieron hablar de sus defectos –con la arrogancia en primer lugar-, para explicar la pérdida sustantiva de su capital político.

3.- Enrique Peña Nieto, antes de pensar en los esponsales con Angélica Rivera, aceptó que había tenido dos hijos fuera de matrimonio –del primero, con Mónica Pretelini-: uno murió de cáncer y el otro vive.

Con ello no fueron menos; al contrario: exhibieron que pueden enfrentar su pasado –y sus pecados- sin merma de sus capacidades. Pero de poco sirvió todo ello si la expiación mayor no se dio ante las urnas sometidas las voluntades al blanqueo descarado de dinero.

La Anécdota

Cuando, en 1970, estrené ciudadanía –a los felices dieciocho años-, tuve igualmente la suerte de ser funcionario de casilla. Y me sorprendió que, entre los votos, mayoritariamente priístas entonces en Yucatán, hubo algunos signados en pro de personajes como Cantinflas o el entonces ya extinto Pedro Infante. Hubo uno en particular a favor de Rin-tin-tín, el perro célebre en la serie sobre la Montada norteamericana.

Un sabio viejo de la política, me comentó al respecto:

–Puede ser que quienes votan así sean más pensantes que cuantos se dejan llevar por los decibeles de la campaña. Por eso hay que tomarlos en cuenta.

Y ya pasaron más de cuatro décadas.

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Web: www.rafael-loretdemola.mx

E-Mail: loretdemola-rafael@yahoo.com

LA DEMOCRACIA NO SE AGOTA AL PIE DE CASILLAS. ES ALLÍ DONDE COMIENZA. LO MÁS TRASCENDENTE ES QUE LA CIUDADANÍA, EN SU CONJUNTO, NO DEJE DE SEÑALAR EL RUMBO. LA PEOR TRAGEDIA DE peña nieto HA SIDO NO ENTENDER ESTE PRINCIPIO BÁSICO, INELUDIBLE. POR DESGRACIA, SUS RASTREROS COLABORADORES NO SE ATREVEN A INSINUARLE QUE SE EQUIVOCA…PORQUE ELLOS MISMOS SE PONDRÍAN EN PREDICAMENTO. CUANDO MENOS, MERECEMOS UN SIGNO DE BUENA VOLUNTAD: UNA TRANASFORMACIÓN ESTRUCTURAL DEL GABINETE PARA CUMPLIR LOS DESIGNIOS DEL GRAN MANDANTE, EL COLECTIVO, SIN AFANES SECTARIOS O FACCIOSOS QUE CONVERGEN AL AUTORITARISMO Y A LA DICTADURA. CLARO, TODO ELLO SI PRETENDE SALVAR LA HISTORIA… POR AHORA MUY A CONTRACORRIENTE.

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