Desafío: Pobres sin Líderes
*Pobres sin Líderes
*¿Qué es Democracia?
*Xenofobia al Revés
Son, los asalariados mexicanos, los más pobres del continente latinoamericano; y es obvio que el estigma se extiende hacia el norte en donde las asimetrías económicas hicieron reflexionar, varias veces, al ex mandatario carlos salinas de gortari acerca de si convenía o no un Tratado de Libre Comercio con las potencias norteñas; fue en un año infortunado para cualquier otro proyecto, 1989, esto es al romperse en definitiva la cortina de hierro, viniéndose abajo el ignominioso Muro de Berlín además de la desintegración de la otrora muy poderosa Unión Soviética. Pero, claro, salinas quería ganar la legitimidad que no obtuvo en las urnas a costa de hacernos sentir, demagógica y falsamente, parte de los poderosos y no de quienes, desde el centro hasta Sudamérica, observaban a nuestro país como un “hermano mayor”.
Alguna vez, una amiga venezolana me dijo: “algún día, los mexicanos se darán cuenta de que debieron mirar hacia el sur”. Pues ya llegamos a este punto de no retorno en el cual, perdido el liderazgo latinoamericano, resultamos no la cola del ratón sino sus últimas hebras. Nos ven no como un patrio trasero, el calificativo que le costó la carrera diplomática a Adolfo Aguilar Zínser –quien semanas después perdería la vida en una carambola regresando de Tepoztlán y en la autopista entre Cuernavaca y el Distrito Federal, sinuosa pero muy conocida por él-, sino como un trastero en donde es viable, además, arrojar cuantas substancias tóxicas deseen mientras se esmeran en acelerar la cacería de seres humanos –miles de niños entre ellos-, en los lindes entre sendas naciones.
De esto, por supuesto, no se ocupan quienes se llaman “liberadores de animales”, como el deleznable argentino Leonardo Anselmi quien presume en su página de Facebook por ser quien “abolió las corridas de toros en Cataluña” antes de irse a comer un gran bife en Las Ramblas de Barcelona. Pero aquí, cohibidos siempre ante los extranjeros –una atávica y prejuiciosa actitud que los foráneos asumen como candidez-, escuchamos a estos personajes y les seguimos el juego pretendiendo que así nos modernizamos cuando, muchas veces, es todo lo contrario. ¿Circo sin animales? Los propios irracionales que se quedarán sin cobijo y sin chamba -¿es inmoral que trabajen cuando lo hacemos los seres humanos y no me digan que por voluntad propia?-, de poder hablar, se enfrentarían a los cursis que dicen defenderlos. Por favor. No por un oso al que le extrajeron la mandíbula en una carpa de Dzizantún, Yucatán, vamos a generalizar porque si a esas vamos, deberían colocarse tras las rejas a todos los juniors de este país por el supuesto de que podrían estar en conversaciones con los grandes “capos” del narcotráfico.
Hace unos días, por invitación especial, asistí a las conmemoraciones del día de los trabajadores de limpieza del Distrito Federal, nobles de conciencia y útiles siempre, y fue evidente que las autoridades deseaban anunciarles que, a partir de enero, incrementarían sus salarios. El silencio fue sepulcral en un instante en el que la algarabía bajó de decibeles para dar paso a la angustia, o al recuerdo de esta, aterrizando en la dolorosa realidad: sencillamente la ausencia de verdaderos satisfactores que devuelvan las esperanzas a cuantos viven al día, de sus ingresos cotidianos, muy modestos, en una caída abismal, permanente, mientras los grandes especuladores acrecientan sus fortunas y se sitúan en los primeros sitios del semanario Forbes.
Para prevenir los muy posibles desencuentros con la clase trabajadora, algunos informadores comprometidos han lanzado la idea de que aumentar, por ejemplo, los salarios mínimos –en la ciudad de México fluctúan en sesenta y siete pesos por cada jornada si bien sabemos que muchas otras ocupaciones, como el servicio doméstico, se tasan muy por debajo-, sería “un error” porque ello produciría una inflación incontenible como ha sucedido en otras ocasiones; y, con la misma, proponen amortizar los costos de la gasolina –una promesa que se ha hecho vieja-, y de las materias primas para así estimular el poder de compra. Esto es: que los obreros sigan en lo suyo, laborando por migajas y centavos, mientras los dueños de las fuentes de empleos examinan cómo reducir uno o dos por ciento el valor de sus productos finales con la demagógica actitud que los ha caracterizado desde siempre. Una hipótesis, por tanto, bastante desvergonzada.
Si, en este momento, estamos situados en el último sitio entre las naciones latinoamericanas en materia salarial, ello no puede ser resultado de una política en la que se hubiese privilegiado a uno de los sustentos de nuestra República: la justicia social. Me temo que la línea ha ido en sentido contrario: poco a poco se han perdido privilegios, conquistas, estímulos que, de alguna forma, parecían compensatorios por las enormes distancias establecidas entre los dueños del capital y cuantos lo generaban de verdad. No cabe aplicar la sentencia zapatista entre los financieros utilizando un eufemismo: “el dinero es de quien lo trabaja”; de ser así, los dueños y señores de los grandes consorcios saldrían huyendo como los mafiosos en cuanto son descubiertos. ¿Lo son?
Sin paliativos, razonablemente, hemos descendido de manera por demás dramática en la escala económica, incluso más debajo de países como Argentina, a punto de quiebra por la deformante actuación de Cristinita Fernández viuda de Kirchner –uso el diminutivo para no perder la secuela matriarcal de los gauchos: Evita, Isabelita…-, ello se debe, sin que le demos mucha vuelta, a un evidencia incontrovertible: nuestros gobiernos y nuestros administradores, sobre todo, lo han hecho bastante peor. Y de este punto al colapso sólo hay un pequeño paso devastador.
Es interesante apuntar que la cuestión salarial asfixiante ha traído consigo, cuando menos, un punto positivo notable: la caída del nefasto cacique petrolero, Carlos Romero Deschamps, quien quedó crucificado por sirios y troyanos, esto es por sus aliados en el gobierno y por los miembros de un sindicato siempre altanero y poderoso hasta que cayó sobre el mismo la reforma energética peñista y acabó con el régimen de pensiones –una de las conquistas que se decía eran irreversibles-, y con las expectativas de ganar más por los trabajos de alto riesgo como el realizado en las plataformas a mar abierto. No era factible para el dirigente ni siquiera dar la cara… a menos, claro, que al ponerse del lado de los obreros fuera motivo de persecución gubernamental hasta terminar en una crujía como la antes poderosísima “guía moral de los educadores”, Elba Esther Gordillo Morales.
Sólo falta escuchar a los farsantes y panegíricos de la administración federal actual, alegar que contrayendo los ingresos del gremio se finiquitó al cacicazgo; sería una monumental hipocresía cuando bien sabemos el destino que se ha labrado para PEMEX en su etapa de privatización y desmantelamiento. Y esto lo sabe, por supuesto, hasta el señor peña nieto quien, posiblemente, caiga en el cuento de que al fin se ha librado de otro fantasma socarrón. ¿Y los trabajadores? Con o sin Romero, quien se hizo millonario a sus costillas, permanecerán en una situación deplorable y a la baja, para colmo, con muchos de ellos condenados a la desocupación… como en el caso de los electricistas, transportistas y hasta obreros de la construcción que, por supuesto, presenta niveles ínfimos.
¿No sería razonable que el gobierno de la República, por una vez, vibrara con el espíritu de Juárez, se sometiera a la austera medianía sugerida por el Benemérito y elevara los ingresos de los trabajadores, en todos los niveles, para detener el flagelo de la explotación y detener las ondas expansivas del rencor social?¿O se trata, de plano, de enfurecer a las masas para que, sin control, derroten por completo a los farsantes al reclamar justicia elemental?
Sería quizá mucho pedir a un régimen entreguista, miserable en cuanto a los más necesitados y soberbio por cuanto no escucha, a tiempo, las voces de millones de mexicanos cansados de especulaciones a favor de la elite empresarial gobernante, al lado de las mafias claro, en plena época de incertidumbre y desesperanza. Ojo, señor peña nieto: ésta es una enfermedad de mayor alcance que la que usted padece en su propio organismo. No soy médico pero si advierto lo que vendrá.
Debate
Ya va siendo hora, porque parece que se nos ha olvidado, de explicar cómo funciona la democracia. No es ésta consecuencia sólo de la emisión de sufragios sino permanente ejercicio soberano por parte de la sociedad en conjunto, de acuerdo a lo establecido en la Constitución. La definición clásica explica que es “el gobierno del y para el pueblo”. La realidad nos dice que se constituye de acuerdo a los arreglos soterrados entre las dirigencias partidista separadas, desde hace tiempo ya, de sus representados, todos nosotros. Vive la democracia, aseguran, cuando se reúnen los líderes y deciden por cada uno de nosotros, sin consulta alguna, imponiéndonos cartabones y extendiendo las prohibiciones hacia donde les plazca, lo mismo si se trata de circos con animales –odiados por los besadores de perros incapaces de entender la función de los irracionales en la escala zootécnica-, cuando francamente me temo que pocos se atreverían a “adoptar” a una fiera, un elefante o un camello, que contra las corridas de toros, de moda por los afanes anglosajones –de los comedores de albóndigas aplastadas; temo decir que yo también he caído en esta vergüenza del “fast food” a falta de ingresos para ir a comer como gente “decente” si bien me conformo con un plato de quesadillas-, sin que los modernos “torquemadas”, cual si se tratara de la que fue llamada “Santa Inquisición”, tuvieran derecho a condenarnos a las hogueras a cuantos conocemos la historia del toreo y su importancia artística durante varios siglos.
¿Sabrán los estúpidos legisladores que se creen con el derecho divino de restarnos nuestros derechos que el cura Hidalgo criaba toros de lidia y Allende los rejoneaba, preparándose para ir a la guerra?¿Y que las primeras reses de esta especie llegaron con Cortés para comenzar a poblar el campo bravo mexicano, comenzando con Tlaxcala, tierra pródiga y generosa?¿Tendrán idea de cuanto aportó Gaona a la crónica nacional haciendo sentir, en España y todo el universo taurino, la independencia taurina de México y con ello afianzando nuestra soberanía cuando tantos nos acechaban? Y estoy dando unos cuantos ejemplos.
Si entendiera lo que es democracia nuestra clase gobernante, se sentiría avergonzada de quienes prohíben y cercenan derechos. Derechos como el asistir a espectáculos lícitos, con o sin animales; también para discernir cómo vivir y en dónde; o de qué manera vestir, subsistir y trabajar. ¿O nos van a prohibir, un día de estos, tener en casa cuadros taurinos, circenses o de charrería porque un imbécil argentino, Leonardo Anselmi, vive de la charlatanería de ser preservador de los animales?¿No sabrá que si rompe el círculo de la naturaleza, entonces sí estaremos perdidos?
La Anécdota
A algunos inquietó la sentencia utilizada, hace días, por este columnista: México, dije y sostengo, es el único país sobre la tierra en donde la xenofobia se aplica al revés, esto es reverenciando a quienes llegan a nuestro país con acento extranjero y una avidez por ganar dinero imbatible y favorecida por sus cómplices gubernamentales que les ofrecen privilegios sin cuento, sobre todo fiscales, con tal de asegurar sus “inversiones” obviamente marcadas por la especulación insana.
Recordaba yo que, en mi querido San Miguel de Allende, algunas veces observé a las mujeres indígenas bajarse de las banquetas para ceder el paso a los múltiples foráneos –lo mismo de origen irlandés que estadounidense-, quienes las miraban con una expresión vacía, desinteresada, y casi como si toleraran un “mal necesario”… para vivir a sus anchas en una nación que dice ser soberana. ¿Hasta cuándo?
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Web: En reconstrucción.
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
POR LA DEMOCRACIA SE HAN ESCRITO MUCHAS PÁGINAS DE SANGRE Y, SIN EMBARGO, LOS SACRIFICIOS NO HAN SIDO SUFICIENTES PARA DESTERRAR A LOS HIPÓCRITAS Y LOS FARSANTES QUE NOS ASESTAN GOLPES POR LA ESPALDA E IGNORAN QUE LA COLECTIVIDAD ES QUIEN EJERCE LA POSICIÓN DE MANDANTE ANTE LOS MANDATARIOS, LOS QUE GOBIERNAN Y DEBIERAN SEGUIR EL CRITERIO DE UN PUEBLO, POR MOMENTOS AMANCEBADO.
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