Desafío: Grandes Impunes

*Grandes Impunes
*Los Malos Aires
Por Rafael Loret de Mola


El 2 de julio de 2002, dos años después de la apoteosis foxista por la victoria electoral no impugnada –caso muy poco visto en México-, la recién creada entonces Fiscalía Especial para la Investigación de Movimientos Sociales y Políticos del Pasado –en esos tiempos la síntesis y la sintaxis se borraron del firmamento presidencialista-, mantuvo al ex presidente Luis Echeverría Álvarez, en calidad de impugnado, durante casi siete horas de interrogatorios relacionados con la matanza del Jueves de Corpus el 1º de junio de 1971, esto es treinta y un año después. Fue la primera vez que un ex mandatario mexicano era obligado a sentarse en el banquillo de los acusados bajo la tremenda denuncia por genocidio.

Del episodio, el ex funcionario salió tremendamente maltrecho; a las puertas de la sede judicial un numeroso grupo de activistas no sólo le increpó sino llegó al grado de sobreponerse a la valla policiaca –no dudamos que ésta se debilitó intencionalmente-, y lanzarle golpes con poco tino y jalones de la solapa y el saco que acabó como pieza para los bazares de ropa muy usada. Poco después habría de disponerse un arresto domiciliario que terminó cuando el tribunal lo eximió del cargo para furia de las tantas víctimas y de los miembros de una izquierda agredida brutalmente por considerársela promotora de aquellos incidentes estudiantiles que partieron de la Ciudadela y terminaron con decenas de heridos “rematados” por los miserables “Halcones” en los hospitales, incluyendo la Cruz Roja.

Dos ex presidentes también fueron obligados a comparecer pero sólo para prestar declaraciones ministeriales como testigos o bien conectados con los magnicidios de Luis Donaldo Colosio y Francisco Ruiz Massieu: Carlos Salinas, a quien se citó en la embajada de México en Irlanda del Sur, precisamente en Dublín en donde se arrellanaba entre libros para sacudirse presiones, y su sucesor Ernesto Zedillo, en funciones presidenciales, al considerársele el mayor beneficiario de los oscuros episodios. Hasta hoy no han trascendido sus afirmaciones como parte de la enorme simulación.

Estos antecedentes nos hacen dudar, claro, sobre las persecuciones judiciales, o políticas, contra Enrique Peña Nieto y su servil secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, por los señalamientos del junior soplón, Emilio Lozoya Austin –quien no pisó la cárcel y ahora realiza fiestas millonarias en su casa-, sobre los sobornos de la empresa brasileña Odebrecht; en la misma línea corren los días para la cacería de los conejos, con Felipe Calderón al frente y Genaro García Luna como tirador desde Estados Unidos. El ex panista que pretende crear un partido tomando como rehén el sagrado nombre de “México” –si el INE fuera respetable ya habría reparado en el ultraje-, se ha puesto a la defensiva con vanas bravuconerías.

¿Cómo va a actuar la 4T cuando quien la inventó nos dejó con un palmo de narices y no llevó adelante la encuesta prometida para definir si se llevaba a proceso a los ex presidentes, salvo a Echeverría por su edad –carga con 98 años-? Dudamos en la autonomía del fiscal general, Alejandro Gertz Manero, y en la decisión de un presidente, Andrés, quien sabe favorecer las negociaciones, lo mismo con el pillo Lozoya que con el célebre “Mayo” Zambada, el personaje más “buscado” del mundo.

Estoy esperando el desenlace o la vergüenza del actual régimen si se cruza AMLO de brazos y todo queda en palabrerías huecas.

La Anécdota

Tengo la impresión de que cada presidente cuida sus espaldas cuidando a sus antecesores aunque se separe de ellos en todos los niveles, desde el intelectual hasta el político –el grado más bajo del pensamiento moderno-. Por ello la impunidad ha reinado en el país desde hace mucho más de un siglo. Solamente el exilio de Porfirio Díaz y su familia marcó el fin de una era y el aparente cambio en la estructura gubernamental en 1911. Y ya pasaron un siglo y nueve años desde aquel día en el que decenas lloraron por la nostalgia frente a los muelles de Veracruz. Siempre habrá gente para todo como decía el genial sevillano –aunque naciera en Madrid- Rafael Gómez “El Gallo”.

Unos cuantos se van quedando como la niebla oscura de las noches de terror: Manuel Bartlett, Alfonso Durazo, Esteban Moctezuma, Olga Sánchez Cordero y los intocables de siempre desde los herederos Hank hasta los yucatecos Gamboa Patrón y el sonorense Manlio Fabio Beltrones. Mientras pululan por allí nadie podrá expresar que los malos aires ya se volatizaron, de arriba hacia abajo. (No son todos los citados los únicos pero sí considero que deben verse como representativos)


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