Desafío: Granaderos sin Alma

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Cuando aparecen los “granaderos”, blindados con escudos y macanas largas, la memoria colectiva nos arrastra hacia el genocidio de 1968, en Tlatelolco, en donde el gobierno de la República, no sólo el encabezado por gustavo díaz ordaz, perdió toda autoridad moral e histórica. Las filmaciones del hecho, aparecidas con tardanza, confirmaron lo que ya sabíamos: se actuó impunemente contra los manifestantes aun cuando no puede explicarse que el primer caído fuera, precisamente, el general José Hernández Toledo, al frente de la soldadesca con instrucciones de proteger al execrable “Batallón Olimpa”, los del “guante blanco”. Pese a ello, perviven las dudas acerca del disparo recibido por éste en el tórax, como si el francotirador hubiese fallado para convertir al disparo en mortal.

Desde entonces, el cuerpo de “granaderos” es sinónimo de represión ciega, de fieras humanas movidas como marionetas por mandos insensibles, y nunca como custodios de un orden que comienza y termina en los intereses del gobierno y no en los de la soberanía popular, por ahora adormecida. Vamos a ver si después del 14 de octubre logramos que caiga la lamentable venda de los ojos de quienes han tergiversado los términos al grado de confundir los vocablos presidente con el de patria, sobre todo cada 15 de septiembre, otrora una festividad y ahora un recordatorio crispante por más que se intente acallar la verdad con los velos oscuros de la televisión al conjuro de los intereses oficiales.

Desde 1968, hace ya cuarenta y ocho años, la ciudadanía exige el fin de los “granaderos”, símbolos del mayor oprobio sufrido por la sociedad desde entonces si bien en los últimos meses el ejército y las fuerzas federales han cometido genocidios repetidos desde la matanza de Tlatlaya en junio de 2014, sin que ninguna de las instancias de seguridad pública tome cartas en el asunto pese al clamor popular. Y, por ello, las hazañas de los genízaros siguen repitiéndose a la menor posibilidad: “¡chínguenlos!”, grita el mando, y como autómatas la población, casi inerme, sufre las consecuencias.

Es preocupante, sí, que al igual que en 1968, ciertos medios con maridaje claro con el poder público, hayan ignorado las últimas “cargas” de este grupo paramilitar contra los mexicanos que protesta, justamente, no sólo por las vindicaciones sociales sino también por las libertades, y entre ellas la de expresión mermada de manera considerable por quienes, sin respuestas, persiguen y matan a periodistas independientes y luego reducen los crímenes al increíble nivel de “errores” criminalizando a las víctimas. Es una vieja costumbre que proviene de aquel 68 brutal y elevada durante el régimen de miguel de la madrid cuyo secretario de Gobernación, el miserable manuel bartlett –ahora morenista que llena de pus al movimiento lópezobradorista-, cuando se fraguaron, además de ochenta y cuatro asesinatos de periodistas –entre ellos mi padre, Carlos Loret de Mola Mediz-, el primer “boom” del narcotráfico y la servidumbre económica para desinflar toda posibilidad de unión con Latinoamérica con el objeto de enfrentar juntos la presión de los ladrones acreedores paralizantes.

Cuando caminamos sobre las mismas piedras y las caídas se repiten, en ausencia de memoria colectiva, los hechos se repiten de manera irremediable. Nos acercamos al 2 de Octubre, la efeméride dolorosa, y ya pasamos por la del 26 der agosto –que recuerda el drama impune de Iguala y Cocula en donde prosiguen las actividades semiclandestinas de los saqueadores del oro, como en la infame colonia que precedió al nacimiento de México-, y la perspectiva, en cuanto a la crispación general, es muy parecida y, por ende, de alto riesgo para quienes protesten y asuman actitudes beligerantes hacia un régimen que repele el ochenta y cinco por ciento de los mexicanos, diecisiete de cada veinte; el porcentaje restante, el de los adoradores del peñismo, son burócratas con mordazas o están tan ciegos que parecen mutantes, muertos vivientes o sordomudos y ciegos indispuestos ante rehabilitación alguna. Siguen así en busca de las migajas del poder; pero, cada día, son menos incluso entre quienes forman el círculo de seguridad del presidente. Ojo con esto.

Por eso los mexicanos somos, a la vez, tan vulnerables. Enajenado o no, el venezolano Nicolás Maduro Moro jamás se hubiese cruzado de brazos, o dictado tres twitters para salir del paso, ante la afrenta brutal contra un grupo de siete mexicanos en Egipto a quienes dispararon a mansalva, en su condición de turistas, porque supuestamente entraron en territorio restringido sin que hubiera señales o retenes para evitarlo. Una falacia por parte del gobierno egipcio.

Tal hecho, claro, debió responderse con energía desde el primer minuto. Esto es, llamando al embajador mexicano, Jorge Álvarez Fuentes, y suspendiendo, primero, y rompiendo después, las relaciones diplomáticas bilaterales. Es necesario que se respete la soberanía nacional a cambio de la marginación estridente de la popular con lo cual se viola el espíritu y contenido del artículo 39 de la Carta Magna. En este caso una decisión de esta magnitud nos devolvería parte de la dignidad perdida –no imagino cómo hubiese actuado la Casa Blanca o cualquier gobierno europeo ante un suceso tan abyecto en contra de sus nacionales-, por obra y gracia de cancilleres increíblemente duales e ignorantes.

Si ya padecimos a un sujeto como Jorge Castañeda Gutman, quien abandonó al entonces presidente fox para privilegiar su affaire con la informadora Adela Micha –alguien me contó, un próspero banquero para más señas, cómo se tapaban bajo sábanas en el avión presidencial, sin el menor recato-, ahora tenemos a la imberbe Claudita Ruiz Massieu Salinas quien ha sabido vender requetebién su silencio sobre cuanto sabe acerca del asesinato de su padre, José Francisco, quien produjo un revoltijo familiar al ser encontrado, tiempo atrás de su asesinato, con el más encumbrado personaje de su familia en la intimidad. ¿Requerimos de nombres? Aceleren sus neuronas.

Por eso la incredulidad pública ya no es reversible y, por supuesto, la advertencia de la nueva gobernadora de Sonora, otra Claudita pero Pavlovich Arellano, igualmente heredera de un feudo en el cual su madre, la brillante Alicia Arellano Tapia –la primera senadora junto a la campechana María Lavalle Urbina a quien cedió el honor de recibir el dictamen respectivo antes que ella-, revienta sus pulmones aduciendo que no deben “confiarse” los saqueadores de su entidad tan querida. Y lo dijo delante no sólo del saliente Guillermo Padrés Elías, el panista beneficiario del drama de la guardería ABC de Hermosillo y constructor de presas privadas para sumarlas a sus heredades, sino igualmente de Eduardo Bours Castelo, el dueño de Bachoco a quien le faltó desayunarse con sus productos para enfrentar su responsabilidad en la misma tragedia considerando que mandó quemar papelería comprometedora en el predio contiguo a la adaptada “guardería” dentro de un almacén con techos de láminas. Falta un nombre que agregar, el de Margarita Zavala, pariente de quien encabezó la sociedad criminal, pero esta señora no fue invitada… para evitar la quemazón política. Miserables.

Y, por supuesto, esquivó cualquier punto que se relacionara con investigar al ahora intocable Manlio Fabio Beltrones Rivera, ex presidente nacional del PRI destazado –la imagen dimensionada de este partido la da Carmen Salinas quien dio por terminada, de hecho, su carrera artística en la que hizo de la parodia política un botín, al obtener una curul en la que se duerme plácidamente mientras ejecuta mentadas de madre hacia la afrentada ciudadanía-, por cuanto toca a su dolosa participación en el magnicidio de su “amigo” Luis Donaldo Colosio quien siempre supo poner cierta distancia entre ellos aunque, claro, disimulaba bien cierta amistad por razones cuánticas. Y todo terminó en Lomas Taurinas y en aquel viaje del asesino material, Mario Aburto Martínez, al lado de Beltrones y un quinto pasajero quien bien pudo ser el propio carlos salinas.

Debate

2016, con todo y los días festivos en los que se mostró la animadversión colectiva al mal gobierno –falta sólo gritarlo desde o abajo del balcón de Palacio Nacional recordando la expresión del padre de la patria-, va resultando una pesadilla para el gobierno peñista y una ocasión irreductible para la ciudadanía si trata, de verdad, superar el yugo de la política putrefacta.

Los golpes siguen. La deuda pública, sólo la del gobierno aclaro, aumentará con el famoso “paquete económico” ideado por el señor peña como tabla de salvación –imagino que para él en exclusiva-, aumentará su nivel del 46.9 por ciento del total del Producto Interno Bruto –cuanto aportamos los mexicanos por nuestros esfuerzos anuales-, al 47.8 por ciento, casi un punto porcentual más en la carrera por destinar la mitad del PIB precisamente al pago de una deuda que es inmanejable desde hace ya muchos años.

Considerando también a los empréstitos privados, los mexicanos debemos un billón –un millón de millones- con trescientos mil millones más de dólares, seis veces superiores a las reservas que bajaron, en una semana, en diez mil millones de dólares, para situarse entre 185 y 186 mil millones de las verdes divisas sin la menor explicación del gobernador del Banco de México, el cada vez más robusto –como si la proporción de la deuda fuera en sentido contrario al físico de quien la regula-, Agustín Carstens Carstens… quien ya no cabe ni siquiera en los amplios sillones de la Clase Premier. Y no es por enfermedad, qué conste, sino porque está maniatado por uno de los pecados capitales, la gula.

Así que la demagogia está a flote. Mientras los nuevos legisladores asumen desdeñar seguros médicos, automóviles y celulares, se suben el treinta por ciento del monto de sus sueldos con arbitrio unilateral. Y no se diga los Magistrados y Ministros de una Corte infectada. ¿Esperamos más?

La Anécdota

Allá en Saltillo se combate a la fiesta de los toros con motivo de un pleito de comadres entre el gobernador Rubén Moreira, hermano de Humberto en la demostración más fehaciente del nuevo nepotismo, y al mismo tiempo nada se dice del flamante Museo de la Cultura Taurina auspiciado por Rubén cuando gobernaba Humberto y decidía sobre inversiones y todo tipo de obras.

Hay el riesgo de que la fiebre museográfica cese –seguía el Museo de la Charrería que se prometió y no se cumplió-, y que el local destinado a exhibir la importancia de la Tauromaquia albergue las cabezas de algunos de los “cornudos” más conocidos:
–¿Por qué no comenzar con la de Rubén? –me preguntaron por allí-.
Algo deben saber los saltillenses. Yo sólo repito. Jajajaja.

LOS ESBIRROS ANDAN SUELTOS. SON LOS NUEVOS DEMONIOS AL SERVICIO DE LA CLASE GOBERNANTE QUE SE ASUME INOCENTE MIENTRAS PUEDA Y LA DEJEMOS.
COMO EN VERACRUZ EN DONDE SÓLO FALTA EXPRESAR QUE LOS PERIODISTAS ASESINADOS SE SUICIDARON TODOS AL CONSTATAR LA BONDAD Y EL TRABAJO DEL GOBERNADOR JAVIER DUARTE DE OCHOA Y OTROS DE IGUAL CALAÑA.
LO DICHO: NO CAPTARÁN JAMÁS QUE EL PUEBLO DE MÉXICO YA DESPERTÓ, SALVO CUANDO SEA DEMASIADO TARDE PARA ELLOS.

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