Desafío: Campañas y Escándalos

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El escándalo reciente sobre el llamado caso “Panamá Papers”, epicentro de quienes evaden el fisco triangulando depósitos y encontrando paraísos fiscales a través de una empresa especializada en offshores –lo que significa en español, “en el mar o alejado de la costa”-, para que los consorcios o multimillonarios del planeta puedan depositar enormes fortunas fuera del alcance de las autoridades tributarias, no sólo es grave por lo descubierto sino por cuanto podría significar; por ejemplo, la senda del “lavado de dinero” que demostraría la evidente complicidad hasta de los jefes de Estado de una treintena de naciones o a través de prestanombres con los cárteles y bandas criminales de otro sesgo.

Los investigadores, quienes por cierto se quedaron cortos en la aportación de pruebas en la mitad de las naciones participantes, exaltaron sus labores periodísticas como elemento central para blindarse. Fueron más de un centenar los medios coaligados si bien fue notorio que sólo se buscara, en México, a un solo medio impreso y a otro desarrollado por Internet. Tal es la desconfianza extrema de quienes hacen periodismo sesgado un poco hacia la izquierda acerca de los intereses de la prensa mexicana. Una vergüenza, sin duda. El hecho es que el redescubrimiento de cuanto de sucio implicó la red tendida por el grupo Higa, formalmente dirigida por Juan Armando Hinojosa Cantú, el favorito del régimen peñista en materia inmobiliaria y de construcción –las ramas más onerosas-, y las bonanzas de las televisoras privadas gracias al ocultamiento de sus ganancias en las Bahamas o en Panamá a través de la empresa Mossack Fonseca y otras con iguales perspectivas, confirman lo que ya hemos adelantado: estamos en presencia del régimen más corrupto de la historia y el de mayor número de socios ilegales dispuestos para acrecentar las fortunas amorales de los hombres públicos comenzando con quienes habitan la residencia oficial de Los Pinos.

Y no sólo eso: los personajes citados descubren a sus padrinos, desde Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, hasta la actricista Edith González, mujer que fue del destacado panista Santiago Creel Miranda, en un abanico que recoge a Ricardo Salinas Pliego, de TV Azteca y rey de la plata, hasta Alfonso de Agoitia, “genio” financiero de Televisa –quien pretendió una justificación imposible arguyendo que sólo quería “conseguir una membresía de un club acuático” cuando el agua le llego al cuello-, e incluyendo a empresarios multimillonarios como Ramiro García Cantú, concesionario de PEMEX y con estrecha amistad con peña nieto y uno de los mejores y complacientes amigos de éste, Emilio Lozoya Austin, cuyo padre, Emilio Lozoya Thalman, fue uno de los tres que iniciaron la senda del salinismo trágico desde sus aventuras en conjunto allá por Harvard… en donde, si no fuera por el capital que aportan, ya estarían hartos de los junios cerdos del sistema político mexicano. No hay colores ni partidos distintivos.

Por supuesto, llama la atención que en la lista no figuren otros prósperos dueños de inmensas fortunas, como Carlos Slim Helú, tan diversificado siempre; ni se hable, directamente en cuanto a México, de políticos claves dentro y fuera del partido en la Presidencia quienes se han prestado a protagonizar desde el papel de prestanombres hasta ser considerados partes de los grupos criminales en tanto sus nexos inconfesables.

El escándalo, uno más a lo largo de este sexenio rebosante de truculencias y alianzas soterradas entre los actores relevantes de la vida institucional –deplorada ya por los mexicanos-, es un signo inequívoco de las redes de corrupción tejidas al ritmo de las ventas paulatinas de los recursos nacionales mediando reformas cuya parcialidad, a favor de los consorcios multinacionales, es tan evidente como ahora lo es el curso de los millones de dólares a lavar en las islas del oprobio. De hecho, no es una novedad sino una confirmación aplastante debido al trabajo de un gran número de periodistas.

Basta este hecho para insistir en el trascendente papel de contrapeso de los informadores independientes –aunque sean pocos en cada región del planeta, pero suficientes para armar un expediente tan inmenso como el de “Panamá Papers”-, ante los excesos generados por el poder público y las mafias dominantes, incluyendo la futbolera FIFA y hasta su mayor estrella, Leonardo Messi, convertido en una suerte de intocable por cuanto representa una mina de oro para la nueva mercadotecnia deportiva; ya son varios los juicios contra el ariete del independentista equipo catalán, el Barsa le llaman, al igual que las millonarias fianzas cubiertas por él mismo. Y sigue botando la pelota.

Respecto a México no me extraña que algunos capos de la droga, sobre todo los principales, hayan seguido las rutas de los sabios financieros de los corporativos mayores del país –a excepción de los de Slim, muy amigo, por cierto, de una de las fuentes principales del informe-, o les hayan mostrado el camino para asegurar fortunas libres de las miradas inquisitivas de los felones fiscales quienes, de hecho, optan por ensañarse con los causantes menores o las empresas en desarrollo que se ciernen a lo legal, antes de enfrentar a elementos de tal alcurnia, digamos Salinas Pliego o Hijosa Cantú, que pueden revertir contra las autoridades y hasta salir ganando por inercia, sólo por eso, aprovechando las habituales “lagunas jurídicas”; otra vez las aguas del Derecho siguen el curso de la corrupción.

Con todo ello, México se acerca, más aún y sin remedio, a la condición de “estado fallido” si bien los efectos del “Panamá Papers” no son exclusivos sino se extienden a las potencias mayores, como Rusia, en donde quien encabeza el gobierno, Vladimir Putin, está igualmente manchado por el triángulo del dinero mal habido. Igual papel cubren los Kirchners, incluyendo al difunto Néstor, y el sucesor de éstos, Mauricio Macri, en Argentina, agregándose a la peculiar línea de Messi –menos mal que jugó el Clásico, perdiendo, contra el Real Madrid, un día antes de comenzar a develarse la trama; de lo contrario, ésta se volvería un pretexto para justificar su fracaso-. En fin que entre los argentinos célebres sólo faltó Francisco, el Papa, porque no hay periodistas en la Santa Sede dispuesto a investigarlo de acuerdo a los escépticos sobre la generosidad y buenas intenciones del jesuita encumbrado. Prefiero creer en su buena fe.

Al ritmo del escándalo creciente, cuyas fuentes son investigadas en México por el Sistema de Administración Tributaria, acaso como un magro intento del titular de Hacienda, luis videgaray caso, de quedar fuera de sospecha –él también se benefició por los singulares financiamientos del Grupo Higa, y adquirió un palacete en Malinalco-, en mantener sus personales equilibrios y hasta vender favores a los responsables del “culebrón” –o la telenovela-, armada gracias a los hilos negros del establishment.

Y por allí van las campañas. Estimamos que algunas de ellas, en las doce entidades que renovarán gobernador, no tienen financiamientos precisos. Hinojosa y Ramiro García Cantú –uno de los grandes desmanteladores de PEMEX-, tienen necesidad de asirse de los futuros prohombres para asegurarse el futuro por hoy incierto lo mismo que el del sexenio peñista que ya no resiste más. Está en quiebra moral, política y social; también económica si nos basamos en el tercer recorte presupuestario anunciado en unos cuantos meses. El desastre es total y es menester insistir en la salida inminente de peña, incapaz de enfrentar la coyuntura y dominado por la ansiedad, la enfermedad y el miedo.

De esta suerte, el paso inseguro de los candidato a gobernador –de los partidos con posibilidades de obtener la victoria bajo el flagelo del abstencionismo-, se convertirá en una zigzagueante muestra de la profunda descomposición política dominante; y no serán las falacias –como la supuesta bienaventuranza de Murat junior por ser efebo de peña-, las que dominen el escenario electoral. Más bien el abstencionismo, como en Tamaulipas hace seis años, impondrá a los indeseables y tal es un riesgo que no podemos permitirnos ahora.

Los ladrones sonríen, los denunciantes batallan y el pueblo atestigua asombrado. Es hora de cerrar las bocas y abrir las fauces.

Debate
Son tantos los delincuentes imbuidos en la política que se pretexta el calvario de quienes cuentan con antecedentes penales para obtener trabajos dignos; y por ello se insiste en terminar con la condición de estar atados a la carta relatora de crímenes, desviaciones y fraudes. Ya ni los peculados ni las triangulaciones hasta las islas de los pecados fiscales deberán pesar de acuerdo a las iniciativas del Congreso en donde ya se dio mayor valor al autoritarismo presidencial para decretar al fin de las garantías individuales cuando así lo considere. Retrocedimos cien años en materia constitucional.

¿Qué pretende el señor peña? ¿Asegurarse un final sin sacudimientos cuando observa, de cerca, el precipicio de una inminente salida? Razonablemente ya n podría estar donde está y, sin embargo, el “sistema” lo sostiene bajo la argucia de que un escándalo mayor -¿acaso peor al del “Panamá Papers”?-, destruiría los cimientos de “la democracia”. Parecen ignorar que el juego está terminado por cuanto la ciudadanía ya entendió que estamos bajo la férula de una ineficaz, tortuosa y perversa nueva aristocracia con el nepotismo como pendón y los cabilderos como esbirros e incondicionales.

Sin garantías y sin cartas de antecedentes penales para asegurar que quienes lleguen al poder tengan fuerza moral intrínseca, los mexicanos acabaremos desconfiando los unos de los otros. Y de tal circunstancia nunca, a través de la historia, ha salido nada bueno.

La Anécdota
Algunos lectores se enfadaron cuando ofrecí el paralelismo entre el rey hispano abdicado, Juan Carlos, carlos salinas y Andrés Manuel. Sobre todo en cuanto toca al candidato sempiterno, ahora con su MORENA, que exige hacerse campaña a costa de los aspirantes de su partido a las gubernaturas en disputa en este 2016.

Pues bien, remito a los lectores a mi obra “Destapes” –Océano, 2004-, en donde cuento la historia del asesinato imprudencial cometido por Andrés Manuel contra su hermano Juan Ramón en 1965. Para ello visité la Hemeroteca de Villahermosa, concurrí a Tepetitán, la aldea de Macuspana que fue origen del personaje, y confirmé la especie con multitud de testimonios de diversas fuentes y partidismos. No hubo duda aunque Andrés insiste en que su hermanito se “suicidó” delante de él. La misma argucia utilizada por Juan Carlos para librarse de una condena tras haber victimado, una década antes, a su hermano menor, Alfonso, a quien su padre, Don Juan, quería endosarle la Corona para separarlo de Franco, padrino del primogénito. Y lo de salinas es ampliamente conocido.

Servidos, los escépticos.

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