Desafío: Cámara de Rodillas

  • Cámara de Rodillas
  • Refranero Moderno
    Por Rafael Loret de Mola

No puede alegar el titular del Ejecutivo federal, incluso con el reiterado alegato de ser el mexicano más votado de la historia –reunió 60 millones de sufragios en tres elecciones presidenciales, un récord que será difícil igualar-, que sostiene uno de los principios básicos en los cuales se asienta la República; precisamente la autonomía entre los poderes de la Unión. Han sido reiteradas las exhibiciones mañaneras y rurales –en sus tantas giras inútiles- de lo contrario.

Aclaro que el calificativo inútil lo restriego porque, francamente, sus salidas del Palacio Nacional han servido para cuatro cosas y nada más: inaugurar cuarteles para la llamada Guardia Nacional –Gendarmería en tiempos de Peña-, edificar “Bancos del Bienestar” dentro de las zonas militares, presumir por universidades sin alumnos y que estaban y están aisladas y, finalmente, supervisar las narco-carreteras desde Sinaloa, la entidad más visitada por él, amén de sus obras magnas ya suficiente conocidas con todo y el drama en la Refinería de Dos Bocas en donde extravió su propio rumbo.

Sin embargo, nada es peor a la osada actitud del mandante-mandatario para hollar los principios básicos que modelan, o debieran modelar, la estructura republicana. Y AMLO se ha pretendido con el derecho de usurpar funciones d los otros poderes de la Unión negando que lo haga con la mentira como su gran aliada incluso para cantar que no nos ha endeudado mientras se apilan los empréstitos hasta por 4 BILLONES DE DÓLARES en los corrillos del Palacio Nacional que no sirve como casa habitación pese a la necedad del inquilino perentorio. Juárez y Margarita; Beatriz y Andrés, han sido los únicos que han vivido en el recinto. La primera pareja desechó hacerlo en el Castillo de Chapultepec –lo que era explicable por cuanto a que éste fue sede dl enajenado barbudo de Miramar-, y la segunda al creer que así se desligaban de los “lujos” de Los Pinos mucho menores a los del palacio virreinal.

Veamos: en cuanto al poder Judicial destaca su pretendido experimento para reelegir a Arturo Zaldívar Lelo de Larrea porque consideraba que era el único capaz de limpiar la corrupción alrededor de la Suprema Corte; ¿y por qué no actuó desde el lejano diciembre de 2009 cuando fue designado presidente del órgano tan solo un mes después de su asunción como ministro en plena colusión con Calderón y luego con Peña?

Y en la misma tesitura se encuentra la grosera intromisión del presidente para modificar su gabinete –tras un pleito de altos vuelos entre la secretaria de Gobernación y el responsable del Jurídico de la Presidencia-, trasladando a la ex ministra de la Corte en presidenta de la Mesa Directiva del Senado sin mediar consenso alguno y como clara muestra de su fuerza dentro de las Cámaras. Una aberración sin precedentes.

Con todo ello hay quienes siguen creyendo en AMLO. Y no es explicable salvo si se trata de una suerte de brujería maligna capaz de adormecer la conciencia del colectivo y, sobre todo, a las mentes más débiles incapaces de razonar sobre hasta lo que ven a la luz del día. Una cosa es la simpatía y otra la ceguera mental.

¿De qué lado se encuentra cada amlover, youtuber adulador o jefe de bots? ¡Y hay tanto aún por agregar!

La Anécdota

Los viejos políticos de panza llena solían expresar que la ruina de México sería entregar el poder político al poder económico; sería tanto como sumirse en un océano de capitalistas insensibles e incapaces de superar, siquiera con limosnas, las severas desigualdades sociales.

El refranero ha cambiado. Ahora es válido decir aquello de que “dónde manda capitán no gobierna marinero”, pero modernizándolo quedaría así:

“Cuando manda el narco, no gobierna el presidente”.

Por eso va tanto AMLO a Sinaloa y se ufana de construirles caminos en la sierra, desde Mazatlán hasta el norte, para que puedan transitar los cargamentos de cocaína y fentanilo –narcótico superior a la morfina y ahora muy de moda-.

No es solo cuestión de vocabulario sino de semántica histórica.


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