Desafío
*Medidas con Corrupción
*Democracia o Autocracia
*El Enajenado de Miramar
En un interesante reportaje de Ramsés Ancira, difundido en España y los Estados Unidos, compara las actuaciones políticas del franquista Mariano Rajoy Brey, presidente español, y del priísta Enrique Peña Nieto, mandatario mexicano. Es curioso, desde hace tiempo este columnista insistió en los paralelismos, cronológicos y sociales, de la dictadura hispana y la hegemonía de un partido que fue calificado, por el usurpador carlos salinas –minúscula- para intentar justificarse, como “casi único” a pesar de haber maniobrado para ser el último en alcanzar una mayoría “absoluta” en las urnas gracias a los especializados alquimistas de entonces, incluyendo, de manera muy importante, al gremio magisterial cuy cacicazgo fue consolidado en torno a la “nova de Chucky”, Elba Esther Gordillo.
Las semejanzas son muchas pero igualmente las diferencias: durante el franquismo los asesinatos en masas y los entierros clandestinos han sido motivo de discusión entre los socialistas, quienes reclama la justeza de la “memoria histórica”, y los miembros del Partido Popular, al que pertenece Rajoy todavía, cuya postura es enterrar, al lado de los cadáveres, todo vestigio que abra los expedientes respectivos bajo el supuesto de evitar, de nueva cuenta, el recrudecimiento “de los rencores” para propiciar la reconciliación del país… de hecho, prácticamente imposible si nos atenemos a las informaciones recientes sobre los desplantes separatistas de Cataluña, con referéndum al respecto señalado para el próximo año, y el País Vasco en donde los terroristas de ETA aceptan detener las “hostilidades” –contra civiles, en su mayor parte, y sin objetivos militares concretos, con un saldo de ochocientos asesinados a través de cuatro décadas-, sin deponer las armas, exigencia del colectivo.
Por supuesto, sobre los saldos sanguinarios, alguna vez conversé con el doctor José Ángel Córdova Villalobos, cuando fungía como secretario de Salud del calderonismo, haciendo una comparación acerca de los muertos acumulados en aquel periodo; en ese momento, se tenía conocimiento de unos cincuenta mil cadáveres esparcidos por la geografía de la República. Recuero que le dije:
-¿Cómo explicaría que en tan solo cuatro años –era 2010-, la guerra iniciada por el señor calderón sume cincuenta mil víctimas y al ETA, tan publicitado, sólo se le acrediten ochocientos muertos en cuarenta años?
Córdova, poco listo para las salidas políticas y las preguntas incómodas, dejó de bostezar –lo que hacía para intentar aligerar nuestro encuentro unos días antes de lanzarse como precandidato panista al gobierno de Guanajuato, presea que no alcanzó ni siquiera para contender en los comicios generales-, sólo alcanzó a musitar:
–No me había puesto a pensar en eso. La verdad es que suena muy interesante.
Y con ello zanjamos la discusión acerca de si la diabetes y los accidentes de tránsito proveían de más cadáveres a México que la violencia del narcotráfico. Una perogrullada monumental sólo entendible en un contexto de alta hipocresía y con propósito de armarle un parapeto al deleznable jefe del gabinete. Por supuesto, crecía el horror –que no ha sido capaz de detener Peña Nieto-, con tendencia hacia la ingobernabilidad de algunas regiones ara asfixiar después al corazón de la patria. Fue esta la razón por la cual, el acosado calderón, se optó por integrar marines a las fuerzas armadas mexicanas sin hacerlo público, naturalmente.
En fin, la realidad nos indica que los paralelismos entre México –jamás conquistada porque sólo fueron invadidos y ocupados los pueblos prehispánicos tras la caída de la gran Tenochtitlan-, y España –que siempre ha visto al otro lado del océano a una colonia propia, perdida inocuamente por negligencia de Fernando VII-, son indicativos de hasta donde puede llegar la sumisión cultural desprendiéndose de los aportes propios, tanto o más valiosos. Por la leyenda del “hombre barbado” que retornaría a la Altiplanicie, esto un nuevo Quetzalcóatl o Kukulkán, muchos pueblos avasallados por los aztecas franquearon el paso a los portadores de la desconocida viruela que, en poco tiempo, se extendió entre los soldados defensores de su territorio mermados para la ausencia de defensas físicas contra los males que se formaban entre la sucia tropa invasora. Luego habrían de venir la colonia por tres siglos que no bastaron para arrancarnos nuestros orígenes ni nuestros sentimientos. Aún así, las poblaciones indígenas siguen estando en un retraso que nos salpica el rostro de vergüenza.
En fin, a Rajoy se le acusa por haber recibido “compensaciones” por parte de poderosos empresarios de su país para asegurase la presidencia y vencer a un debilitado PSOE or la mala actuación de José Luis Rodríguez Zapatero. Es un hecho incontrovertible, confirmado incluso por su tesorero, que el presidente español recibió distintos “sobres”, no regulados ni auditados por la autoridad competente, debajo del agua lo mismo que algunos de los principales dirigentes del Partido Popular; de hecho, hay evidencias de que la corrupción se extendió por toda la España dominada por la derecha –y no menos por la que responde a los extraños “socialistas” dispuestos a seguir los mandatos de Wall Street y del Cuarto Reich de la señora Ángela Merker-, con una rapidez mayor a la de la influenza española que, a principios del siglo XX, alcanzó a la quinta parte de la población del planeta: se calcula que mató entre 50 y cien millones de personas, cifras muy diferentes a las de la llamada “gripe porcina” que aun considerada una pandemia no causó estragos como los temidos que estigmatizaron a nuestro país, sólo al nuestro, a pesar de que los primeros brotes se dieran en los Estados Unidos y Canadá, temibles por su poderío e influencia.
En línea semejante, se estima que Peña Nieto obtuvo, para su campaña presidencial, cantidades monumentales de dólares a través de algunos gobiernos de filiación priísta, entre ellos el de Coahuila cuya deuda asciende a veintiocho mil millones de pesos y no es justificable bajo circunstancia alguna ni mediante los consiguientes recibos. Sencillamente volaron entre los puentes cuyas erogaciones no llegan ni a la tercera parte de lo solicitado por los Moreira –no exculpemos al actual gobernador, Rubén, en su condición de presidente local del priísmo proveedor de fondos para la contienda que fue apretándose dramáticamente-. De acuerdo a lo expresado por el reportaje citado, cuando menos, cinco millones de votos fueron “comprados” y sin éstos, claro, la causa de López Obrador hubiese ganado los comicios.
Tengo dudas al respecto. Aun en el caso de que a través de despensas y monederos se intentara inducir las votaciones, es poco claro el hecho de que los comprometidos ejercieran su voto bajo presión. Esto es: delante d las urnas, con o sin dinero mal habido en los bolsillos, se puede cruzar el escudo partidista escogido aun cuando se diga otra cosa. Así es, por lo menos, en una gran proporción y aun en el entendido de un compromiso que a la hora de la verdad puede o no ser respetado. Otra cosa es la fórmula panista –corroborada en Guanajuato, como ya he dicho-. En el sentido de entregar boletas cruzadas a cambio de las limpias para ser correspondidos por cincuenta pesos hasta por los votos imposibles de los “indocumentados” quienes dejan sus credenciales de electores en casa antes de irse a la “pizca” en el sur de los Estados Unidos.
No es posible precisar cuantos de esos cinco millones de supuestos cooptados pudo actuar con suficiente margen de libertad para modificar el sentido del sufragio. Pero, de una manera u otra, las elecciones federales de 2012 fueron manchadas por la corrupción ingente derivada del reparto de dinero, despensas y monederos electrónicos de Monex. A estas alturas, este hecho parece irrebatible y merma, seriamente, no sólo el prestigio del llamado “primer mandatario” sino acaso algo peor: su liderazgo en construcción y su legitimidad llevada al abismo como el caso de su tramposo predecesor, el señor calderón, uno de los grandes traidores a la democracia.
De todo lo dicho altera el episodio final: la discreta concesión de la Medalla del Águila Azteca al español Mariano Rajoy, noticia difundida primero en Europa, por sus grandes “aportaciones” al desarrollo mexicano. ¿Qué se traen entre manos estos dos personajes, Enrique y Mariano, cuando la crisis aprieta, la miscelánea fiscal avanza contra la clase media y la señora Merker se da el lujo de ir a Madrid a denostar a los muy sensibles españoles? Es obvio que en todo esto existe bastante más a un simple acto de cortesía diplomática. ¿Será México el gran proveedor de España, en todos los renglones, mientras nos hundimos bajo una oleada de impuestos al alza –los mayores del mundo- y nuestro trabajo se devalúa sin remedio?
El hecho es que de esta condecoración, la más alta que puede conceder el presidente de México, surgen las evidencias sobre una complicidad, dijéramos, bastante grotesca.
Debate
En España, claro, la política se antoja un riesgo latente. La nación, que no puede siquiera armonizar una letra aceptada por todas las comunidades para su Marcha Real que le sirve como Himno sólo tarareado, sigue dividida en dos con una franja de indecisos fluctuantes entre uno y otro bando: según se mueva ésta, igualmente se producen las alternancias en el poder. Derecha o izquierda con un escaso margen para quienes se mantienen alejados de estos bandos y sólo se deciden al final de las contiendas electorales, sin sumar más del veinte por ciento de los empadronados.
En México, es curioso, la izquierda con posibilidades de convertirse en una tercera opción válida de gobierno, se divide por la soberbia de las dirigencias. La inminente fundación de MORENA como partido político pone en severo riesgo la cohesión de la misma y alerta, sin remedio, sobre una fractura que será muy difícil de superar en el corto lapso de cinco años. Además, por si fuera poco, los grandes iconos de esta causa envejecen sin remedio. López Obrador, por ejemplo, cumplirá dentro de una semana el 13 de noviembre, sesenta años de edad… y en contra del tiempo no hay defensa posible aun cuando se señale a los más jóvenes, digamos Marcelo Ebrard o Miguel Ángel Mancera –quienes parecen debilitarse cada día-, como opciones de futuro.
Pero, la derecha no se escinde aun con los conatos de Manuel Espino Barrientos, ex dirigente nacional panista siempre contrario a calderón quien ahora esta más activo que durante su periodo como primer mandatario, usurpador sin duda como salinas. El PAN no comparte, más que hacia dentro, el extremo donde permanece tras la desaparición del Partido Demócrata Mexicano (PDM), el del “gallito colorado” y herencia de viejos herederos de la Cristiada. Tal síntoma parece ser el indicativo sobre las tendencias a futuro, lo que obligaría a la izquierda a acelerar la transmisión del Ejecutivo federal por los males físicos que padece el señor Peña, esfumada su juventud virtual.
Pero hay quienes, a cambio de ello, prefieren otra cosa: hablar de reelección. De ello nos ocuparemos mañana mismo.
La Anécdota
Se ha estigmatizado a Juan Nepomuceno Almonte, hijo de Morelos, por haber formado parte de la expedición traidora que invitó al enajenado barbado de Miramar a su aventura imperialista contra la República Juarista.
Lo interesante de la cuestión es que pervive la idea, descocada, que la exaltación de dictadores y emperadores puede servir de guía para cuantos pretenden hacer creer, y extender, la idea sobre el imperativo de una permanencia mayor del presidente en funciones, salvando su popularidad a base de propaganda. Sólo que la fórmula es equivocada: la depauperación colectiva, que será fruto de las reformas peñistas, traerá consigo una tremenda reacción negativa.
Imagínense: ya se preparan para traer los restos de Don Porfirio desde el cementerio parisino de Montrnasse. Y no faltarán quienes quieran que los restos de Maximiliano vuelvan por la misma ruta desde la Capilla de los Capuchinos en Viena. Todo sea por el autoritarismo redivivo.
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WEB: www.rafael-loretdemola.mx
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
LA LUCHA ENTRE LA DEMOCRACIA Y EL AUTORITARISMO SIGUE VIGENTE EN CADA ACTO POLÍTICO Y NO SÓLO EN MÉXICO; EN ESPAÑA, COMO HEMOS VISTO, LOS RÉMORAS DE LA DICTADURA FRANQUISTA SE INTRODUCEN, CADA VEZ MÁS, EN EL LODO; Y EN NUESTRO PAÍS, LAS REFORMAS APROBADAS NOS INDICAN QUE HAN VUELTO A QUEDAR SEPULTADAS, AHORA MÁS HONDO, LAS VIEJAS BANDERAS SOCIALES. ¿QUÉ ES, ENTONCES, PEÑA NIETO?¿UN AUTÓCRATA O UN DEMÓCRATA? SI FUERA LO SEGUNDO NO LE BASTARÍA CON LAS FOTOGRAFÍAS EN DONDE APARECE JUNTO A LOS DAMINIFICADOS PARA VINDICAR SUS APOYOS POPULARES. EL GOBIERNO ES BASTANTE MÁS QUE ESO.
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