Desafío
*Médicos Miserables
*Vivir Recomendados
*Influyente Asesina
A finales de la década de los sesenta del siglo anterior, mi madre, Berta, fue “dama voluntaria” en el Hospital 20 de Noviembre del ISSSTE, en la capital del país. Recuerdo su entrega y también su dolor cuando, como casi siempre, atestiguaba el fin inexorable de la vida, a veces en plena juventud. Pero, más allá del altruismo que imperaba en aquel tiempo –hoy las damas se juntan para jugar canasta con “fines benéficos” o asisten al Teatro Real de Madrid a escuchar conciertos “mexicanos”-, no dejaba de mostrar su orgullo por las instalaciones hospitalarias y siempre subrayaba:
–Estas instituciones –también hablaba por el IMSS-, justifican a la Revolución Mexicana contra todos sus detractores.
Tal era un pilar de su filosofía con la cual fui formado con un profundo amor a México y una avidez por conocer, a fondo, su hermosa historia de luchas y emancipaciones; pero, poco a poco, ésta se tornó, más bien, una interminable crónica negra de la mano de los peores sujetos imaginables –como quienes justifican las ventas de las instalaciones de PEMEX y la Compañía Federal de Seguridad mediante un artículo mediocre, lleno de lugares comunes, al tiempo que alientan al junior para que forme parte de la próxima legislatura; el referente es emilio gamboa patrón, quien fue deplorable director del Seguro Social, y su vástago, Pablo Gamboa Miner, a quien la oligarquía prepara para ser gobernador de Yucatán a pesar de su evidente desarraigo-, y con el aval de los órganos de gobierno que dicen haberse transparentado cuando son más opacos y sucios.
La cita tiene que ver con el horror de cuanto se observa hoy en las instalaciones del ISSSTE. El recuento de infamantes acciones, de dolorosos desprecios, de vergonzosas negligencias y de insoportables desenlaces a causa del descuido y la apatía, verdaderamente estremecen; además, claro, de los saqueos de medicinas, los “asaltos” por comandos vestidos de médicos quienes incluso roban a los pacientes de terapia intensiva y a cuantos permanecen, por horas y a veces por días, en camillas degradantes sin obtener más que el consuelo de pasar a una cama sólo para morir en ella. Y de todo esto, los funcionarios de cuello blanco, criminales por su irresponsabilidad, se lavan las manos. Sí, el señalamiento va para el director general, Sebastián Lerdo de Tejada, descendiente del liberal juarista del mismo nombre quien fue, además, el primer presidente nacido como mexicano y ya no súbdito de lo que dio en llamarse Nueva España. Siquiera por eso debería ser congruente con su sangre el Lerdo de nuestros días.
Veo ahora, en el ISSSTE donde entregó parte de su razón de ser mi madre en una época en la cual los ladrones siquiera no eran tan descarados –salvo Miguel Alemán Valdés-, una concatenación de injusticias que pueden ser, lo digo sin ambages, una de las mechas encendidas contra el estado de cosas. Basta ver a los enfermos, tendidos en sus camillas durante días, a veces sin comer salvo por lo que pueden introducir sus familiares casi a escondidas, sucios, malolientes y sin el menor cuidado. Es como si estuvieran en fila de espera… agravándose con un destino impuesto por la amoralidad del sistema público de salud.
Con tristeza infinita me narra su propio calvario una valiente derecho-habiente, con documentos en mano, quien no me pidió omitir su nombre pero lo hago para evitarle represalias con su padre enfermo de glaucoma luego de haber enterrado a su madre hace ocho meses por el descuido incalificable de una doctora Ortega, hermana de Joel Ortega Cuevas, otrora secretario de seguridad en el Distrito Federal y luego director general del Metro, ahora tan cuestionado por las obras al vapor que legó el muy irresponsable, Marcelo Ebrard Casaubón: ¿y así pretende alcanzar una candidatura, uniendo a las izquierdas? Cómo se han dado tantos absurdos no rechazamos esta posibilidad aún. Por ello, la dama referida me mira con los ojos fríos, escudriñadores, acaso cansados de la impotencia, moviendo la cabeza de un lado a otro:
–Pero todo esto, no les interesa a los funcionarios. No. No…. Incluso intenté hablar con el director y me dieron el avión. Además, un día, mientras observaba morir a mi madre, descubrí a los médicos, quienes la habían abandonando, tomándose cafés con galletitas durante horas. Ya era la una de la tarde y había estado allí desde las diez. Los encaré y les pregunté: “¿ésta es la manera con la cual cumplen ustedes sus deberes?” La respuesta, que ya esperaba, fue: “Si no se calla, llamaremos a los de Seguridad para que se la lleven de aquí”
Me cuestiono si tales agentes seguirán sirviendo a sujetos como éste pensando que ellos también sufrirán las consecuencias del abandono y el desdén que subleva, debe sublevar, a cada espíritu libre. Cuanto se cansen de ser los escudos de los farsantes y de los asesinos con batas blancas… entonces podrán expulsar a los mafiosos y exigir que las plazas se cubran por concurso y no por las influencias de los delegados (as) de cada región.
Quien amenazó a la señora valiente fue el doctor Chavarría, jefe de Cirugía en el Hospital Primero de Octubre; no tuvo siquiera la gentileza de levantarse para atender y escuchar a la quejosa. Siguió mirando a sus panquecitos mientras escupía las órdenes para desalojar a quien clamaba por atención y justicia. ¿Cuánto habrá pagado en cuotas durante diez años? Ni ella lo sabe, pero sí que ésta fue su primera experiencia ante la barrera de la ignominia.
En fin, la perspectiva en brutal. ¿Sabían ustedes, amables lectores, que muchas veces, supuestamente por falta de espacio –es decir de recomendaciones- las mujeres dan a luz en los baños con olor a cañerías podridas, sin siquiera anestesia? Pues eso ocurre en nuestra capital, la “vanguardista”, que le permitió al anterior jefe de gobierno alcanzar el reconocimiento como “mejor alcalde del mundo”. Sí ya sé que las funciones de éste no incluyen las del ISSSTE… pero sucede que los funcionarios defeños toman por asalto a la institución y la convierten en feudos propios bajo las influencias incontrovertibles; y son ellos, además, quienes más extienden las recomendaciones porque los grandes jefes, como Lerdo, están precisamente en el estado que describe su apellido; y el resto lo suprimimos por respeto a su ilustre antepasado.
De acuerdo a un recuento, bastante estricto, sobre los médicos inalterables, abúlicos diríamos, puede determinarse que de cada diez, trabajan, en serio, únicamente tres… aquellos que vienen de entidades distintas –Chiapas, Oaxaca, etcétera-, en busca de una plaza con mejores remuneraciones. Los demás, cumplido su objetivo de sumar, se entregan a la displicencia.
–¿Será porqué ganan muy poco?, interrogué a mi interlocutora.
–Pues no, señor. El de menos rango se lleva unos veinticinco mil pesos por turno, de las siete de la mañana a la una de la tarde. ¿No está nada mal?
–Quizá no…a menos que los comparemos a los ingresos de los politicastros del Legislativo o de los Magistrados mordaces e intocables –se lanzan como perros de caza contra cualquiera que ose molestarlos, auxiliándose de sus conocimientos de las lagunas jurídicas y los vericuetos legales-, quienes ni siquiera curan… sólo venden, poco a poco, al país.
Y, por desgracia, no hay Amparo posible contra los criminales vestidos de blanco.
Debate
Los relatos de horror se concatenan. No hace mucho, la delegada de la Zona Poniente del ISSSTE, en el Distrito Federal, Elsa Carolina Rojas Ortiz, determinó para ella los mejores cuidados, aislada naturalmente y con vigilancia al pie de su “suite” en el hospital, para hacerse una cirugía plástica total con el auxilio lacayuno de todo el personal. No tuvo empacho mientras a quienes llegaban en estado de emergencia debían esperar su turno, largas horas, tantas como lo que duraron las intervenciones cuidadísimas de la funcionaria con los papeles invertidos: no sabe de servir, sí de servirse de los cargos públicos.
Y va otro peor. Una noche la asistente personal, personalísima, de Joel Ayala Almeida, a la sazón secretario general de la FSTSE –Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado-, de gran peso en el personal que labora en los hospitales para burócratas, se desvaneció por una aguda intoxicación alcohólica. Ella se llama Lucía Álvarez Ayala. Por supuesto, en minutos, se le introdujo a “terapia intensiva” no sin antes desalojar a un pobre hombre, de cuarenta y cinco años, casi moribundo por una “úlcera sangrante”. La señora en cuestión fue atendida a satisfacción… y el enfermo a quien se levantó de su lecho, murió. Pero nada de esto, no vayan a creer otra cosa, tiene que ver con la corrupción. No, señor.
A esta señora, Álvarez Ayala, debe considerársele como una indecorosa influyente… asesina. Y tal deberá cargarlo en su conciencia si algo le queda de ella. Por desgracia, son casos específicos entre muchas otras crónicas negras sobre el despreciado sistema de salud en México aun cuando nos dicen, hasta la saciedad, que se abren más y más clínicas; también nos hablaron sobre el “seguro popular” hasta que el borrachín calderón desocupó la residencia oficial. ¿Tendrá tiempo peña nieto para revertir la ominosa tendencia?
La Anécdota
En no pocas ocasiones, a los derechohabientes del ISSSTE se les dice que no existen en sus hospitales la tecnología adecuada para atender tal o cual mal. Y sí la hay pero el negocio es otro: trasladar a los pacientes hacia las clínicas particulares para que les cueste su salud a pesar de las cuotas pagadas para el mantenimiento del andamiaje cada vez mas elitista, esto es casi exclusivo para la burocracia… dorada.
Cuidado. He escuchado mucho, cada vez más, unas voces que me niego a secundar pero debo registrar para explicar el rencor social cada vez mayor:
–No nos escuchan; no les importa –a los altos mandos de la política-. No existimos para ellos: por eso nos dejan morir como perros. ¿Es hora de levantarse en armas?
No, no es hora para eso, no quiero que lo sea. Más bien es el momento de alzar las voces, en una sola, para insistir en que si no se corrige esta tendencia no habrá manera de frenar la furia. Advertencia, no amenaza.
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Web: www.rafael-loretdemola.mx
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
A LA DELEGADA DEL ISSSTE DE LA ZONA PONIENTE DEL DISTRITO FEDERAL, ELSA CAROLINA ROJAS ORTIZ, SE LE ACUSÓ HACE AÑOS POR NEGLIGENCIA MAYOR EN EL CASO DE LOS ONCE BEBÉS INFECTADOS POR BACTERIAS EN EL HOSPITAL PRIMERO DE OCTUBRE. LEJOS DE PEDIRLE CUENTAS, Y EN SU CASO APLICARLE LAS COERCIONES A QUE HUBIERA LUGAR, SE LE AUMENTÓ EL RANGO Y EL SUELDO… PARA CALLARLE LA BOCA. ¿QUIÉN ESTÁ DETRÁS DE ESTOS CRÍMENES?
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