Desafío

*¿Qué más nos Pedirá?

*Valladares para Cuba

*El Chapuzón de Fidel

Dentro de unos días tendremos a Barack Obama, de nuevo, en México y no precisamente porque hubiera sido el sitio escogido para su luna de miel, como sí fue para los Kennedy –Jacqueline y John-. Nueve meses de diferencia entre una visita y otra. La anterior fue el 2 y 3 de mayo de 2013 a la ciudad de México y otra, más atrás, en marzo de 2009, cuando la influenza le “pegó” a uno de sus guardianes y desató una psicosis mundial aunque los primeros casos, de sendos niños, ocurrieran en California sin que los afectados hubiesen tenido contacto alguno con nuestro país o algún mexicano. Pese a ello la “gripe porcina” tomó dimensiones insólitas por el mal manejo del gobierno de calderón como explicamos ayer y fue apellidada “mexicana” como estigma. Siempre, por tanto, hay riesgos severos cuando arriba el jefe de la Casa Blanca a quien le basta con pronunciar unas palabras para modificar las relaciones bilaterales.

Es importante hacer notar que los mandatarios norteamericanos tienen dos etapas marcadas por tiempos, espacios y carácter. Durante su primer periodo son joviales, sonrientes, atentos y listos a escuchar a sus pares; pero, una vez alcanzada la reelección –Obama ya cumplió cinco años en la residencia de la Avenida Pensilvania-, suelen cambiar drásticamente: se vuelven más hoscos y menos tolerantes; incisivos y controladores con enorme inclinación por hacer valer su poder económico… y militar. Los gestos cambian y tienen una valoración distinta porque el presidente en cuestión observa como destino el ganar la historia consolidando los intereses no sólo de la ciudadanía estadounidense sino también de los feudos de poder, como el Pentágono, la CIA, la NSA, la DEA o el FBI. Y éstos organismos, entre el espionaje y el belicismo, marcan la agenda y aseguran el tutelaje de por vida. Obama está, más que ninguno de sus predecesores, en esta coyuntura.

Por supuesto, aunque no pueda volver a reelegirse por ley, sí es preocupante para él cuanto pueda suceder con el Partido Demócrata, caracterizado por romper viejos tabúes y encaminado hacia la postulación de Hillary Rodham Clinton, quien ya fue primera dama y secretaria de Estado buscando igualar a su marido, el ex presidente William Clinton. ¿Será un castigo por cuanto padeció por las notorias infidelidades de esto? Y, finalmente, ¿por qué debemos los demás pagar las culpas ajenas? Cuestiones de la era del matriarcado en donde ya contamos con varias distinguidas mujeres en la cumbre de varias naciones latinoamericanas: la argentina Fernández –Cristinita para igualarse a Evita, quien no portó la banda pero como si lo hubiera hecho, y la infeliz de Isabelita que la heredó hasta ser deportada-, la brasileña Dilma Roussef, la costarricense Laura Chinchilla y la chilena Michelle Bachelet, con carácter de electa luego de ganar su segundo periodo tras dejar pasar un periodo constitucional. (Quizá por estos precedentes parece tan animosa la señora Margarita Zavala Gómez del Campo, esposa de calderón, como si los frutos de la administración federal anterior fueran encomiables; ¡por favor!).

Desde luego, la perspectiva está cambiando de manera por demás dramática. Las mujeres son quienes más se encariñan con los hogares presidenciales y no dudamos que, en un futuro cercano, Michelle Obama opte por disputar una candidatura por si no resulta feliz el desenlace de Hillary. Mientras tanto, el primer hombre de color que ha sido huésped perentorio de la Casa Blanca, busca dejar su sello con algo más que sus antecedentes como hijo de inmigrantes africanos para exaltar el final de la malhadada era del racismo que, por desgracia, seguimos tocando con la mano. Los mexicanos, ahora, son tratados con mayor fiereza que en ninguna otra época y perseguidos como si se tratara de animales de caza en Arizona y Nuevo México, pero también en Texas en donde domina el clan de los Bush fundadores de Arbusto Energy –su apellido en español-, que disputa, ahora mismo, los favores para obtener los jugosos “contratos” de PEMEX que suplen a las antiguas concesiones pero que son, en el fondo, exactamente lo mismo para dolor y vergüenza de los mexicanos a quienes ni siquiera nos preguntaron nuestro parecer sino nos impusieron la línea de Los Pinos. Todo, con mucho sabor a “democracia”.

No tenemos dudas acerca de que el señor Obama está listo a imponernos nuevas y mayores condiciones. Salió de mal humor de México en mayo pasado acaso porque el señor peña nieto no le brindó las respuestas esperadas y su horizonte de incondicional ante el vecino que todo lo puede hasta manipular los hechos en torno a los verdaderos orígenes del tráfico de drogas y el contrabando de armas, que se registran, claro, en el linde de los Estados Unidos. Es más que obvia la existencia de mil quinientas armerías a lo largo de la frontera y también que las rutas para la entrada de los cargamentos de estupefacientes pasan por las mismas aduanas en donde se revisa con mayor rigor a las familias que quieren visitar Disneylandia que a los contéiners cargados de las mercancías del vicio, tan necesarias en Wall Street, por ejemplo, en donde es casi natural rebotarse de cocaína para soportar las tensiones especulativas qu e ponen grietas a la economía universal.

¿O acaso va a mantenerse la farsa de presionar a México cuando los Estados Unidos poco o nada hacen en cuanto a la distribución de las drogas en su país, a través de autopistas espléndidas que pueden ir aparejadas a los vehículos familiares? Desconfíen, quienes se animen a manejar por allá –con riesgo de ir a prisión si lo estiman así los agentes de tránsito-, de los tráilers color amarillo porque son los que vienen más cargados. Lo saben hasta las mulas.

En esta circunstancia no podemos decir que los mexicanos, siempre tan cálidos con los amigos, estén dispuestos a darle la bienvenida a Obama, quien tan bien nos caía cuando asumió su cargo presidencial en enero de 2009, dos meses y medio después de aquellas elecciones históricas que coincidieron con el drama de Juan Camilo Mouriño y José Luis Santiago Vasconcelos, derribados al intentar aterrizar en la ciudad de México a menos de un kilómetro de la residencia oficial. Luis Téllez Kuenzler, entonces secretario de Comunicaciones, guarda los expedientes secretos aunque, desde luego, por el momento niegue cualquier infiltración.

Debate

No debe dejar de señalarse que el periplo de peña nieto por Cuba, hace unos días, como antecedente casi inmediato a la visita de Barack Obama tuvo una significación especial además de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en donde el matiz fue marcado por la propensión de todos los participantes, desde el conservador chileno Sebastián Piñeira hasta el mal clon de Hugo Chávez Frías, Nicolás Maduro Moros, a unir fuerzas y superar diferencias –como las que acaban de dejar atrás Chile y Perú por cuestiones de límites territoriales-, para recorrer con mayor éxito el camino del crecimiento. Tal fue el deseo central al que se sumó México en una importante rectificación de los malos pasos de la derecha a través de doce años.

Para México, insisto, es de gran importancia el valladar que pueden poner México y Cuba a la gran potencia del norte en defensa de sus soberanías. Divididos, perdida la Doctrina Estrada, hemos estado a punto de ser declarados “estado fallido”, esto es por la beligerancia activa de criminales y subversivos –alentados acaso por grupos del exterior, como el ETA, un señalamiento sostenido que nadie desmiente-, con secuelas ominosas para la libertad y la justicia. Más allá de diferencias ideológicas y de modelos políticos –aunque México no se aleja mucho de la autocracia todavía, sin alcanzar los extremos contra la libertad individual y de expresión de los cubanos-, la razón indica que una cercanía diplomática con la isla de los hermanos Castro es tanto más alta que el muro de la ignominia en la frontera norte de nuestro país. Y esto es, de verdad, trascendente.

Por desgracia, es muy posible que la lenta agonía de Fidel Castro, pese a las fotografías con peña que lo muestran con un semblante bastante mejor, y su posible muerte en breve lapso, podría dar lugar a una guerra civil por el poder aun cuando se insista que Raúl, su hermano, mantiene los controles cuando, bien sabemos, que no es así y que Fidel, con todos sus años a cuestas, sigue estando al frente de la “Revolución”, tan admirada, que por desgracia se canalizó hacia la dictadura, tan indeseable. ¡Ay, si los grandes “barbudos” de Sierra Maestra volvieran a sus ideales originales!¡Ay, si el Ché viviera…!

Pero los hubiera no existen. Para los mexicanos, por ejemplo, la figura de Fidel comenzó a ser decadente desde el primero de diciembre de 1988 cuando la izquierda fue pisoteada por la “caída del sistema” que se inventó bartlett, el farsante consejero actual de López Obrador. Entonces, cuando un gran amigo de Cuba, Cuauhtémoc Cárdenas –con intereses financieros en la isla, debemos decirlo-, estuvo al frente de los comicios federales, Castro llegó a México para validar, con su presencia, la ceremonia de investidura de carlos salinas y el advenimiento, con él, del proyecto neoliberalista contrario a toda la filosofía aireada por los heroicos defensores de Cuba, antes y después del triunfo de la Revolución… y hasta que comenzó a eternizarse en el poder el mayor de los hermanos. (Por cierto, Fidel duró en el poder más tiempo que ninguno de los jefes de estado actual con una sola excepción: la de la Reina Isabel II de Inglaterra, ungida en 1953).

Claro que es una buena noticia –de las que me gustaría dar cuenta siempre-, la proclama a favor de declarar a América Latina, toda ella unida con cuatro mujeres en las presidencias de sus respectivos países además de la primera ministra de Jamaica, como una “zona de paz”. Es el finiquito, definitivo, para los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia; también para los subversivos de México –el EPR, el ERPI y, naturalmente, el EZLN que tanto se ha beneficiado del turismo revolucionario. Ya era hora.

La Anécdota

Solía luis echeverría visitar Cuba para nadar al lado de Fidel Castro. Hay varias fotografías en los que se observa a ambos en bañador en la cúspide de sus respectivos poderes. Pero, para algunos, tales no fueron los chapuzones mayores. El remojo más visto, el más escandaloso, fue precisamente aquel aval de Fidel a salinas. ¿Cómo pudo darse?

–Es claro –me recita un experto en la materia-. A Cuba se le acaban de dispensar, nada menos, el pago de 550 millones de dólares por distintos créditos obtenidos desde los tiempos de salinas y zedillo, quien no era nada partidario del gobierno de Fidel. Todo lo demás cae por su propio peso.

¿Cuánto nos habrá costado la foto de peña nieto con Fidel al margen de la cumbre latinoamericana?

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WEB: rafael-loretdemola.mx

E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com

LE FUE BIEN A peña nieto EN CUBA, COMO TAMBIÉN SALIÓ ESTUPENDAMENTE LIBRADO salinas EN SU TOMA DE POSESIÓN CUANDO LOS JUSTOS RECLAMOS DE LA IZQUIERDA SE ENCONTRARON CON LA MIRADA DE FIDEL, EL ICONO. ESTO NO QUIERE DECIR QUE COMPRAMOS LAS AMISTADES; PERO VA SIENDO HORA DE QUE SE EXPLIQUE A SATISFACCIÓN CUÁL ES EL VERDADERO PAPEL DE NUESTROS MANDATARIOS ANTE EL GOBIERNO CUBANO MÁS ALLÁ DE AMBIGÜEDADES Y TIBIEZAS. POR LO PRONTO, A OBAMA NO LE VINO BIEN ESTE PRECEDENTE Y ESO NO ES MALO: FIJAR LÍMITES ES ESENCIAL SI PRETENDEMOS EL RESPETO A NUESTRA SOBERANÍA. POR LO DEMÁS, LA DIPLOMACIA PARECE IRSE ENCARRILANDO. Y ESTO TAMBIÉN DEBE SEÑALARSE AUNQUE EL RECUENTO GENERAL DE LA GESTIÓN PRESIDENCIAL EN CURSO SIGA SIENDO NEGATIVO.

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