DE SOBERANIA ALIMENTARIA Y OTRAS SOBERANIAS

Según el mexicano Alberto Uc Hernández, ingeniero agrónomo y doctor en economía, soberanía alimentaria es la facultad de cada pueblo para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias de acuerdo a objetivos de desarrollo y seguridad sostenibles. Pero en los aciagos días que vivimos vale reflexionar sobre el término soberanía en su mayor amplitud.

Destacados pensadores han tratado de definir la soberanía y su papel en el devenir de la sociedad. El francés Jean Bodin en 1576, Thomas Hobbes en su famoso Leviatán publicado en 1651, y Jean Jacques Rousseau en 1762, van conformando una idea general hasta que en 1789, en el complicadísimo ambiente político napoleónico, el Conde Emmanuel Joseph Sieyès define como soberano a la colectividad o pueblo en su conjunto.

Ahora, al observar los cambios constitucionales impuestos por los legisladores mexicanos a pesar del evidente repudio de las mayorías que supuestamente representan, se debe aceptar que el poder para elegir gobernantes, diseñar leyes y aprovechar las propiedades del territorio no se encuentra en el pueblo sino en un pequeño grupo corporativo internacional que decide todo a su favor.

Ante los hechos consumados, recientes y de antaño, resulta conmovedor el candor popular pero indignante la socarronería de los líderes políticos mendazmente ocupados en diseñar estrategias electoreras cuando el frágil navío nacional se hunde.

Los legisladores, ocultos tras enormes murallas de acero, protegidos por tropas armadas y dócilmente obedientes a los intereses trasnacionales, traicionaban los principios constitucionales y enajenaban la única fuente de recursos que le quedaba a nuestra Patria mientras Cuauhtémoc Cárdenas y la putrefacta dirigencia de su partido entretenían a sus anonadados seguidores con una soñolienta marcha alrededor del monumento a la Independencia, y en tanto los líderes del Morena desfogaban la ansiedad de sus partidarios motivándoles a martillear las vallas blindadas con piedrecitas y cacerolas hasta que el sueño y el cansancio les convencían de la inutilidad de su empeño.

Terminado el sainete, unos y otros transfieren sus objetivos al año 2015. Los perredistas con el señuelo de la consulta popular, los morenistas con el de vencer en las urnas, y los otros decididos a conservar sus privilegios desde el poder. El pueblo, iluso e ilusionado, en espera de ganar un mundial y de un mesías que le pueda salvar.

Ojalá que surjan nuevas teorías y nuevos actores. Que, por el bien de todos, prosperen ideas como las del agrónomo Uc Hernández cuando propone modernos sistemas de organización popular para revitalizar el campo y así asegurar el derecho a la alimentación, entendiendo su importancia vital para la humanidad.

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