Crónicas negras: residuos de campaña

Por Víctor M. Navarro

El Instituto Nacional Electoral (IFE) según declaraciones de su titular Lorenzo Córdova (en estos momentos paseante distinguido), difundió la especie afirmando que las votaciones del pasado 7 de julio fueron un ejemplo de conducta ciudadana.

Sin contar que poco más de la mitad de la población del país no votó, en realidad se necesita ser bastante cínico para declarar tal tipo de cosas, o bien estar en el limbo y no percatarse de las anomalías, a diestra y siniestra que sucedieron en la capital del país y muchas locaciones de la República.

Cómo acceder a informaciones más allá de las vertidas por los canales habituales, lo más sencillo y difícil a la vez: entablar una relación cercana y de colaboración con un defraudado equipo de “brigadistas” o “promotores del voto”, conjunto de elementos que pegaron propaganda, distribuyeron volantes, convocaban a la población para mítines y reuniones multitudinarias, pasaban de casa en casa, portaban la camiseta y atendían órdenes de coordinadores de campaña. Y digo defraudados porque a hasta la fecha no le han pagado y a otros definitivamente les quedaron a deber, razón casi suficiente para que nos platicaran las sutiles prácticas de candidatos, partidos, coordinadores de campaña y demás secuaces de nuestra democrática vida nacional.

Primero las estrategias para contratar elementos de una y otra colonia, gente dispuesta a trabajar sin descanso todo el día por setecientos pesos semanales distribuyendo propaganda y poco a poco meterse en un círculo donde toda guerra sucia es posible. En la noche ir a desprender propaganda de los otros partidos, en el día colgar pendones sin escaleras o ayuda alguna, como cirqueros y saltimbanquis, caminar colonias, visitar plazas, mercados, vecindades, unidades habitacionales y casa por casa para promover el voto, a discreción ofrecer doscientos pesos por persona. Si había necesidad de enfrentar brigadas de otro partido, que chido que son buenos para el trompón y el guamazo. Por el lado femenino mujeres jóvenes, enjundiosas, solidarias, serviciales, necesitadas pues, muchas en nuestra vida nacional –por cierto-.

Roberto Chávez es un viejo lobo de mar en esto de las campañas y el proselitismo, de hecho me tocó empujar su carrera hace más de una década cuando Víctor Hugo Romo contendía por primera vez para diputado local en el perímetro de Tacubaya. Un amigo de ese entonces Alain Granados, algún tiempo con aspiraciones intelectuales, después un diletante de la política y enjundioso arribista, funcionario denostado y defenestrado, se dedicó a coordinar la plataforma de lanzamiento del incipiente político perredista, de hecho el que esto escribe le consiguió al “cachorro” cerca de trescientos votos para su campaña a cambio de despensas que se le entregarían a la gente que lo apoyara, dádiva que nunca llegó; el después flamante delegado Romo iniciaba su carrera con las mentiras y los artilugios consabidos, práctica que le sirvió para convertirse en un tipo fraudulento y corrupto, bueno: eso dicen vecinos tanto de Polanco, las Lomas y la Condesa, como de la Pensil, la Anáhuac y Tacubaya- algo le sabrán-.

En los ires y venires el amigo Roberto ha sido testigo y elemento participante de nuestras enjundiosas prácticas políticas en las bases, de hecho convoca y forma grupos de promotores, sobra decir que su carisma y activismo existencial lo ha convertido en referente de varias, muchas colonias de las delegaciones de nuestra ciudad, activo, muy activo en estas campañas del 2015, y también muy decepcionado por las transas y mentiras que siguen siendo el pan de todas las campañas.

David Razu hizo alianza con el partido Nueva Alianza, entonces había que entenderse con la ex candidata delegacional por Miguel Hidalgo Giovanna Vázquez Sosa quien le había cedido los bártulos al exjefe de gobierno, cofrade de Romo y grisáceo funcionario… “ya como coordinadora de campaña nos traía en chinga, nos pagaba a destiempo y nos aleccionaba con amenazas y promesas; recuerden –insistía una y otra vez- que en las casillas ustedes van a vigilar que nadie compre votos…bueno, nada más nosotros. Y Así nos instruyó: hay que ofrecerle doscientos pesos a cada persona que vote por nosotros, si logro que sean trescientos les aviso.

Cuando perdimos todo era desconsuelo, tanto que nos avisaron por medio de José Luis Cerón, coordinador de campaña, que ya no nos pagarían las últimas dos semanas de chamba, que porque no le habíamos echado ganas, que porque no logramos lo que nos habían encomendado y además el presupuesto se había acabado…éramos treinta o más, salimos de la casa de campaña con el rostro desencajado, el Lobito dijo: y si les partimos la madre, el Pepón le contestó: ya se las partieron. Yo me regrese con el licenciado Cerón quien me había prometido una “firulilla” más, me dio 500 pesos, regresé y me incorporé con la banda, fuimos a Tacuba. Nos ubicamos muy cerca del terreno baldío donde días antes más de la mitad de promotores habían tirado toneladas de carteles, volantes y pendones: nos sentamos en la esquina consabida, compramos unos litros de pulque y a risotadas concluimos: “¡ah pa´campañita!”…

Y el INE, como dice Cantinflas: A sus ordenes… ¡jefe ¡

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