Por Guillermo Robles Ramírez

En México el robo de celulares no es una noticia nueva, es decir, existen estadísticas en las que se ha detectado su incremento año tras año. Simplemente en el 2017 se había determinado su incremento seis veces mayor respectivamente a años anteriores, es decir, el incremento había sido hasta de un 500 por ciento.

Lo anterior se traduce en los siguientes reportes hechos por la Asociación Nacional de Telecomunicaciones. Año 2012 se reportaron robados 156 mil dispositivos, al año siguiente se incrementó a 600 mil y posteriormente en el 2016 fueron 900 mil, y así sucesivamente se han dado los incrementos gigantescos.

Aunado a estos robos de celulares o dispositivos inteligentes, lo acompaña las llamadas de extorsión que se realizan dentro de los penales en México por más de 5 millones de llamadas anuales, y lo mismo sucede con la planificación de secuestros telefónicas con cómplices que están en las calles.

Pero por si fuera poco lo anterior, la delincuencia organizada se ha apoderado de las infraestructuras de los prestadores de servicio de Internet. Lo anterior denunciado a las autoridades cada vez que personal autorizado pretenden hacer un mantenimiento a las torres de comunicación se encuentran abandonados equipos sofisticados de terceros ajenos de la empresa, y hasta en ocasiones este mismo personal que pertenecen a las empresas prestadores de servicio de Internet y/o celulares; se les niega la entrada por guardias tanto municipales o privados armados impidiendo entrar a las instalaciones.

            Los latrocinios cometidos a sectores de la comunicación, ha rebasado los límites registrándose casos insospechables como lo es que “se cuelguen” de las torres de comunicación oficiales y de empresas privadas con toda complacencia de las autoridades que prácticamente no hacen nada por impedirlo o prevenirlo.

Todo empezó con asaltos a autobuses de pasajeros en carreteras vecinales para pasar a los caminos estatales y ahora proliferar en las carreteras federales.

En los últimos meses ha pasado la delincuencia organizada al descarrilamiento de trenes de carga para robarse los bandoleros la mercancía que llevan dichos trenes ocurriendo estos hechos de manera frecuente en el sur del país.

            El asalto a tráileres con carga de mercancía diversa se ha multiplicado, llegando la gravedad de estos robos a que las líneas de transporte se han tenido que organizar para reunir varios viajes y que vayan en “fila india” cuatro, cinco o más camiones cargados con productos varios para no ser atracados por los sinvergüenzas, causando esto mayores costos en el transporte por ir los choferes acompañados de otro empleado para que reporte de inmediato cuando pretendan asaltarlos.

La situación que vive México en cuestión de delincuencia en general, está siendo calificada como intolerable no solo por las empresas nacionales, sino también por negocios fuera del país que no se han escapado de las actividades delictivas.

Hasta qué grado las autoridades federales, estatales y municipales seguirán tolerando esta intolerancia de las bandas y grupos delincuenciales de todo tipo; que cada vez se arraigan en las diversas regiones del país. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org