Crecemos con desorden

Por Guillermo Robles Ramírez

Es innegable que el crecimiento del desarrollo urbano de las ciudades coahuilenses va a tambor batiente, aunque también no puede desconocerse que por lo obsoleto e ineficiente de las leyes y reglamentos que regulan y disciplinan la construcción de todo tipo de inmueble y particularmente en desarrollos habitacionales, preferentemente de los llamados de alta densidad, está causando fuertes dolores de cabeza a la mayoría de los ayuntamientos de la Entidad.

La opacidad y “debilidad” y a la vez “nobleza o blandura” de las actuales normativas en materia de desarrollo urbano, está siendo aprovechada de manera desventajosa y voraz por parte de muchos fraccionadores, aunque también existen los que cumplen cabalmente no solo con lo que, establecido en los reglamentos y leyes, sino más.

La oportunidad por las actuales condiciones de “amplia” apertura de las normativas de construcción en la mayoría de los casos, está acarreando además de problemas en casas extremadamente reducidas, en la infraestructura de movilidad urbana, por la planeación y realización de arterias estrechas, la entrega solo del terreno de las áreas de convivencia sin la menor estructura para convivencia de los niños, jóvenes y adultos que habitan esos conjuntos denominados “palomares”, agudizándose con la modalidad puesta en marcha del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, INFONAVIT, que dio luz verde aproximadamente unos 9 años atrás para complejos habitacionales “horizontes” lo que es lo mismo para “arriba”, buscando con ello resolver el encarecimiento de las casas por los elevados costos de los terrenos que cada vez se encuentran más alejados de los principales sectores de las cabeceras municipales.

Mientras que los desarrolladores de viviendas incumplen con requisitos que marcan los actuales y obsoletos reglamentos de obras públicas y desarrollo urbano, los municipios elevan desmesuradamente su gasto en complementar los servicios que no ponen a disposición los fraccionadores.

Estos casos son muy recurrentes, lo que ha motivado y alentado a suspicacias y sospechas de si existen arreglos a escondidas, pero que todos los que están a su alrededor, se dan cuenta entre los responsables de las áreas municipales de desarrollo urbano y obras públicas.

Hay pocos ediles coahuilenses que han declarado un hasta aquí; a la suavidad y elasticidad que se da, porque así se decretaron hace años, las actuales reglas y normatividades que exige y obliga el crecimiento moderno y contemporáneo de las poblaciones de Coahuila. En algunos casos solamente se dijo de los dientes hacia afuera que se crearían nuevas leyes y reglamentes; en algunos pocos casos se cumplieron modificaciones muy superficiales, pero no quien las haga cumplir dando a entender que don dinero siempre está presente o bien, la apatía de las autoridades locales lo consideran como minutas.

La mayoría de los municipios tienen que completar con recursos de todos los contribuyentes e, inclusive descuidando o desatendiendo otras prioridades, el arreglo desde banquetas, plantaciones de árboles, dotación de equipo recreativo y todo lo que conlleva que las familias de esos nuevos asentamientos humanos cuentan con la infraestructura adecuada para el esparcimiento de quienes habitan esos sectores donde los únicos ganadores son los fraccionadores.

Cada año los ayuntamientos de Coahuila destinan más dinero para urbanizar los terrenos lisos y llanos que entregan los empresarios de viviendas de interés social, ya que todo lo resuelven creando ellos mismos, en muchos casos, asociaciones de colonos para que presenten a las autoridades municipales para que los doten de lo que no recibieron de los promotores y desarrolladores de viviendas.

El INFONAVIT, si lo desea, mucho tiene que aportar en ese tema, es cuestión de obligar a quienes generarán casas de interés social, de manera muy particular a las áreas de alta densidad que participen en la infraestructura recreativa de sus colonias. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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