Con crisis y ratas

Por Guillermo Robles Ramírez

La falta de empleo y la crisis económica que se vive en estos momentos, ha agravado la situación de muchísimas familias coahuilenses, así como en el resto del país, que no solo tienen ahora que lidiar con el poco o nada de dinero que llega a sus hogares, sino con bastantes comerciantes voraces y arbitrarios, particularmente en el ramo de medicamentos que no se tocan el corazón al vender no solo medicina a punto de caducar y en ocasiones caducos; sino a precios que a todas luces son arbitrarios e inhumanos.

Ahora sí que es un lujo enfermarse, porque no hay que olvidar que la carencia de medicamentos en el IMSS e ISSSTE, así como el fracasado Insabi de la 4T, no ha dejado ninguna otra opción a la población a tener que rascarse con sus propias uñas, aunque estén pagando de sus salarios o nómina a estos institutos de salud gubernamental pertenecientes al gobierno federal.

Y, como en todo, hay buenos y malos boticarios o dueños de farmacias, es decir, hay honestos y ratas y un caso concreto de estos últimos son las farmacias comerciales que existen lo mismo en Saltillo que en Monclova, Torreón y en otras ciudades del Estado.

Hay muchos ciudadanos que pueden constatar que farmacias reconocidas comercialmente en toda la Entidad son caras, incluyendo aquellas denominadas como genéricos.

Además, como la demanda de medicamento ha rebasado la capacidad de las farmacias particulares para poder vender los medicamentos que no surten en el ISSSTE, IMSS e Insabi por el desabasto que tienen dentro del proyecto de austeridad del gobierno del “Peje”; ahora dichas farmacias comerciales están careciendo de medicinas así que los pacientes o familiares tienen que estar peregrinando por toda la ciudad para poder completar la receta médica.

También se ha observado que ante esta situación que se ha dado desde los últimos tres años y medio en donde enfermos sí hay, pero no medicamentos y cuando los encuentran en negocios comerciales sus precios son demasiados altos o hasta ridículos; sin embargo, la necesidad es mayor surgiendo una opción que algunos doctores han estado resolviendo para sus pacientes.

La maquila de medicamentos en laboratorios particulares de marcas no registradas, es decir, hechas por los mismos doctores, han solucionado no solo el costo sino hasta las dosis en la que el paciente no se ve obligado a tener que estar cortando una pastilla chiquita en dos, tres o cuatro partes para ajustar la dosis que viene en la receta.

Un acto de buena fe y confianza  por parte de los médicos particulares en que efectivamente la medicina que se vende dentro de consultorios contienen la dosis y medicamento correcto, así como el paciente de no denunciar porque no se sabe si están verificados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, mejor conocida por sus siglas Cofepris, en donde en caso de no estar regulados a lo más que está facultada la autoridad mencionada anteriormente es una pequeña multa, pero el doctor puede continuar ejerciendo su profesión.

Pero siendo honestos existe una necesidad que fue creada por el mismo gobierno y la voracidad de las farmacias comerciales, así como los laboratorios quienes surten a estos grandes negocios de distribución a la venta y la gente al resolver su problema económico para surtir una receta y curarse con estas medicinas económicas vendidas dentro de consultorios y obviamente no a la vista pública, optan por aplicar el dicho popular, “calladito me veo más bonito” ante esta crisis en donde sobran las ratas que se aprovechan. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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