Bolivia, tan cerca y tan lejos del mar

La Paz (PL) En 2015 Bolivia volvió a acariciar la posibilidad de retornar al océano Pacífico con soberanía, anhelo centenario de un pueblo que durante más de un siglo ha exigido a Chile la devolución de al menos un pedazo de los cientos de kilómetros de litoral que le arrebató.
Por momentos parece que todo está cerca, que la posibilidad es real, pero luego, declaraciones gubernamentales en Chile mediante, todo parece tan lejano que hasta el más optimista de los bolivianos se guarda la esperanza en espera de que lleguen tiempos mejores.
En septiembre pasado, dos años después de que el país del altiplano presentara una demanda contra Chile en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el referido Tribunal dio un paso importante camino a resolver el litigio entre ambas naciones vecinas.
Poco después de que Bolivia presentara su demanda, el gobierno chileno objetó las potestades del tribunal de marras, que dispuso entonces, y en primera instancia, decidir sobre sus facultades para asumir después el tema de la petición.
A finales de septiembre la referida Corte Internacional rechazó por mayoría absoluta la objeción presentada por Chile sobre la competencia del referido tribunal y adelantó que decidirá sobre el reclamo boliviano, que tiene la intención de obligar a Chile a acudir a una mesa de negociaciones para ventilar el asunto.
Por 14 votos a dos, la Corte rechaza la objeción preliminar presentada por la República de Chile, destaca el dictamen de La Haya, que aclara que el tribunal es competente sobre la base del Artículo 31 del Pacto de Bogotá para atender la solicitud presentada por el Estado Plurinacional de Bolivia el 24 de abril de 2013.
Asimismo, insiste en que nada impide a La Haya tener competencia sobre el litigio, en virtud del referido artículo del Pacto de Bogotá y decide desestimar la objeción chilena.
El tribunal, durante el proceso de exposición de sus argumentos mencionó los pasos dados por cada uno de los países en defensa de sus argumentos y mencionó los antecedentes del litigio, marcado, sobre todo, por la firma del Tratado de Paz y Amistad de 1904.
El referido acuerdo se firmó un cuarto de siglo después de que una invasión chilena, en febrero de 1879, le arrebatara a Bolivia más de 400 kilómetros lineales de costas al Pacífico y 120 mil kilómetros cuadrados de territorios ricos en minerales.
La decisión del tribunal, ubicado en la referida ciudad holandesa, trajo reacciones encontradas en ambos lados de la frontera que comparten ambos países: en Bolivia primó el optimismo y gobierno y pueblo lo festejaron cual si hubieran conseguido una importante victoria.
Por primera vez, en muchos años, un tribunal internacional falló a su favor y dejó abierta la posibilidad de decidir sobre la demanda, para lo cual habrá que esperar aún muchos meses más.
En Chile, el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet advirtió que aún resta mucho por hacer, en primer lugar que La Haya decida a favor de Bolivia en el juicio futuro, pero dejó claro que aún así su país podría tomar otras determinaciones, entre ellas desconocer el veredicto, incluso hasta darle la espalda al Pacto de Bogotá.
Evo Morales, sin embargo, llamó al diálogo a su homóloga chilena, con el objetivo de resolver el diferendo incluso antes de que vuelva a pronunciarse La Haya.
«Somos un país de paz. Somos un Estado de diálogo y convoco al gobierno de Chile a acompañar este proceso mediante el diálogo. La Corte ya dio un camino a seguir, porque estábamos convencidos de su competencia», comentó entonces el primer presidente indígena de su país y férreo defensor del derecho marítimo de Bolivia.
«Quiero saludar a las organizaciones sociales de Chile, a los intelectuales, profesionales, artistas, quienes expresaron su apoyo y aún llegan cartas, notas, mensajes del pueblo chileno, porque esta injusticia no fue provocada por el pueblo chileno, sino por intereses transnacionales», insistió el mandatario entonces.
Morales, quien recordó que los pueblos trabajan por la integración y representan a la Patria Grande, insistió en que la lucha de los bolivianos continuará hasta volver al mar con soberanía, no solo como gobierno sino como pueblos.
Para el jefe de Estado, el fallo no solo da esperanzas para Bolivia sino resaltó la importancia del diálogo para resolver temas pendientes y exhortó a la parte chilena a ir a las conversaciones, en lugar de acudir a organismos internacionales.
Bolivia nunca claudicará hasta volver al Pacífico, recordó y reconoció el respaldo de los movimientos sociales, en tanto agradeció a los organismos internacionales y a los presidentes y expresidentes de América Latina y el mundo que en algún momento se solidarizaron con las pretensiones de Bolivia de volver al mar.
Desde septiembre, ambos países intensificaron sus gestiones para fortalecer sus referidos equipos jurídicos de cara al juicio en La Haya, y también reiniciaron la campaña internacional para dar a conocer sus posiciones.
El delegado internacional boliviano, el historiador y expresidente Carlos Mesa, recorrió desde entonces varios países de Europa y América con el objetivo de dar a conocer la verdad de Bolivia.
Asimismo, Morales llamó a formar parte del equipo a todos los exmandatarios vivos, quienes se sumaron a Mesa y Eduardo Rodríguez Veltzé, quien funge como embajador en Holanda y agente ante la Corte de La Haya.
A este grupo se unieron hasta los más acérrimos enemigos políticos de Morales, como el otrora mandatario Jorge Turo Quiroga, quien junto a Jaime Paz Zamora y Guido Vildoso acudieron al llamado del ejecutivo para respaldar la demanda. De una reunión entre todos salió la propuesta de abrirse al diálogo incondicional con Chile, que en noviembre nombró al exministro y otrora secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, como nuevo agente para la demanda, en sustitución de Felipe Bulnes, quien presentó su renuncia.
Insulza, quien visitó varias veces Bolivia durante su mandato al frente de la OEA, se mostró dispuesto a visitar La Paz, pero sin la condición de tener que referirse al tema marítimo o iniciar en algún momento las negociaciones o el diálogo.
Por otra parte, el expresidente chileno Ricardo Lagos advirtió que una salida soberana al mar para Bolivia dependería siempre de la posición de Perú, porque Santiago solo accedería, supuestamente, a un trozo de litoral en una parte del territorio que su país le arrebató a Lima.
Ante estas declaraciones vuelven las dudas y parece alejarse la posibilidad de que los bolivianos tengan mar, porque ya no dependería solo de la voluntad de los inquilinos de La Moneda, sino de las consideraciones de quien habite en la Casa de Pizarro.
De todas formas, el tema marítimo cobra cada vez más fuerza en Bolivia, y su gobierno y su pueblo ven más cerca la posibilidad de contar alguna vez con un pedazo de mar propio, donde hacer valer sus derechos y sus leyes.

*Corresponsal de Prensa Latina en Bolivia.

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