Guillermo Robles

Aumenta la pobreza

Por Guillermo Robles Ramírez

Cumplido un poco más de un año de esta pandemia en donde un virus mortal afectó a la población de mundo, nos dejó ver lo mejor de todos, así como lo peor. Pero no solo eso también salió a la superficie lo que hay en apariencia en diferentes rubros de la economía, cultura y educación.

Un ejemplo de ello fue en el sector de la economía, en donde nos dimos cuenta sobre la importancia de la transformación del comercio tradicional para brincar a la digital. También hubo una conciencia de las victimas de la publicidad y mercadotecnia, cuando un gran número de personas se dieron cuenta que no era importante tener oficinas lujosas, o ubicados en lugares estratégicos o plazas comerciales y/o edificios modernos, así como ostentosos. Sino todo se podía hacer desde los hogares, con el famoso “Home Office”, término en inglés muy familiarizado por todos los mexicanos. Algo que no era visto y falta de profesionalismo años atrás antes de la pandemia del Coronavirus.

Así sucesivamente pasamos una nueva manera de vivir, en donde hubo más cosas negativas que positivas, aplicando la teoría de la evolución de las especies siendo la de Charles Darwin, la que prevalece y se aplica también en los seres humanos; la adaptación fue la clave.

Sobre este mismo tema, me gustaría ampliar un poco más lo que sucedió con el cierre de las escuelas públicas y privadas de la educación básica. Las que se vieron afectadas negativamente fueron las privadas, en donde el mismo inconformismo de padres de familia, decidieron sacar a sus hijos para mejor inscribirlas en las públicas en donde la enseñanza es en los canales televisivos abiertos. Esto provocó menos ingreso en su cobro mensual el cual no se justificaba continuar el pago a los particulares.

El estatus, y la vanidad dejó de ser importante ante la sociedad en donde lo que más importaba era que los hijos no perdieran el año de educación. Hay que reconocer que fueron pocas instituciones educativas particulares que lograron adaptarse por medio del Internet.

En el caso de los padres que ya tenían sus hijos en escuelas públicas, ya sea estatales y federales. Tuvieron un respiro en los bolsillos de esos hogares al no tener que comprar uniformes, calzado, mochilas, cuotas, cuadernos, forro, entre muchas otras cosas más que anteriormente era el viacrucis de cada padre de familia al inicio de clases y ciclo escolar.

Los que se vieron afectados fueron los negocios que cubrían la demanda de utensilios escolares y uniformes; así como el calzado siendo este último comercio quien ha reportado perdidas hasta del 95 por ciento, puesto que el confinamiento y falta de clases presenciales provocó una caída drástica en la venta de zapatos y tenis escolares.

Tanto el Sindicato de Trabajadores de la Educación y el Sindicato del Instituto Politécnico Nacional, dejaron ver a los mexicanos su mejor cara de lo que significa estar al “servicio de México”, cuando sometieron al gobierno federal y las autoridades de la educación federal y estatal, que no iniciarían dar clases presenciales hasta no estar vacunados contra el Covid-19. Se hizo sentir el gran mazo del sindicalismo en nuestro país, en donde la percepción del mensaje fue ambigua y negativa.

Por un lado, se dejó entender que los maestros de nuestro país les dio flojera y otros oportunistas para seguir cobrando sin necesidad de trabajar. El mensaje para otros padres de familia fue hasta cierto punto discriminatorio para la condición de salud de miles de niños y niñas; dando a entender que son los portadores del virus mortal.

Pero las cosas no terminan ahí, sino dentro de sus peticiones pedían que el semáforo Covid-19 de la localidad y entidad estuviera en color verde, además de que las instituciones educativas públicas contaran con todas las medidas de salud como gel y jabón antibacterial; agua en los baños para la limpieza constante, entre otros más.

La pasividad del actual régimen de caudillismo de la Cuarta Transformación, así como su falta de interés en todo lo referente a salud pública y educación, a llevado a México a un gran problema y desventaja de competitividad.

Una pobreza de aprendizaje de más de 11.4 millones de niños y niñas, en la educación básica y unos 120 millones en América Latina y el Caribe, traducido lo anterior en mil 700 millones de dólares en pérdidas de aprendizaje, lo anterior datos estimados por el Banco Mundial.

Una responsabilidad moral, si es que tienen, los sindicatos de maestros de México, así como el del “Peje”, en donde cada quien puso sus condiciones para impartir clases, por encima de la educación de nuestro país. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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