Julian Santiesteban

A tiro de piedra: Seguridad, el tema de campaña

Los políticos tímidos e interesados se preocupan mucho  

más de la seguridad de sus puestos que de la seguridad de su país 

Thomas Macaulay 

Por Julian Santiesteban 

Si a los políticos les interesara -y pudieran- resolver la mitad de las problemáticas de las que echan mano para hacer campaña, la realidad de este país y la de millones de mexicanos que subsisten a nivel de supervivencia y padeciendo los índices más graves de criminalidad serían diametralmente diferentes, pero además, esas soluciones posibilitarían una evolución en el electorado promedio, para que en la toma de decisiones, se “piense” antes de “sentir.” Evidentemente, ese cambio, implica un riesgo para la clase política en general, pues el engaño y la ilusión, antes que la propuesta y el compromiso, son la constante cuando de pedir el voto se trata. 

Un millón 335 mil 173 electores tiene Quintana Roo, pero además, el 79 por ciento de la población estatal vive en zonas urbanas en 27 centros poblacionales de este tipo y, apenas, el 21 por ciento restante, viven en la zona rural compuesta por dos mil 180 localidades; en esta situación y por el avance de la criminalidad en la entidad, era previsible que, en esta etapa, los actores políticos usaran temas como el de la inseguridad para fustigarse entre sí, pero entiéndalo bien el elector, el tema  se usa para la campaña y, en la misma, se propondrá regresar a la situación en la que todos podían caminar con tranquilidad por las calles, frase de añoranzas, ahora tan difíciles de cumplir; pero la realidad es una sola: ninguno de los cinco aspirantes a la gubernatura pacificará el estado, no solo/a,  no en un sexenio, no por ahora. 

Tres semanas y dos días quedan de campaña y tanto los ataques, como los temas que verdaderamente duelen a los quintanarroenses, se utilizarán ahora para fustigarse entre candidatos. El sábado que pasó, el dirigente estatal –en papel, por lo menos- del Partido Acción Nacional (PAN), Faustino Uicab, lanzó una “pedrada” más que previsible a la candidata de Morena y sus aliados, Mara Lezama Espinosa. El panista reclamó a la candidata, que regrese a Cancún para recomponer la inseguridad rampante y los problemas con la concesión para recoja de basura, entre otros, diciendo que hay gobiernos panistas –como el de Yucatán- entidad considerada la más segura del país. 

La poca capacidad del dirigente, seguramente incidió en que pensara que podría utilizar el tema para la crítica a Lezama Espinosa, sólo un detalle le faltó, que terminó siendo el peor de los “balazos en el pie”; la entidad en la que él y su candidata, Laura Fernández Piña, viven, también es panista, y Quintana Roo tiene los peores indicadores en materia de violencia contra la mujer, pero además tuvo al titular de Seguridad Pública con el más lamentable recuerdo entre la población, aun entre los ocho gobiernos estatales anteriores. Así de mal el recuerdo dejado por Alberto Capella Ibarra, quien además tiene problemas legales en Morelos, otra entidad que fue panista y en donde también la delincuencia organizada floreció al calor de esas administraciones. Ciertamente, en Cancún la criminalidad es inocultable, con los peores indicadores, pues es la ciudad más poblada de Quintana Roo, pero pudiera sumarse también que, ni el gobierno federal ha podido erradicar la operación del crimen organizado. Simplemente porque se requiere de acciones conjuntas y coordinadas, no de una competencia entre ámbitos de manera permanente. Por eso cuando el tema de seguridad se convierte en uno político, menos existe probabilidad de solucionar, porque se utiliza sólo para la crítica. 

Y como tampoco se trata de “poner la otra mejilla”, el dirigente de Morena respondió a los señalamientos panistas: “La responsabilidad de la seguridad es del gobierno del Estado a través del Coordinador General del Mando Único.” Su reclamo debe dirigirlo al gobernador, Carlos Joaquín González, y no a los alcaldes cuya policía municipal es meramente preventiva  y no operativa.” Ante lo lapidario, nada qué agregar. Sólo una lamentable acotación, siendo el tema uno de campaña y no de política pública, prepárese el elector para no tener solución efectiva alguna, se trata de hacer campaña, de obtener el poder, de intentar posicionar a los y las candidatas, de resolver el problema… de eso no hay mucho. 

Por cierto, Mara Lezama Espinosa, hábilmente ha evitado responder directamente a sus críticos, porque hacerlo les daría alguna notoriedad. Mediciones múltiples ubican a la morenista más de 26 puntos porcentuales por encima de sus competidores; pero en el caso de Laura Fernández Piña, salir al frente era indispensable, se supone, que compite “en serio”; pero tiene un enorme problema, el pequeño municipio en el que cinco años cobró como presidenta municipal, tiene tan disparada la criminalidad, que incluso le asesinaron al candidato a sucederla, Ignacio Sánchez Cordero. Sí, “se lo asesinaron”, porque era responsabilidad de ella –siguiendo la lógica panista, mantener la paz en Puerto Morelos y “no pudo”, parafraseándola de nuevo. Como pretender gobernar una entidad, si en un municipio menor a los 20 mil habitantes no se pudo contener la criminalidad, y aun así, Fernández Piña critica a su competidora, que llevó las riendas de una población cien veces mayor… ¿nota el despropósito, pero sobre todo que no hay proyecto real? 

Así, el intercambio de “culpas” hace que el elector no albergue esperanzas de obtener un entorno más seguro, sobre todo porque, pasando la campaña, será el momento de cumplir…y ahí cambia todo a una realidad también diferente al ideal mundo de la promesa, acaso lo único bueno que puede anticiparse es que, si Morena gana, ahora sí, personajes como Alberto Capella, Lucio Gutiérrez y, probablemente, si la XVII Legislatura hace su trabajo, Óscar Montes de Oca Rosales, serán tan sólo malos recuerdos en el gobierno local y sobre todo, entre ciudadanos, o acaso pretendían aun con las críticas y malos desempeños, mantenerlos en la nómina estatal? 

COMENTARIO MORBOSO 

“Sea sapo, sea rana, Palazuelos gana”; bien chafa la porra, pero bien interesante el fenómeno político. Roberto Palazuelos Badeau reapareció. Anduvo en una región periférica de Cancún con mototaxistas y pobladores del lugar. Dijo que, en el presente proceso electoral, “lo bajaron”, pero que él se “subirá” de nuevo y va a ser gobernador de Quintana Roo. No sabemos si será cierto, pero lo que seguramente sí será es una molestia permanente, pues su incursión mediática llega como patada en “salva sea la parte”, justo un día antes de que la Coparmex lleve a cabo un debate con los y las cinco aspirantes a la gubernatura, pero además, días antes de que se realice el debate organizado por el Instituto Electoral de Quintana Roo, se espera una nueva aparición. 

Ya ha adelantado críticas a los candidatos de Movimiento Ciudadano (MC), José Luis Pech Várguez, y del PAN-PRD, Laura Fernández Piña, a quienes ha acusado, prácticamente, de haber comprado sus respectivas candidaturas. 

Es difícil saber si el “diamante negro” alcanzará la gubernatura quintanarroense, pero ha comenzado a movilizar a los actores en el proceso actual, dado que, lo que haga, puede incidir en el ánimo público. Por cierto, no es tan difícil inferir con quién pactó el actor y empresario, sobre todo porque tiene una buena amistad con la coordinadora de campaña de Mara Lezama Espinosa, Marybel Villegas… el diamante se prepara entonces para tremenda estrategia de contraste en los próximos días, independientemente de lo político, pues es empresario. Lo de Cancún este fin de semana, fue sólo un ensayo, así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima. 

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