Julian Santiesteban

A tiro de piedra: Municipios, los vicios y corrupción de siempre

Muchos jueces son incorruptibles,  

nadie puede inducirlos a hacer justicia 

Bertolt Brecht

Por Julian Santiesteban 

Los precios “inflados” y el cobro de obra pública que no se realiza ya no son novedad en las ilegalidades de la administración pública en todos niveles, pero que las irregularidades cometidas por los anteriores gobiernos municipales sea, por ejemplo, la repetida y millonaria retención de prestaciones que nunca se enteraron y que con ello se afecte directamente a la base trabajadora, representa no sólo un pernicioso vicio de la clase política, sino una desvergüenza que no debe quedar impune, aun cuando el andamiaje legal esté construido para la impunidad. 

Desde el municipio capitalino, Othón P. Blanco, hasta Isla Mujeres, las ilegalidades son recurrentes y hasta parecen dictadas con manual, véase por ejemplo, en la administración capitalina la Auditoría Superior del Estado (Aseqroo) observó unos 32 millones de pesos en obra pública que se realizó con montos hasta tres veces el precio real, en Solidaridad se justificaron millones de pesos con estudios nunca realizados y tan frívolos como aquellos en donde se pregunta al turista sobre “su percepción” por la presencia del sargazo en las playas del caribe mexicano. Entiéndase bien esto último, no se inventó un estudio para diseñar una ruta crítica de atención a la saturación de macro alga, sólo se preguntó a los visitantes su opinión sobre la misma…y además, los documentos no existen. 

Más aún, la Aseqroo ha identificado que la denuncia que presentaran sobre las empresas que suplantaron la identidad de personas para obtener obra pública es real, así que el panorama no luce nada alentador para Laura Beristain Navarrete. Por cierto, no se trata de una cuestión partidista, porque ilegalidades con obra pública cobrada y dejada a medias hay observadas también en municipios como Felipe Carrillo Puerto, en donde José Esquivel Vargas pensaba transitar sin que la ley lo alcanzara. Ahora bien, la Aseqroo ha realizado ya las observaciones respectivas, los acusados tienen un mes –es decir a finales de febrero- para responder y subsanar. 

Solamente hay un pequeño detalle, que desde el momento en que se reconoce la falta y, aun cuando haya solventación, la Secretaría de la Contraloría (Secoes) debe proceder legalmente en contra de los acusados –bueno, de esa instancia no se espera, desde hace años, gran cosa-. Pero hay un dato que raya de plano en la desvergüenza total, en Bacalar e Isla Mujeres hubo, entre los dos municipios, algo así como 32 millones de pesos que se descontaron a trabajadores como parte de sus prestaciones, pero nunca se enteraron a las instancias respectivas. ¿Qué es lo peor? Que ese dinero era usado para financiar parte de la nómina municipal, es decir, se le descontaba al trabajador y se le volvía a depositar como parte de su sueldo, ¿nota ahora la desvergüenza? ¿No se trata entonces, además de un engaño, de un robo doble? ¿Quién va a pagar por ello? 

Figúrese, el municipio de Bacalar, en los tiempos de Alexander Zetina Aguiluz, no sólo robó a sus trabajadores los descuentos por prestaciones, sino al municipio vecino, Othón P. Blanco, pues una buena parte de sus trabajadores sindicalizados, lo estaban ya cuando esta demarcación era parte del ayuntamiento capitalino, luego entonces, cuando se separa, sus trabajadores –ahora del ayuntamiento de Bacalar- deben seguir perteneciendo a su agrupación sindical, de manera tal que el gobierno bacalarense debía retener las prestaciones y entregarlas a Othón P. Blanco. Sólo por ese concepto, se desviaron más de tres millones de pesos ¿se da cuenta ahora del nivel de rapiña? ¿es esa la mala administración que va a quedar impune, ahora con José Alfredo Contreras Méndez, alias el Chepe? 

Todo, absolutamente todo lo que aquí ha plasmado el escribiente, forma parte de las observaciones que la Aseqroo ha hecho a las anteriores administraciones, se ha plasmado de manera general, guardando la debida legalidad y en espera de que, a finales de febrero, la instancia estatal determine lo montos no subsanados y las sanciones respectivas. Por cierto, los sancionados, no sólo serían los ex presidentes y ex presidentas municipales, sino buena parte de su equipo. Por ejemplo, quienes ocupaban la Oficialía Mayor en cada uno de ellos. Por ahora, seguramente no dormirán tranquilos, pero ojalá que los quintanarroenses sí lo hagamos, después de saber que, por lo menos una vez en la historia, se sanciona a quien hace con los recursos públicos, fortunas privadas. 

COMENTARIO MORBOSO 

Con una pensión vitalicia que supera los cien mil pesos, José Antonio León Ruiz, quien hasta este martes cobró como magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) se retira a la tranquilidad de la “beca” que, en los hechos, ya cobraba desde que fue ungido con el cargo que, también en la realidad, tampoco nunca desempeñó, más allá de firmar oficios y despacharse con la “cuchara del mole” del presupuesto de ese poder del Estado. 

El juego discursivo de las cifras alegres se acomoda de acuerdo al momento, pero Quintana Roo sigue siendo –y ya lo era cuando León Ruiz asumió el cargo- la entidad en la que el 99.3 por ciento de los delitos denunciados y judicializados no tienen mayor consecuencia para quienes los cometen. Sí, leyó bien, el 99.3 por ciento; es decir, menos del 1 por ciento de los delitos que llegan a manos de un juez para que haga su trabajo, se resuelven como debieran. Ese es el estado de la justicia antes y después de León Ruiz. La cifra habla por sí misma. La intrascendencia total. Y aun así, cobrará una pensión que supera –por ahora, porque se actualiza con el tiempo- los cien mil pesos mensuales, con cargo a los impuestos de todos los quintanarroenses que, definitivamente, no merecen esa mediocridad de impartidores de justicia. 

Y para los demás magistrados, compañeros de Antonio León y que esperan, a partir de este miércoles 26 de enero, sucederlo en el cargo, sepan bien que su grado de irresponsabilidad es el mismo y la intrascendencia de la tarea que hasta ahora han hecho también. Vaya remedo de justicia la quintanarroense; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima. 

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