A TIRO DE PIEDRA: GANAR ELECCIONES O PERDER REFORMAS

En las elecciones del 07 de junio de 2015 está en juego mucho más que las 500 curules del Congreso federal, pues ha quedado claro que en riesgo está el curso mismo del resto de la administración de Enrique Peña Nieto, y la posibilidad incluso de revertir dos de las reformas consideradas fundamentales para el curso de la economía nacional: la reforma fiscal y la energética; de ahí el empeño del Partido Revolucionario Institucional (PRI) por mantener la mayoría legislativa que tanto necesita.

Al principio del proceso se antojaba como muy improbable lograr revertir reformas propuestas por partidos como Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD); ahora sumados el del Trabajo (PT); Morena y prácticamente todos –a excepción del tricolor mismo y el Verde, su fiel “escudero”-; que han prometido a los más de 86 millones de electores que si obtienen su voto regresarán el Impuesto al Valor Agregado (IVA) al 11 por ciento en las regiones fronterizas y evitarán la inversión de empresas petroleras privadas en el sector energético y revertir al final las once reformas alcanzadas dentro de lo que fue el llamado Pacto por México, y que tantas expectativas internacionales generaron con respecto a la administración de Peña Nieto, pero que al entrar en práctica tan pocos beneficios reales han dado a los mexicanos.

Si se observa detenidamente, pareciera que el elector deberá tomar su decisión para votar este 07 de junio basado en “actos de fe”, pues mientras el PRI asegura que los beneficios ya han comenzado, los partidos opositores dicen que al llegar al Congreso federal harán los cambios respectivos, pero al final no muestran nada concreto para tomar una decisión fundamentada, de ahí que en este espacio se señale que ese hartazgo ciudadano por lo partidista, acuñe fenómenos como el de Nuevo León y su Bronco independiente.

Aquí he señalado que el Pacto Por México fue el instrumento de concertación política más importante de los últimos años, a partir de las negociaciones en su seno se lograron las reformas más importantes para el presidente de la República, e indudablemente fueron el PRI y el gobierno federal los más beneficiados, pactando ora con el PAN, ora con el PRD, para sacar adelante las modificaciones legislativas que ahora durante el proceso electoral los mismos partidos pretenden revertir –faltaba más, prometer no empobrece.-

La reforma fiscal fue aprobada por el PRI con el apoyo del PRD y la energética también por el PRI pero con el apoyo del PAN; así que los tres han sido partícipes de la situación que ahora dos de ellos quieren revertir; junto con “la Morena” de Andrés Manuel López Obrador; pero ninguno ha planteado las alternativas que se construirían; es decir, al revertir las reformas se regresaría al país que dejó Felipe Calderón Hinojosa, que no era muy exitoso, justo y democrático que digamos; y al que por supuesto tampoco se le veía un futuro muy promisorio. Lo que se requiere pues, son propuestas con rumbo.

Así transcurrirán los 239 días de un proceso electoral federal al que sólo le queda una semana de campañas, el PRI requiere ganar para mantener sus reformas; y la oposición necesita el triunfo –y lograr unir bancadas legislativas- para cumplir lo que ha prometido a los electores, pero al final está el rumbo que tomará la segunda mitad de la administración de Enrique Peña Nieto.

El resultado de las elecciones del 07 de junio deberá sortear, además de esas promesas, al abstencionismo que pudiera agravarse por cuestiones tan nimias, como el partido de fútbol que sostendrá la selección nacional el mismo día de los comicios. La participación activa será siempre garantía de legitimidad, y contribuirá a construir mejores gobiernos. Mantener el poder o revocar reformas, ahí el dilema que se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

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