A tiro de piedra: ¿cuánto tarda la recuperación y cuál será la pérdida en empleos?
Y así es como los que nos iluminan son los ciegos. Así es como alguien, sin saberlo, llega a mostrarte irrefutablemente un camino que por su parte sería incapaz de seguir
Julio Cortázar
Por Julian Santiesteban
Es terrible pronóstico que el Consejo Coordinador Empresarial y del Caribe anticipó la semana anterior, al dar a conocer que, para finales de abril, prácticamente la mitad de la población de Quintana Roo estará desempleada, pero si se toma como base sólo a la Población Económicamente Activa (PEA) el porcentaje superaría el 80 por ciento, y ante eso no hay programa de recuperación que sea suficiente ni tiempo estimado para volver a tener una economía boyante. Menos, con un plan tan «corto» como el que presentó este domingo el gobierno federal.
Los estudios preliminares para países como España anticipan que la actividad económica comenzará su gradual activación hasta pasado el periodo crítico de confinamiento, estimado en junio de 2020 (en México se calcula la tercera semana de julio, y es de esperar que no se modifique, pues es el plan anunciado por el presidente de la República en nada cambiará la circunstancia), luego de lo cual deberán pasar unos siete meses para que la economía se active y a partir de ahí comience la recuperación. En cuanto a la industria turística, estiman que el país tendrá sólo turismo nacional hasta septiembre, en diciembre pudiera haber algo de turismo corporativo y negocios y hasta el 2021 turismo internacional. Todo esto si la recuperación es continua y los incentivos al sector privado llegan.
Pero en México, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido que, sin apoyos fiscales, la recuperación tardará años; ante lo cual se encuentran en riesgo unos 18 millones de empleos formales del sector secundario y terciario, más los millones de informales y del sector primario, que, sin cadenas económicas activas, perderán también su sustento, pero por no estar reflejados en las estadísticas oficiales, simplemente no se cuenta, o en el mejor de los casos, se integran a las “estimaciones” de afectación. El presidente Andrés Manuel López Obrador presentó un programa en el que se contemplan cien mil créditos pequeños, sostener los programas sociales y regresar de manera rápida el Impuesto al Valor Agregado (IVA), pero ningún incentivo más, y para la población en general, ni siquiera la prórroga en el pago de impuestos o cobro de energía eléctrica.
En lo local, los incentivos tampoco lograron convencer al empresariado de mantener su planta laboral. Sí, podrá destacarse el compromiso de más de mil empresas y será siempre plausible, pero no puede ocultarse que esos 970 mil desempleados estarán en la calle porque los empleadores no quisieron aprovechar el esquema ofrecido y el del gobierno federal es inexistente, y al final, los que pagan son siempre los de a pie.
El 04 de abril, dos días antes del anuncio del plan del presidente y luego de que este se reuniera con el empresariado nacional, la Canacintra anunció que “no hay acuerdo con el gobierno federal para mantener el empleo o reactivar la economía”, a través de un comunicado en el que el organismo reprochó que “el gobierno federal se niega a implantar estímulos fiscales o a impulsar medidas contracíclicas para mitigar los efectos de una recesión.” Antes que este organismo, la Confederación de Cámaras Industriales de México (Concamin), a través de su presidente, Francisco Cervantes, anunció desde el 31 de marzo sobre el riesgo del colapso del sector económico, ante la presión ejercida por el gobierno federal y la carencia de estímulos para prorrogar el pago de impuestos; y este domingo los anuncios no se apartaron de lo de siempre: se mantienen las becas, se sigue con los proyectos emblemáticos, no se regresarán a esquemas del pasado, el neoliberalismo está en crisis…los mexicanos volverán a estar felices y saldrán a las plazas a abrazarse. ¡viva México!
El 15 de abril se espera la etapa más crítica de contagios de Covid-19; pero a finales del mismo mes se alcanzará el punto máximo de desempleo e impacto económico, con la amenaza de que la recuperación será más lenta sin apoyos, como no los habrá más allá de lo ya existente; pero eso sí, para mantener los planes presidenciales, se echará mano al Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios, adiós reservas, hasta hace un mes se planeaba usar la mitad, ahora van por todo, o por lo menos el presidente no especificó porcentaje. Su plan, en suma contiene tres elementos básicos: Mayor inversión pública para el desarrollo, Empleo pleno (what?) y Honestidad y Austeridad Republicana. ¿le dicen algo esos apartados? Al escribiente tampoco.
Parafraseó a Roosevelt, aunque su plan está lejísimos de ser siquiera una copia del New Deal; cien mil créditos para más de veinte millones de desempleados; sólo la devolución rápida del IVA sin mayor incentivo para el sector empresarial que aglutina al setenta por ciento de la población económicamente activa de este país. Corto, muy corto se quedó el presidente; y a nivel de las entidades las proyecciones no son mejores; ojalá se equivocara el escribiente, pero no, la etapa más difícil aun ni siquiera comienza…y estamos solos.
COMENTARIO MORBOSO
Sin dar cifras sobre lo ahorrado, el presidente López Obrador “endulzó” los oídos de quienes lo escucharon, al señalar que recortará aguinaldos, viáticos, gastos de operación; pero además de que, para finales del año, el 95 por ciento de los pobres de este país tendrán “protección del gobierno”, ¿a qué se refiere el gobierno, cuánto ahorrará con los recortes, cuánto de esos recursos estarán en mano de las entidades o municipios para atender directamente a los ciudadanos? No, control total, asistencialismo puro, sin generar condiciones reales de desarrollo.
Por cierto, se espera que entre este lunes y martes, los organismos que aglutinan a estados y municipios se manifiestes –y no precisamente en favor- del plan anunciado por el presidente: La Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago); la Asociación Nacional de Alcaldes (ANAC), la Asamblea de Gobernadores de Acción Nacional (GOAN), la Confederación Nacional de Municipios de México (Conamm), y las peticiones serán las mismas: incentivos fiscales y recursos para atender lo que les corresponde, aunque la respuesta ya se la podrán imaginar desde ahora.
Por cierto, en el marasmo de cifras y promesas de seguir entregando becas y dar microcréditos, notó el lector que ni siquiera la postergación en el pago de luz aprobó el presidente; mal, muy mal… y aun asegura que “primero los pobres”; en pagar, eso sí. Así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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