2014, EL AÑO DE LA VERGÜENZA.

El gran filósofo chino, Confucio, sentenció que, “si el gobernante se impone por sus cualidades y mantiene el orden en armonía con las buenas costumbres, el pueblo sentirá vergüenza de actuar mal y avanzará por el camino de la virtud”.

Hoy vemos a un gobierno que se queja de la actuación de miles de manifestantes, parece desesperado ante la caída en su aprobación, que se debe fundamentalmente a sus propios errores, así como al hecho de que ya son muy pocos los que creen en sus discursos.

Y es que el 2014 será recordado como uno de los años más negros de la historia reciente del país. Es un año que queda marcado por la incompetencia, la soberbia, la corrupción y la violencia.

Es un hecho que el presidente Peña nieto y su equipo carecen de las cualidades que puedan permear en la sociedad e influyan en la creación de un futuro distinto y mejor.

El gobierno federal fue incompetente para establecer un rumbo de nación. Tiraron por la borda los escasos logros del 2013, cediendo a la presión de los poderes facticos a los que se comprometieron a combatir. Lo demostraron con todas las concesiones que se le otorgaron a los maestros. Hicieron pedazos la reforma educativa y es la fecha en que hay entidades en que el sistema educativo sigue en poder del sindicato y sus caciques, sean estos del SNTE o del grupo disidente encabezado por la coordinadora.

Esta tendencia a convertir en nada las reformas, se reafirmó con la legislación secundaria de la de Telecomunicaciones, donde cedieron a la presión en temas como el de la preponderancia por sector y no por servicio. Reforma que amenaza con nulificarse totalmente, ante las futuras determinaciones del IFT respecto a los derechos de autor y de MUST CARRY y MUST OFFER.

El gobierno terminó por mostrarse débil en los momentos en que contaba con el respaldo social y poco a poco fue dilapidando su capital político, a partir de la soberbia mostrada al sacar adelante las reformas estructurales, mediante la amenaza, el vil trueque o la compra de legisladores.

La soberbia de quien se creyó la mentira de ser el salvador de México, le llevó a nombrar más comisionados, además del de Michoacán, en lugares como Tamaulipas, donde lo hizo dividiendo por zonas al estado y donde los nombrados fueron igual de ineficientes que Alfredo Castillo y la mancha de la corrupción recae sobre ellos, sobre todo, a partir de que uno de esos comisionados apareció asesinado en una carretera secundaria, en un auto viejo, sin su escolta y con 250 mil pesos en efectivo.

Y es que si hay un término que define la realidad de este 2014 en el país, es la palabra, corrupción.

El sistema está corrompido hasta el tuétano, no son sólo las policías que se pusieron al servicio del delincuente que mejor les pagara, vimos que en este país la mejor forma de asegurarse el futuro, era siendo amigo de un amigo del presidente; se pervirtieron todos los órganos autónomos que crearon en 2013 al hacerlos botín partidista y nombrar a sus integrantes con el mas burdo e infame reparto de cuotas.

Los legisladores ya no sólo asignan, sino que reparten recursos, anteponiendo la figura del moche sobre las necesidades sociales de la comunidad. No importa quién necesite más recursos, lo que importa es quien pague mejor comisión.

El presidente paga favores, recibe casas y muestra una declaración patrimonial en la que no incluye los bienes de su multimillonaria esposa, a pesar de que es un requerimiento legal, con independencia del régimen conyugal que tengan.

El constructor favorito del gobierno se ha mostrado como un espléndido prestamista y la esposa del presidente, así como el secretario de hacienda, hasta ahora se ven como unos de los más avanzados cazadores de oportunidades inmobiliarias.

La corrupción no es, a diferencia de lo que dijo el presidente, una cuestión cultural, es un problema, es una peste que ha permeado en todas las estructuras del poder, en todas sus ramas y en todos sus niveles.

Y el principal sustento de la corrupción es la impunidad. Nadie va a dejar de ser corrupto, mientas no existan muestras claras que apunten al restablecimiento del Estado de Derecho y retorne el imperio de la ley. El país no avanzará mientras la justicia no deje de ser un lujo de ricos y se convierta en el pilar fundamental de la reconstrucción del país, porque si nadie castiga al que le roba a los ciudadanos, evidentemente los asesinos, traficantes y secuestradores, no tendrán temor al cometer sus fechorías.

Se requiere de órganos anticorrupción, independientes, transparentes y con amplias facultades de supervisión y de sanción. Entes sin dientes, como el propuesto por Peña Nieto, que sería encabezado por el presidente e integrado por los gobernadores, son un disparate más de este gobierno que la ausencia de estrategias la sustituye con vaciladas y ocurrencias.

Así, con una ocurrencia, pretenden dar carpetazo a las evidencias de su incapacidad. El caso Iguala y los normalistas de Ayotzinapa serán la marca del 2014 y son la evidencia patente del nefasto trabajo de los órganos de procuración de justicia. Hoy hay más detenidos que desaparecidos, pero no se ha podido determinar qué fue lo que en realidad sucedió. Se sostiene la muerte de los 43 alumnos normalistas, pero solo se ha encontrado un diente y un fragmento de hueso de uno de ellos. Se dice que fueron muertos y después se calcinaron los cuerpos en una pira que ardió más de dieciséis horas, algo que suena a novela barata, pues esa pira hubiera necesitado, según un estudio científico, de 800 troncos o casi mil llantas para poderlos calcinar, lo que hubiera levantado una enorme columna de humo, visible a kilómetros de distancia, columna que nadie vio, además de que hubieran quedado residuos y marcas en el piso, mismas que no están.

Este 2014, ha sido un año de dolor para México. Los datos económicos hacen que nos preocupemos más de cara al 2015. Se requiere una estrategia real que permita sentar las bases de un cambio de rumbo, la renuncia del presidente no es la opción, pero Enrique Peña Nieto si tiene muchas opciones para enderezar el camino. Es hora de olvidar sus compromisos personales y responder a su compromiso con el país.

2014 fue, sin duda, el año de la vergüenza para este gobierno; si las cosas no cambian, 2015 será el año de la verdadera tragedia.

-GRACIAS-

Dice la Sagrada Escritura: “Estén siempre alegres, oren sin cesar y den gracias a Dios en toda ocasión…” (1ª Tes 5: 16-18)

Sin duda, cuando un año termina siempre es bueno el hacer un recuento y es la mejor oportunidad de darle gracias al Creador por todo lo que vivimos. Yo no puedo dejar de dar gracias a Él por todo lo que pasó, por todo lo que me dio y por todo lo que aprendí.

Termina el 2014, un año que tuvo grandes experiencias y muchas enseñanzas. 2014 es un año en que Dios no dejó de bendecirme y se hizo presente siempre, conmigo y con mi familia. Tengo la dicha de contar con mis padres, mis hijos, mi hermano y mi Claudia, el gran impulso de esta pluma.

Agradezco la oportunidad de seguirme expresando en este espacio y le agradezco especialmente a Usted, amable lector, el que le preste atención a mis letras.

Llegará el 2015 con sus retos, sus sorpresas y sus alegrías, pero quiero creer que será un gran año para este país, que a pesar de todo y de todos, sigue siendo un paraíso.

Para mí, estoy seguro que el 2015 será el primer año de la mejor etapa de mi vida, tengo fuerza, salud y como dice una canción, tengo una chica que me adora, y es tanta mi fe, que aunque no tengo jardín, ya compre una podadora.

Me tomaré un descanso y estaré de regreso el próximo 5 de enero. Le deseo unas felices fiestas navideñas y que el 2015 esté, para usted, lleno de bendiciones.

Síganme en Twitter: @niniodeoro

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