Zona cero: Nosotros “Los López” (López Gatell y López Obrador)

Por Javier Divany Bárcenas

La capacidad de quienes trabajan en el sector salud en México no queda en duda su profesionalismo y compromiso ante la sociedad, que los ha convertido en héroes de nuestro país; doctores, enfermeras, camilleros, orientadoras, asistentes, personal administrativo y todos los trabajan en hospitales merecen una ovación tras enfrentar la peor guerra viral de la humanidad.

El fracaso en nuestro país ante esta pandemia deriva desde Palacio Nacional y de quienes están al frente de la Secretaría de Salud, pues no han sabido dirigir correctamente las estrategias para contrarrestar los efectos del virus que ha atacado a todo el mundo por igual, pero que a México lo ha devastado con más de 170 mil muertes, producto de las pésimas directrices y decisiones gubernamentales.

México es el país más letal ante el COVID-19  y desde hace más de cuatro meses mantiene este record vergonzoso de muertes que no ha sido otra cosa que la apatía y arrogancia del propio presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador y del subsecretario de salud, Hugo López Gatell.

Al primero (AMLO) se le pasa por su ignorancia en el tema, pero el segundo merece hasta la cárcel por haber aceptado que se actuara de manera negligente, irresponsable y hasta premeditada para atender a los enfermos del virus.

López Gatell hizo un juramento al recibirse como médico para salvar vidas humanas, y hoy demostró que no está hecho para ello, que se equivocó de profesión y de servicio, porque bien sabía el tamaño de problema que enfrentaríamos y lo minimizó, cuando Italia, Francia y España daban aviso del tamaño de la pandemia al registrarse de 700 a mil muertes diarias en esos países.

Todavía dentro de su “humildad” –si es que la conoce-, se atrevió a decir que a su paso el COVID-19 por nuestro país sólo dejaría 8 mil muertos aproximadamente, hoy llevamos más de 170 mil, más los que se acumulen en los próximos meses. (Dios nos bendiga a los mexicanos y nos proteja, pero el verdadero dios, no el mesías de Palacio Nacional).

La negligencia de López Gatell está en que no supo prevenir a los mexicanos cuando la información corría por el planeta de forma rápida, debió haber hablado con ministros o representantes de los países Europeos para obtener más información y prevenir. El funcionario de Salud es el responsable de la tragedia sanitaria por no haber hecho entrar en razón al Presidente (aunque sabemos lo necio que es) sobre las medidas preventivas necesarias que ya se tomaban en Italia, Francia y España, tales como el toque de queda o el cierre de fronteras, para evitar la propagación del virus.

Si no era una medida única contra el Covid-19 el cierre de fronteras, si ayudaba a no traer más casos del exterior, pues a países como Japón, Nueva Zelanda, Taiwán, Corea del Sur y Finlandia, les resultó benéfico, además del toque de queda y pruebas para todos los habitantes para así evitar los contagios e aislar a los enfermos.

Hoy Japón sólo tiene 5 mil muertes, pese a que tienen 300 mil habitantes más que nosotros; en tanto, Nueva Zelanda es la nación con menos muertes en el planeta por esta enfermedad, precisamente por haber cerrado sus fronteras y actuado de inmediato tras el anuncio de China que un virus amenazaba al mundo.

Dicen que ya ni llorar es bueno, y hoy México sigue siendo la ZONA CERO, el centro de la guerra de esta pandemia, somos los ojos del mundo, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de las Naciones Unidas (ONU), que ven que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador un fracaso para combatir el COVID-19.

Lo que no saben en estas organizaciones, que los mexicanos pasamos por un momento de austeridad republicana al mando del gobierno de Morena, que además de habernos recortado el presupuesto a la mitad para 2019, los argumentos de “Los López”, (López Gatell y López Obrador), era que no invertirían en pruebas para el COVID-19, porque por encima estaba el Tren Maya en la península de Yucatán, el Aeropuerto de Santa Lucía en el Estado de México y la Refinería de Dos Bocas, en Tabasco.

Los datos del número de muertos en el país que se anuncia cada día en las conferencias de Palacio Nacional son escalofriantes. La frialdad con que se dan es insultante, porque no hay un respeto por cada uno de quienes han muerto en su lucha ante este virus letal, pese al trabajo y esfuerzo de los médicos de primera línea que hoy merecen toda nuestra admiración.

Una nota publicada en la BBC, con información de Bloomberg, señalaba en noviembre de 2020 que México tenía el peor porcentaje de positividad por test y también la peor tasa de mortalidad del último mes, o sea desde octubre de 2020.

La Organización Mundial de la Salud informó en un comunicado conjunto del 10 de febrero de 2021, firmado en Nueva York/Ginebra, que de los 128 millones de dosis de vacunas administradas hasta la fecha, más de tres cuartas partes se habían aplicado en tan solo 10 países, que representan el 60% del PIB mundial.

Hasta esa fecha, casi 130 países, con 2,500 millones de habitantes, todavía no han administrado ni una sola dosis. Esta estrategia contraproducente tendrá costos en vidas y medios de subsistencias, dará al virus nuevas oportunidades para mutar y evadir las vacunas y socavará la recuperación económica mundial, señala el comunicado.

México sólo ha aplicado cerca de 700 mil vacunas en todo el país de esas 128 millones en el mundo, y únicamente tenemos la promesa de que llegarán millones y millones, pero no tenemos para cuando.

divany@yahoo.com.mx

@javierdivanybz

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