Por Tadeo Andrés Rioma Salazar

En la política, la negociación es clave. Se hace antes, durante y después de las campañas electorales. Se puede negociar la declinación de los candidatos de la oposición o incluso una transición de distinto partidos.

Estas negociaciones para las transiciones de distintos partidos ocurren cuando pactan su evidente derrota y lo hacen para no sufrir ninguna represalia, investigación y/o acusaciones de nepotismo, abusos o corrupción. 

Claros ejemplos de estas negociaciones se vieron con Vicente Fox al acusar de corrupto al PRI y después negoció, calló y se coludió, hizo lo propio Calderón con Peña Nieto.  

Este pequeño relato nos lleva a las elecciones del 2018, la campaña para la alcaldía de la ciudad de Puebla. La campaña de morena se centró en realizar acusaciones de abusos de poder, mal manejo de recursos públicos y corrupción de las recientes administraciones por parte del PAN. 

La candidata de morena ganó por la inmensa ola obradorista. Es aquí cuando todos pensamos que en las primeras semanas iba a sacar todos los trapos sucios del morenovallismo. Esto no sucedió. Transcurrió año tras año y nunca llegó el día donde se acusará y/o evidenciará las corruptelas del morenovallismo en la ciudad. Incluso, se ocultó y siguió. Nunca se cumplió con su principal promesa de campaña y de la 4T, el combate a la corrupción. Las cuales eran evidentes para toda la ciudad que optó por un cambio.  

¿Existe una transición pactada?

Mientras en el Ayuntamiento callaban, en el Congreso del Estado de Puebla con mayoría de la coalición Juntos Haremos Historia no calló. Desde el primer día denunciaron las irregularidades de las administraciones pasadas dentro del Congreso y posteriormente, a través de la comisión inspectora se realizaron distintas acusaciones que iban acompañados con el ejecutivo del Estado. El líder el grupo parlamentario de morena, Gabriel Biestro Medinilla, ha llevado a cabo este tipo de denuncias. No ha callado ni negociado.  No ha doblado las manos y ha erradicado del Congreso las viejas prácticas del Marinismo y Morenovallismo que se practicaban. Logró hacer del Congreso el más eficiente y austero. Su trabajo habla por sí solo.
Entonces ¿por qué la oposición le tiene miedo a Gabriel Biestro? porque saben que él no va a negociar y mucho menos va a callar. No le va a temblar la mano al actuar. No tiene compromisos ni pactos que cumplir. Su compromiso es con la 4T. 

Con su llegada al Ayuntamiento no solo va a ventilar e investigar todo el cochinero que tuvieron las administraciones del PAN, sino también de la propia administración de Claudia ¿será por eso por lo que se aferra al poder? La oposición le tiene miedo a que llegue un auténtico moreno directo de la cantera de AMLO que por fin los ponga temblar, tanto es así, que la propia alcaldesa le tiene miedo. Le tiene miedo porque saben que por fin llegará una autentica 4T en la ciudad de Puebla.