Y luego por qué bloquean calles
Por Guillermo Robles Ramírez
La desatención y apatía en la solución de problemas comunitarios, obliga a la sociedad civil a actuar por su propia cuenta para resolver lo que la autoridad no quiere o no puede dar respuesta.
Esto es un hecho a todas luces y no solo en ciertos municipios de Coahuila, sino que se ha generalizado, con o sin razón, de los quejosos o afectados.
De esa manera, se han expresado, por mencionar algunos casos, padres de familia cuyos hijos no cuentan con maestro en la escuela inscritos; igual cuando falta agua potable; cuando la policía detiene a una persona que consideran inocente, cuando los “ruidosos” no son aplacados y a los afectados se les miente diciendo que ya fueron notificados de sanciones o que serán clausurados sus negocios, sin que se cumplan esas falsas e hipócritas promesas de las autoridades.
También es una verdad que los famosos bloqueos de arterias o carreteras federales, pese a que se advierte a los manifestantes que de hacer el cierre de circulación en las últimas vías mencionadas, es un delito penalizado con encarcelamiento, son rechazadas afectándose a quienes desean continuar su paso, sin embargo, ambos grupos, los inconformes y los afectados tienen razón, los primeros por lo socarronas que son las autoridades y los segundos por afectar sus intereses.
Este es un problema que no tiene fin y que por decenas de años del pasado ha sido la eterna respuesta que dan a los pobladores que no reciben la justa respuesta, teniendo solo mentiras y falsedades en que se solucionarán las anomalías denunciadas.
Esto revela una simple cosa, que la comunidad ya se hartó de las falacias y mentiras de las autoridades, es decir, ya se hartaron de sus propias autoridades.
En el caso particular de la ciudad capital de Coahuila, porque se desconoce si en otros aplican la promesa de acabar con los ruidosos, y el desorden ocasionado cada fin de semana en diferentes sectores de la ciudad no falta un vecino fiestero que dura casi hasta el amanecer los escándalos provocados por las grandes cantidades de ingesta de alcohol. No siendo suficiente con el escándalo su “pequeña” reunión, deja rastro de ella en la calle, o frente al parque un montón de colillas de cigarro, botes y vidrios rotos de cerveza, etc., compartiendo toda esa basura con sus vecinos de enfrente y a lado, pero nadie se atreve a decirle nada porque tiene amigos en alguna corporación de seguridad pública, o bien se sabe que portan armas, entre otros motivos más que se justifica el motivo por el cual nadie lo enfrenta.
Lo mismo sucede con aquellos antros en donde no es suficiente que existe un horario de cierre para acabar con el ruido de estos centros recreativos o turísticos, sino que la fiesta continua para estos jóvenes gritando y cayéndose de borrachos en el trayecto para subirse a sus carros que se encuentran estacionados en los alrededores de casas particulares. Pero se ha convertido en algo habitual que los dueños de esas viviendas residenciales tienen que estar limpiando no solo la basura que van dejando, sino que también estar lavando y desinfectando los desechos humanos que dejan de sus borracheras como vomito, bebidas tiradas, y que se ha convertido una cultura juvenil el utilizar las banquetas, jardinerías y hasta parte de la estructura de esas viviendas como sanitarios públicos y al aire libre.
Al menos es lo que vecinos de las colonias República, Los Pinos y otras más denuncian públicamente, pues las autoridades locales no escuchan ni actúan, prometiendo mucho en declaraciones periodísticas, sin pasar de ahí.
Sucede igual con las familias que se quejan del ruido de negocios, como supuestas escuelas de música que sin permiso de uso de suelo se instalan aprovechando el disimulo de las autoridades.
Habitantes del ejido “La Providencia”, de este Municipio y que se encuentra a orillas de la carretera federal Saltillo-Zacatecas, llevan tiempo pidiendo a diferentes alcaldes en turno, sobre el constante peligro por la exagerada velocidad como pasan los vehículos por ese camino.
Aunque hay que decirlo, que sí son escuchados, solo reciben esas promesas, que nunca llegan. Y es ahí cuando el ciudadano se cansa sin importarles los motivos de la tardanza de que cumplan lo prometido y es cuando se lanzan a las calles para hacer esos famosos bloqueos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org
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