¿Y la hermandad?
Por Guillermo Robles Ramírez
Entre Torreón y Piedras Negras, Coahuila, existe una distancia de casi 600 kilómetros, y hacia Múzquiz un promedio de 440 kilómetros; en el caso de Saltillo hacia Piedras Negras 430 kilómetros y hacia Múzquiz desde la capital de Coahuila son unos 330 kilómetros. Sin embargo, ese largo trecho nunca ha sido motivo de distanciamiento y menos de que no exista una hermandad, entre estas cabeceras municipales, y sin hacer referencia a las llamadas “Ciudades Hermanas” del programa oficial, sino de identidad, por su forma de ser la gente, características que le dan una identidad plena y por infinidad de cosas acumuladas en su historia como es la gran cantidad de torreonenses, y saltillenses que desde hace años viajaron entre sí, a buscar y encontraron trabajo y sentaron sus reales en esa comunidad en donde ahora se ubican sus hijos y nietos.
Es un hecho que la lejanía ha dado querencias a las comunidades mencionadas, además de su similitud en temperaturas veraniegas, sus amplias calles, en su “juventud” respecto a los años de fundadas, sus etapas históricas y, como si fuese poco, han sufrido inundaciones tremendas por sus ríos, el Bravo en Piedras Negras en que la historia ha escrito tragedias provocadas por la misma Madre Naturaleza, devastando importantes sectores como el primer cuadro de la ciudad al momento de desbordarse los ríos cercanos, así como en el caso de Torreón sucedió con el río Nazas, en épocas anteriores y lamentablemente sus aguas del cauce se ha desbordado motivando desgracias por las inundaciones originadas en un gran sector de la ciudad.
Faltaría espacio para poder relatar la infinidad de circunstancias que con el tiempo han marcado estos municipios, pero principalmente a Torreón y Piedras como dos ciudades hermanas, agregando el hecho de que antes de construirse la carretera San Pedro-Cuatro Ciénegas en la época del inolvidable Gobernador, don Braulio Fernández Aguirre y luego su continuidad por otro gran mandatario estatal como lo fue don Eulalio Gutiérrez Treviño, los viajes a Piedras Negras se hacía de Torreón a Saltillo, luego a Monclova, Sabinas, Allende y finalmente las tierras nigropetenses, es decir, ni ese largo recorrido ahuyento esas ligas de amistad, buenas relaciones e identidad entre los habitantes del Norte y Sur de Coahuila, lo que demuestra que entre más sea la distancia, es menor la cercanía sentimental y de cariño.
Piedras Negras y Múzquiz, pero más este último, como es sobradamente sabido, vivió en semanas pasadas, una de sus más angustiosas tragedias con las inundaciones de una atípica y permanente lluvia, dejando a habitantes en una situación de muchas perdidas, la destrucción de viviendas, etc.
Fueron pocos las ciudades hermanas que se organizaron para hacer un centro de acopio para ayudar a estos municipios que fueron afectados por la atípica lluvia, algo que hay que reconocer en el caso de Saltillo y Torreón, así como la participación de la Universidad Autónoma de Coahuila, que siempre se hace presente para auxiliar a los coahuilenses cada vez que se requiere.
En lo personal considero que fue poca ayuda para considerarse ciudades, hermanas y reitero, que no me refiero al programa, “Ciudades Hermanas”, sino por su historia coahuilense, así como referencia, misma de la que voy a mencionar en seguida. Recuerdo muy bien que, en un junio del año 2013, Piedras Negras que dejó un saldo de más de 50 mil damnificados, y afectando alrededor de 60 colonias causadas por una lluvia, al igual atípico subiendo el nivel del agua por arriba del techo de algunas viviendas.
En ese entonces, es decir, en el 2013, los alcaldes de Saltillo y Monclova, Jericó Abramo Masso y Melchor Sánchez de la Fuente, respectivamente, a los poquísimos días del embate de las aguas, acudieron personalmente en auxilio de los damnificados, independientemente de haber llevado colchones, despensas, maquinaria pesada para recolección de escombros de las casas destruidas, camiones recolectores y brigadas de personal que de inmediato se incorporaron a las acciones apoyo y auxilio.
Aunque también siendo sorpresa para todos hicieron lo mismo los diputados locales, funcionarios y empleados del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, todos los Secretarios Estatales e infinidad de sectores oficiales más. El alcalde de Torreón de ese año, Eduardo Olmos Castro, no se supo de manera oficial si fue o no ayudar a la ciudad hermana de Piedras Negras, pero hasta donde se sabe se desconocía de su paradero cuando sucedió la tragedia de Piedras.
Con esta referencia del pasado, es el motivo por el cual considero que se pudo haber hecho más en esta ocasión, ya que al menos de manera oficial se desconoce si algún alcalde o diputado local o federal, hicieron acto de presencia para auxiliar de primera mano a Múzquiz, primeramente, así como en el caso de Piedras Negras.
No está de más decirlo que las últimas lluvias registradas causadas por los fenómenos meteorológicos como lo fue con la tormenta tropical pasada, afecto en su mayor parte a Coahuila; pero también hay que mencionarlo que la afectación no fue igual en las 38 cabeceras municipales de la Entidad.
Torreón y Saltillo, son de las 38 cabeceras municipales de Coahuila, las de mayor población y potencial económico, lo que, en estos tiempos de tragedia, son ciudades que se recuperan o levantan mucho más rápido que otras ciudades coahuilenses.
Es aquí en donde me cuestiono: ¿Dónde está esa hermandad que se mantuvo por años, cuando autoridades municipales de las mencionadas viajaban para tener encuentros con el sector comercial, industrial, ganadero, etc., en búsqueda de acrecentar esas relaciones?
¿Dónde quedó esa hermandad que iniciaron antiguos alcaldes torreonenses como Rodolfo Guerrero, Francisco I. Madero, Heriberto Ramos González, Juan Abusaid, José Solís Amaro, Salvador Sánchez y Sánchez, Heriberto Ramos Salas y otros más? (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México). www.intersip.org
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