Veneno Puro: Los Falsos Mesías
*Los Falsos Mesías
*Cataluña en Mira
POR RAFAEL LORET DE MOLA
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La Secretaría de la Defensa Nacional, cuyo actual titular es Salvador Cienfuegos Zepeda –con apellido de guerrillero y nacido en la ciudad de México en 1948, lo que suma sesenta y siete años a su existencia-, cuenta con registro de, al menos, cien organizaciones armadas a lo largo de veintidós entidades del país. Ello explica el éxito del contrabando de armas sin que el principal concesionario para las ventas de la misma, sea al ejército o de modo clandestino, Jaime Camil Garza, sea siquiera investigado; al contrario, es uno de los “intocables” –que para el tuerto señor peña no existen-, dentro de una larga lista de multimillonarios con gusto por verle las caras de tarugos a los mexicanos.
Los miembros de la sociedad oaxaqueña, tan afrentada por los constantes atentados contra el patrimonio urbano de la verde y antigua Antequera, la capital de la entidad, amén de los desmanes cometidos en las distintas regiones que integran esta singular porción de la patria, conocen a perfección quiénes son los llamados a la cooptación para ser partes de las manifestaciones callejeras… allí mismo y en el Distrito Federal. Es una suerte de “industria” a cambio de la ausencia de empleos y de la parálisis de un gobierno, que ahora encabeza el junior-efebo, Alejandrito Murat Hinojosa, incapaz siquiera de asegurar una sana negociación para evitar desplazamientos masivos con fines perturbadores. Todos allí saben que, durante el mandato de Gabino Cué Monteagudo, incluso se les proveía de fondos a cuantos le amenazaban con alterar el orden y sumarse a las marchas en el centro neurálgico de la República o en cualquier otra parte en donde se requiera bloquear carreteras, cerrar calles, sitiar comercios y un largo etcétera incluyendo los cierres de los pasos fronterizos. Los maestros jamás cedieron porque les asistía la razón.
Todo lo anterior, sin menoscabo de la resistencia que mantuvo durante largo lapso la CNTE en el Monumento a la Revolución, impidiendo el paso al Museo emblemático de aquella lucha armada –donde los souvenires que más se vendían hace un año eran los del dictador Porfirio Díaz en tremenda paradoja-, y apostarse a las puertas de los recintos que guardan, en cada pilar, los restos de quienes están bendecidos por la heroicidad histórica si bien ésta no será completa ni legítima hasta que no exista voluntad de una revisión justa y ordenada de aquella epopeya para evitar que descansen, uno frente al otro, el asesino y la víctima. El único que se salva es el gran Emiliano Zapata, el más puro, cuyo nicho se encuentra al pie de un monumento en Cuautla, Morelos; de no ser por ello, reposaría frente al posible autor intelectual de su asesinato, Álvaro Obregón Salido, el hombre fuerte entonces aunque todavía gobernaba al país Adolfo de la Huerta Marcor en 1919 y el primero comenzara su trayecto presidencial un año después.
Por la facilidad con la que se arman los grupos en rebeldía y los delincuentes, claro, es evidente que a los Estados Unidos y su gobierno les conviene mantener a su vecino del sur en una rebatiña de pasiones encontradas, sectarias, y por desgracia irreversibles. Lo observamos en la izquierda, tan fraccionada, en donde, por ejemplo, ni siquiera fue posible ponerse de acuerdo sobre una sola propuesta de reforma energética, atesorando el patrimonio de los mexicanos y blindándolo, únicamente por el criterio parcial de Andrés Manuel López Obrador. No tengo duda que el proyecto al respecto del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, bastante más congruente a lo largo de su carrera política, era muy superior al presentado por las huestes lópezobradoristas, ya integrados personajes de la antigua mafia, tan fustigada verbalmente por el tabasqueño, como Manuel Bartlett y Pablo Salazar Mendiguchía, ambos represores en extremo en sus respectivos feudos de influencia. ¿Tienen autoridad moral para encabezar el movimiento vindicatorio?
Por las Alcobas
Todos saben que en España hay problemas serios. Las principales rúas céntricas se llenan de protestas en plena zona turística. Los madrileños, cuanto pueden, las evitan; y los visitantes sencillamente huyen o cancelan sus reservaciones. Más aún: el diferendo con Cataluña ya es irreversible, propiciado desde el nacionalismo en pro de una República y la torpeza del gobierno español, espanta a los capitales y alerta a las empresas, algunas de las cuales ya anunciaron su salida de Barcelona si el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont no desvía la ruta de la Independencia que parece irreversible. Esto es: ante la inestabilidad, los capitales corren. Es lo normal, se entiende… salvo en México.
En nuestro país, cuya imagen en el exterior es deplorable –no pasamos de ser referente cotidiano de violencia y de hechos tan brutales como descuartizados y descabezados hallados por doquier, en cualquier carretera o esquina, además de los “colgados” en los puentes peatonales urbanos no hace mucho-, no aminoran las inversiones del exterior y, al contrario, los españoles con graves problemas nos observan como su tabla de salvación si requieren, como en 2008, los dólares de nuestro mercado. El contraste no puede ser mayor. ¡Y luego estigmatizan a nuestro país porque una joven española, en puestos ejecutivos y sobrina del magnate del fútbol hispano, fue asesinada –siempre será lamentable un hecho así- como si allí no se ultrajara con más frecuencia a los mexicanos!
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