Veneno Puro
*La Vejez de Izquierda
*Socialista de “Clóset”
*¿Sirvo para Semental?
En la efeméride de la gran patria mexicana, cuando nos cubre el aire patriótico por encima de los conflictos diarios y la resistencia hacia un gobierno deficitario desde hace ya varias décadas, podemos y debemos hacer un análisis de cuanto creemos y podemos dar fe; me quedo, claro, con la calidez de nuestro pueblo, su generosidad y su entrega; y por ello es necesario estar prestos a levantar las voces cuando nos sentimos, con frecuencia, agredidos. No por los caminos de la subversión –los más ingratos e improductivos-, sino por los de la libertad que es la cúspide de las condiciones republicanas para mantener soberanía y viabilidad como país. Sé que la línea es delgada y considero elevados los riesgos, pero también conozco el temple y la fuerza de los mexicanos… capaces de resistir a no sé cuantos mandatarios mediocres y seguir empujando a su patria para no verla envuelta por las mafias y la corrupción totales. Somos más quienes no hemos sucumbido y seguimos de pie.
Dicho lo anterior, es evidente que la mayor parte no nos identificamos con ninguna de las opciones partidistas que se presentan como redentoras y esconcen una historia rebosante de tenebrosas intrigas palaciegas, de vergonzosas alianzas y capitulaciones, de sangre en términos generales que ha salpicado a cada una de estos “cuadros” por igual –las “camisas rojas” de Tomás Garrido Canabal durante el cardenismo, la Cristiada a instancias del fanatismo de la derecha y los genocidios de 1968 y 1972-. Ninguno de los organismos políticos se salva de la vergüenza y las traiciones, si bien la derecha –cuando invitó a Maximiliano a formar imperio sobre nuestro territorio para defenestrar al “indio” Juárez, el mayor de los mexicanos, y también al unir recursos para financiar, al lado del alcohólico embajador estadounidense, Henry Lane Wilson, la contrarrevolución con “El Chacal” Huerta a la cabeza-, es recipiendaria de la crónica más execrable.
Nuestra historia es pródiga en acontecimientos golpistas, asonadas e intentos de pervertir al gobierno desde las calles. Como consecuencia, genocidios y magnicidios no nos fueron ajenos durante el siglo anterior –incluyendo los años de la barbarie salinista, 1993 y 1994-, tampoco las múltiples manifestaciones en contra del mal gobierno o para solicitar mejores condiciones de vida que, por cierto, muy poco han mejorado desde los tiempos prerrevolucionarios. También se han dado múltiples concentraciones, cuando el Zócalo era casi propiedad exclusiva del gobierno federal, para aplaudir todo tipo de medidas, desde los triunfos de los caudillos hasta la estatización de la banca en 1982. Uno y otro bandos, en cada caso, hicieron de las multitudes sus aliadas para camuflarse detrás de ellas y hostigar, siempre hostigar, a las mayorías silentes. De allí nuestra fama de ser el pueblo más tolerante del mundo… hasta el tope.
Durante la última semana, en la ciudad de México y en las capitales de veintidós estados de la República, las manifestaciones variopintas, sin “padrinos” a la vista, se han dado de manera intermitente y continua hasta poner en riesgo las celebraciones patrias que hoy inician. No sólo se trata de los maestros de la CNTE, reacios a ser evaluados hasta el grado de pretender evaluar hasta a los burócratas menores y toda la sociedad civil, esto es sin autoridad moral para hacer lo propio con sus educandos -¿cómo pueden someter a exámenes a los niños y jóvenes cuando los mentores se niegan a demostrar sus conocimientos?-, sino de la izquierda institucional, presidida por el heredero del Tata, y la radical, encabezada por quien se siente eterno y etéreo, Andrés Manuel, y hasta de los empresarios furibundos contra la pretendida reforma hacendaria que eleva hasta casi el 40 por ciento el Impuesto Sobre la Renta haciendo con ello imposible la creación de nuevas fuentes de empleos.
Esto es: quienes apostaron por el liberalismo mal llamado “social”, que incluía privilegiar fiscalmente al gremio empresarial con tal de que creara trabajo y con ello disminuir la miseria y aumentar el poder adquisitivo general –no a la sociedad de consumo sino a la de “bienestar”, consumista sólo para obtener lo necesario, de acuerdo a la doctrina de Carlos Slim Helú-, ahora se ven asfixiados por una iniciativa que los coloca ante una coyuntura similar a la de 1982: empobrecer a sus empresas, saqueando las divisas del país hasta provocar un saqueo con cauces hacia una crítica estructural.
Las manifestaciones chocan, entre las izquierdas y la derecha que no quiere dejar de obtener altos dividendos si pretexto que sin éstos no podrán crear empleos de acuerdo a los dictados del Fondo Monetario Internacional hace tres décadas. Ahora, los revires tienen formas de chantajes y el gobierno de la República, sencillamente, sólo tiene dos posibilidades: negociar lo que no sabe hacer vistos los resultados- o imponer, así sea con el uso violento de las fuerzas públicas. Algunos le llaman a esto poner el orden; otros califican a ello como represión. En el abanico de posibilidades entre una posición y otra es claro quienes son los derrotados siempre: cuantos formamos parte del colectivo que no quiere guerrear pero sí exige justicia y libertad… incluso para trabajar sin las murallas humanas que lo impiden.
Y he aquí la controversia entre los objetivos dispares entre la postura del gobierno federal y el de la ciudad de México; el primero, insiste en que el segundo ofrezca garantías para la gobernabilidad, esto es desalojando a quienes protestan; y el segundo, a la manera de Poncio Pilatos, se vista de gala ante las protestas… blindando a quienes bloquean, aíslan, causan el caos bajo el argumento de que todo esto son daños colaterales, menores, aun cuando nadie, mucho menos en el gobierno defeño, se haya tomado la molestia de medir las pérdidas hora-hombres, cuantiosas, que genera la semiparálisis de una de las metrópolis más complejas del universo.
Fue claro, además, que López Obrador, a quien considero el último líder nacional surgido a lo largo de las vida de nuestra generación pero irremisiblemente perdido por su soberbia e intolerancia, dos condiciones que han crecido en él como ponzoña siempre maligna, ya no pudo convencer a los maestros de la CNTE a dejarle su lugar en el Zócalo que ya casi creía exclusivo salvo cuando el ejército intervino, en septiembre de 2006, para hacerle ver que el espacio sería tomado por soldados y mandos para las conmemoraciones patrias. Entonces fue que el plantón poselectoral se deshizo para jamás volverse a instalar allí. ¿Qué escuchó López Obrador en voz del general Gerardo Clemente Ricardo Vega García? Es uno de los misterios a resolver por este columnista, sin signo partidista alguno aunque también vote con el dolor de observar un futuro poco feliz… como lo hizo en 2006 y 2012, optando por candidatos de diverso partido.
La izquierda y los radicales, lo que me parece muy peligroso, parecen desintegrarse en células cada vez con menos posibilidades de coincidir en lo esencial: la defensa de la soberanía, la gobernabilidad del país y la viabilidad de México como nación. Lo demás, quiérase o no, es secundario aunque no lo observen así quienes piensan que NO evaluar a los maestros, ni censarlos, es un acto primigenio de justicia social. Por favor. Y todavía hay quienes insisten en que no puede negarse el derecho a las manifestaciones sin fondo aun cuando pasen por encima de los derechos de los demás, de la mayoría silente y entrampada que sólo desea trabajar para no caer en un abismo más profundo de la desaceleración económica oficiosa, generada por la ausencia de un elemento esencial de riqueza: la productividad.
Recuérdese; en todo Estado y en toda legislación tienen prioridad los derechos de terceros cuando éstos forman la mayoría. Y, sin duda, por cuanto ha podido observar este columnista, buena parte de la ciudadanía demanda soluciones, no pretextos; buen gobierno y no gobierno en ausencia con capacidad para lavarse las manos… al más puro estilo de Miguel Ángel Mancera Espinosa quien no sabe, fuera de apoyar a nuestros “Pumas” queridos –aunque los goleen por efecto de los millonarios de las televisoras-, cómo conducir a una ciudad tan compleja y tal llena de intrigas… como las que efectúa Marcelo Ebrard Casaubón, su antecesor con pretensiones presidenciables, con tal de demostrar que durante su gestión las aguas de la ciudad no se salieron de cauce. ¿Será cierto o es tan solo un espejismo?
Mirador
Hablemos de Miguel Ángel Mancera Espinosa, quien ya fue procurador capitalino y funge ahora como jefe de gobierno del Distrito Federal, con una doble personalidad: por una parte, convive con el Ejecutivo federal en las reuniones sobre las distintas reformas y otras convocatorias; y, por la otra, se refugia detrás del Palacio del Ayuntamiento para no proceder, de acuerdo a sus deberes primigenios, a retirar a quienes pretenden detener el curso del gobierno de la República, incluso el de los legisladores que son parte del mismo y simpatizan con el movimiento de los maestros otrora opositores a la maestra Elba Esther Gordillo, la inolvidable “novia de Chucky” -¡cómo festejaron los de la CNTE el bautizo que le dio este columnista!-, y ahora defensores de sus banderas últimas en contra de las evaluaciones y del censo que, al no realizarse, cubre las espaldas de miles de falsos maestros, quienes jamás se pararon en un aula para enseñar, utilizados como incondicionales en la batalla por los caprichos de la antigua cacique gremial.
¿No era éste punto el que mejor imagen daba a la incipiente gestión del presidente Peña Nieto? Al parecer la amnesia colectiva se ha vuelto una especie de trampa sin retorno a la que apuestan defraudadores, represores –como el ahora izquierdista bartlett, también en minúsculas-, prevaricadores e incluso contactos de las mafias del narcotráfico. Pero si se tiene un poco de sentido común y algo de memoria, los torpes encajonamientos se derrumban por sí solos. Y es esto lo que ya está sucediendo en un México en donde las manifestaciones son cotidianas… como las ejecuciones en los territorios de los grandes “capos” intocables, entre ellos el más negociador, Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” quien, por desgracia, no fue llamado para reemplazar al impresentable “Chepo” despedido, al fin, de la zigzagueante selección nacional de fútbol
Por las Alcobas
La izquierda, lo hemos dicho, envejece. Si Andrés Manuelo optara por una nueva candidatura presidencial, en caso de ganarla tendría sesenta y cinco años de edad al protestar –esperemos que bien y no como Peña Nieto quien olvidó parte del texto-, ante el Congreso de la Unión. Sería uno de los más veteranos jefes del Estado Mexicano si tal se cumpliera. La utopía se complementa con la historia. En la década de los cincuenta del siglo anterior –1952 para ser exactos-, asumió la Primera Magistratura Don Adolfo Ruiz Cortines, quien se autocalificó durante su campaña como “el candidato popular”. Cuando, al fin, llegó al “trono” de México, contaba con sesenta y tres años de edad. Y por ello sufrió infinidad de bromas: que si estaba carcamán, que si ya no podía –en cuestión sexual, sobre todo, gran falacia-, etcétera…
Al enterarse de las insidias, el veracruzano sonrió y sentenció:
–Bueno, ¿para qué me quieren?¿Para presidente o para semental?
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WEB: www.rafael-loretdemola.mx
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
LOS MEXICANOS, COMO ESTE COLUMNISTA Y LA MAYOR PARTE DE QUIENES LE BUSCAN Y ESCRIBEN, NO QUEREMOS SER REHENES DE PARTIDOS, SINDICATOS, FACCIONES Y DE UN GOBIERNO QUE RECULA A CADA RATO. RECUERDO LO QUE ME DIJO CUAUHTÉMOC CÁRDENAS, AL RESPECTO, CUANDO PERMANECÍA EN LOS PINOS EL SIMULADOR ZEDILLO: “SI TE LA PASAS DANDO TRASPIÉS, ACABAS POR CAERTE DEFINITIVAMENTE”. PERO NI ZEDILLO NI FOX NI calderón CAYERON. EL SISTEMA RESISTE HASTA LOS GOLPES MÁS BAJOS DE LA POLÍTICA. Y LA CIUDADANÍA PAGA LOS PLATOS ROTOS.
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