Veneno Puro
*Narcos y Revueltas
*De los Infiltrados
*Cártel del Paraíso
La geografía del narcotráfico coincide, en puntos clave de México, con la de las revueltas y ejecuciones más señaladas. A medida que se desarrolla la administración federal en curso, con n gobierno copado y un mandatario rebasado, se hace más evidente una correlación que plantea, por supuesto, la capacidad operativa de los “cárteles” basada en las enormes “cortinas de humo” que les sirven para ocultarse.
No se olvide que, en 1994, tras el asesinato de Colosio, una de las líneas de investigación que la Procuraduría General no pudo ocultar, señalaba, precisamente, hacia los “brazos ejecutores”, como los cárteles insondables, con profundos nexos dentro de la estructura del poder público. Por supuesto, las indagatorias en este sentido no prosperaron como tampoco lo hizo la búsqueda de personajes claves, como el ex legislador Manuel Muñoz Rocha, señalado como uno de los autores intelectuales del crimen contra Francisco Ruiz Massieu en septiembre del mismo año en su condición de presidente entonces de la Comisión de Agricultura de la Cámara baja. Quien despechaba en la Secretaría del mismo ramo era, nada menos, Carlos Hank González. Pero ni siquiera esta obviedad fue suficiente para ampliar las indagatorias.
De la misma manera han sido notables las coincidencias en los modus operandis de las mafias a lo largo del territorio latinoamericano. Todavía hay quien me pregunta cómo concebí, en 1993, la posibilidad de que fuera asesinado el candidato oficial como divulgué en “Presidente Interino” –Grijalbo-, recibiendo sólo como respuesta las consabidas descalificaciones de la superioridad política y de sus voceros quienes debieron morderse las lenguas. Bastó una jornada trágica para que este columnista pasara de la condición de tortuoso febril a la de brujo con capacidad para adivinar el futuro. Y sólo había basado la trama en el espejo fiel de Colombia en donde, en 1989, cinco años antes, fue victimado el abanderado del Partido Laborista, Juan Carlos Galán, y su coordinador de campaña, César Gaviria, asumió el relevo y ganó la Presidencia. Las similitudes no son meras coincidencias sino reflejos, por supuesto, de un modelo criminal similar.
También difundimos –“Los Cómplices”, Océano, 2001-, una de las versiones que más impactaron a los observadores de la DEA estadounidense y marcaron, por supuesto, los derroteros políticos tras el magnicidio de Lomas Taurinas. El aspirante priísta fue objeto de una trampa cuando, invitación de por medio, fue llevado a un rancho sinaloense para ser sorprendido con la presencia del célebre Joaquín “el chapo” Guzmán Loera, a quien no conocía físicamente, y retratado junto a él. El expediente llegó a manos de los agentes norteamericanos y de sus directivos quienes exigieron al relevo, esto es al gran simulador Zedillo, deshacerse de algunos personajes bajo sospecha que habían rodeado a su antecesor. El sucedáneo no sólo no lo hizo sino que los designó en puestos cercanos, incluyendo la secretaría privada.
Es obvio también que no pocos de quienes integran la clase política transexenal –no transexual, por favor-, aquella que supera alternancia y reacomodos partidistas con excepcional galanura, esto es sin inmutarse y hasta vindicando “hazañas” pasadas que fueron condenadas por la olvidadiza opinión pública, no pueden ocultar sus vínculos sucios. ¿O es nada más una impertinencia de la superioridad el montaje de la red de espionaje denunciada por el senador Manlio Fabio Beltrones en 2008? Lo interesante de la cuestión es que el escándalo no subió de tono, más bien se apaciguó como si, debajo del agua, los protagonistas principales hubieran firmado la paz con el sabor del chantaje.
¿Han escuchado alguna vez al subcomandante Marcos, amables lectores, referirse al flagelo del narcotráfico o al terrorismo? Y lo mismo quienes demandan el derrocamiento del gobierno, embozados siempre, y se nutren, como es el caso del EPR, de la industria del secuestro. Esto es de lo que se habla en los corrillos del ejército y las corporaciones policíacas sin que exista la menor intención de asegurar la seriedad de las investigaciones.
Mientras, quien ejerce como presidente de la República, tras varias semanas de digestión, comienza a pedir poner en práctica su “Pacto por México”, signado el 2 d diciembre pasado, en el mismo lapso, han ejecutado casi a un centenar, cada mes, de infelices, torturados y vejados. Y ni que decir de los secuestros que no terminan ni por el ingrediente adicional de la presencia del ETA vasco en nuestro país que, por “casualidad”, parece ir en la misma dirección de los grandes consorcios hispanos en plan de reconquista. Desde luego, hay mucha tela de donde cortar.
Mirador
No debe soslayarse también un hecho incontrovertible: la infiltración, por parte de los cárteles, de varios gobiernos latinoamericanos aun cuando, por supuesto, desde bandos ideológicamente contrarios, se crucen las acusaciones. Los de derecha señalan, claro, hacia Cuba y Venezuela; y los de izquierda hacia Colombia… y México, entre otras naciones contaminadas hasta sus cimientos. Todo depende de la sesgada visión de los hechos.
Un ejemplo: hace dos años, en Boliivia, en donde el mandatario, Evo Morales, cuya asunción fue legítima y no dio lugar a querella alguna, fue rebasado por la mayoría que no se siente representada por él. Ahora, para colmo, el impertinente venezolano Nicolás Maduro Moros, no deja de hablar tonterías como si fuese posible imitar a su antecesor, Hugo Chávez, a quien ha colocado a nivel de Simón Bolívar, y advirtió que sus tropas estarían listas a sumarse a las fuerzas armadas de cualquiera de sus aliados en caso de un derrocamiento. Por supuesto, el jefe del ejército del país andino recordó al ya fallecido Chávez, en su momento, la lección básica sobre las soberanías nacionales. En un pulso desbordado, las reglas, por desgracia, no se imponen a los intereses, menos si son multinacionales.
Las coincidencias son notables como han sido, hasta hoy, la ausencia de soluciones viables. Y tal es la pregunta que más se repite en los foros internacionales. ¿Existirá alguna ventana para poder respirar otra cosa que no sean los escatológicos vientos de la corrupción? Y otra más, dadas las acusaciones desde uno y otro polo: ¿hay alguien confiable merodeando por allí?
Por las Alcobas
En “Confidencias Peligrosas” –Océano, 2002-, bauticé como “el cártel del paraíso” al integrado por algunos célebres “muertos vivientes”. Lo mismo podría aplicarse al ex legislador Muñoz Rocha, a quien se dejó ir cuando fue detenido en San Antonio junto al abofado Enrique Fuentes León semanas después del crimen contra Ruiz Massieu, que al más célebre de los capos contemporáneos, Amado Carrillo Fuentes, muerto oficialmente en 1997 aun cuando hay evidencias de que el grotesco cadáver presentado ante los medios de información era el de su hermano Cipriano.
Cuando investigaba algunos hechos vinculados al asesinato del Cardenal Posadas en Guadalajara, el abogado José Antonio Ortega, uno de los profesionales serios que no quitan el dedo del renglón sobre una conjura todavía operativa, dialogó conmigo al respecto:
–Yo he sabido que es fama de que Amado tiene su refugio en el norte de México… para cuando se cansa de estar fuera.
Lo mismo que “El Chapo” Guzmán quien llegó a amenazar de muerte a Enrique Peña Nieto, en 2008, cuando fungía como gobernador del Estado de México. Nadie ha desmentidos las versiones; pero, claro, tampoco se le hado seguimiento. El silencio es el mejor sello del “cártel del paraíso”, el de los vivos que parecen muertos.
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WEB: www.rafael-loretdmola.mx
E-MAIL: loretdemola.rafael@yahoo.c
¿SERÁ MUCHO PEDIR SOLICITAR RESULTADOS Y NO NUEVAS PARRAFADAS IMPREGNADAS DE DEMAGOGIA? UNA SEMANA DESPUÉS DE LA ENTREGA AL CONGRESO DE UN INFORME ANODINO, CON CIFRAS REACOMODADAS PARA CELEBRAR EL AUGE DEL NUEVO GOBIERNO PRIÍSTA, ENRIQUE PEÑA NIETO NO CONCRETA SIQUIERA SUS PROPIAS POSTURAS Y SÓLO PARECE ESTAR BUSCANDO EL “CAREO” CON LAS DIRIGENCIAS PARTIDISTAS OPOSITORAS. NO OLVIDE, LO REPITO, QUE LOS MANDANTES CONFORMAMOS LA CIUDADANÍA EN DONDE RADICA, “ESENCIALMENTE” COMO DICE LA CONSTITUCIÓN, LA SOBERANÍA POPULAR.
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