Una tradición muy peligrosa

Como sucede cada año casi al finalizar el mes de noviembre siempre inician las campañas y el tema de los juegos artificiales. Ni siquiera en el mes de la patria, es decir, en septiembre se hace campaña tan intensa como lo hacen las autoridades en el mes de diciembre sobre las advertencias, el uso y cuidado de éstos por parte de las autoridades.

Aunque se repitan las mismas historias, se siguen cometiendo los mismos errores en nuestro país, solo basta con recodar el 26 de septiembre de 1999, la explosión de un depósito clandestino almacenando cuatro toneladas de pólvora en Guanajuato, cobrando 72 vidas y alrededor de 350 heridos en Celaya.

El 31 de diciembre del 2002, en Veracruz, los puestos ambulantes de pirotecnia ubicados en el mercado Hidalgo del puerto de Veracruz provocaron un gran accidente dejando como resultado 29 muertos y 25 heridos.

En el 2013 el 15 de marzo, Tlaxcala en la población de Nativitas otra explosión dejando un saldo de 23 muertos y 154 heridos.

El más reciente accidente el 20 de diciembre del presente año ciudad de México, la explosión en el mercado de fuegos artificiales provocó la muerte de 31 personas y más de 50 heridos como último informe oficial conocido del accidente del mercado San Pablito en Tultepec.

Los juegos artificiales considerados como el arte de la pirotecnia hay quienes la consideran como algo ajeno a nuestro país, es decir, como parte de nuestra cultura, sin embargo, contrario a lo que se piensa se adoptó en México, como parte de nuestras costumbres en épocas decembrinas gracias a la celebración globalizada.

Pero su verdadero nacimiento en nuestro país viene desde la época de la colonización de los españoles quienes trajeron entre muchas cosas el uso de la pólvora no solamente para el combate sino también como una manera de entretenimiento; y con el tiempo se fueron fusionando entre celebraciones prehispánicas, pero no fue hasta en el silgo XIX donde se tiene registro que en las posadas llevadas a cabo dentro de los hogares de las diferentes clases sociales comenzaron con el uso de los fuegos artificiales, como la vestimenta de los niños de ángel, los cánticos pidiendo posada, villancicos, piñatas y toda la tradición que por hoy conocemos; más aparte la que nos vende la mercadotecnia.

Es en ésta temporada del año navideño y año nuevo como parte de los festejos el uso de fuegos artificiales, por la emoción y alegría que causan al ver sus coloridos que destellan.

Empero, con el tiempo no falta el ingenioso que por alguna razón empezó a vender verdaderos explosivos caseros, siendo éstos los verdaderos causantes de muchas desgracias en familias como mutilaciones, muertes de niños, etc. No se tiene una fecha precisa, sin embargo, recuerdo que a mis escasos diez años de edad empezaron como novedad las famosas “palomotas” que era una versión más grande a las “palomitas” y que no requerían tanta supervisión de los adultos, contrario a los anteriores.

Pero como todo al transcurrir los años dichos explosivos fueron siendo más sofisticados y peligrosos, pero sobre todo se dejó la supervisión de los adultos o inclusive su venta ya no fue prohibitiva para menores de edad.

Pese a que se ha prohibido la venta de fuegos pirotécnicos tipo caseros, éstos se siguen haciendo porque entre más grandes y peligrosos resulten mayor demanda tienen, incentivando a la venta ilegal de explosivos.

Las campañas publicitarias por parte de las autoridades no han logrado penetrar a la conciencia de los ciudadanos en el peligro en el que se exponen ya que la mayor cantidad de accidentes que sucede durante ésta época son incendios, muertes, heridos, y hasta la pérdida de algunos de sus miembros.

No hace falta leer los periódicos para darnos cuenta que su venta clandestina se sigue practicando sin tan solo basta escucharlos antes de navidad, en su fecha y próximo a recibir el año 2017 en donde año con año se repite la celebración de la Nochebuena y Navidad, que tan asustados tienen a la población porque éstos son confundidos  con el estallido de las armas de fuego que ya no sabemos diferenciar entre un  enfrentamiento del crimen organizado, que en su primera detonación nos hace dudar si se trata de otro hecho violento de seguridad o de un “juego pirotécnico”.

Alteraciones y nerviosismo es lo único que se vive en las familias mexicanas

cuyas cercanías logran escuchar cada año los cuetes caseros, cuya cena navideña fue interrumpida en repetidas ocasiones guardando un silencio para poder adivinar si se trataba de estallidos de fuego de armas o simplemente de explosivos caseros.

Aunque la venta de fuegos pirotécnicos caseros fue prohibida en toda la República por parte de la SEDENA, y también su restricción para los establecimientos autorizados, es muy difícil lograr el control de éste

La sociedad sigue siendo ciega y sorda a cuanta campaña de prevención de juegos pirotécnicos, sin importarle si se trata de un aviso por parte de las autoridades estatales y federales, quedando demostrado que solamente con la macana entra la cultura.

No solamente en entidades donde se sabe que se trabaja éste tipo de productos explosivos de manera artesanal, como también en la “capital de la pirotecnia”, en Tultepec, del Estado de México, ciudad donde se fabrica el ochenta por ciento de los cohetes consumidos en el país, siendo afectadas sus ventas por la crisis económica, es más que obvio que la gente recurre al clandestinaje.

El involucramiento de toda la sociedad, medios de comunicación, autoridades estatales y federales, tiene que ser mayor para poder lograr la concientización y sobre todo el Ejército Mexicano tendrá que echarle otra piedrita más a su tan pesado compromiso social, teniendo que combatir el problema desde otro ángulo de la ciudadanía como sería pláticas de prevención a las escuelas de educación básica y media. Pero esto ya será hasta el próximo año porque el hubiera no existe y el problema ya está encima.

Las leyes y las normativas, así como sus penalizaciones siempre han estado ahí regulados por la Constitución Mexicana para el uso de la pólvora y almacenaje en el hogar, la venta, o cualquier tipo de comercialización de explosivos caseros llámese juegos pirotécnicos. No le falta nada y ni tampoco está ausente la logística e inteligencia militar para echarla andar como un operativo en nuevos puntos de la República, pues su venta ya no es única en unas cuantas entidades del país, sino ha sido extensiva a un incremento en estados como en Coahuila, Veracruz, Oaxaca, y sus principales cabeceras municipales como Saltillo, Torreón, y Ramos Arizpe. Lo único que falta es incrementar las multas o penalizaciones altas sobre las mismas leyes existentes, para crear la concientización y evitar tener que aprender a base de accidentes o mutilaciones causados por lo mismo.  (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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