Una pelea desigual

Por Guillermo Robles Ramírez

No es una sorpresa los enfrentamientos que hay entre los diferentes grupos de la delincuencia organizada por obtener más territorio y sacar fuera de la competencia a quienes intentan entrar o simplemente el mantener una plaza en donde operar.

Tampoco es sorpresivo que en esta recta final de la Cuarta Transformación, de Andrés Manuel López Obrador, quiera iniciar o cambiar de opinión con respecto a combatirlos, ya que como se ha dicho bien, los abrazos son para el crimen organizado y los balazos para la población.

La poca apatía que tienen los morenistas y AMLO, sobre el tema de seguridad nacional con estos grupos, hace que los mexicanos o como dice el mismo Presidente de México, “el pueblo”, ya no se cuestionan si existe o no una estrecha relación entre el Gobierno Federal y estos grupos de la delincuencia organizada, sino cada vez crece más esa convicción de que trabajan juntos, y por ello las próximas elecciones presidenciales estarán presentes y a la disposición de lo que mande Morena.

Hay comunidades en donde todos sus elementos policiacos han preferido renunciar de la nómina de cabeceras municipales, en donde predomina más el miedo a morir y la desigualdad en todo.

Durante estos cinco años en donde Morena ha estado al frente del país y con esa política de indiferencia para combatir o hacerle frente al crimen organizado, se perdió mucho terreno ya que han ocupado más al Ejército Mexicano en labores como albañilería para la construcción de un aeropuerto, carreteras, Tren Maya, y cualquier otro capricho de AMLO.

Se dejó a un lado lo que en gobiernos anteriores invertían en el Ejercito Mexicano para proteger al “pueblo”, es decir, en armamento e inteligencia.

Independientemente de los recursos económicos que la delincuencia organizada, a diferencia del Gobierno Federal, ellos hacen grandes inversiones que les deja ese próspero negocio de las drogas, para comprar tecnología, armamento, y se capacitan en espionaje.

Tienen conocimiento de operativos a realizar por el Ejército Mexicano, así como por las policías estatales y municipales. Esto sin contar, la complicidad que hay de no pocos policías y soldados que sirven a los narcos, gracias a los billetes que reciben.

Y como si fuese poco, el armamento de la delincuencia organizada es de alta tecnología ocupando el uso de los drones no solo para espiar sino también para atacar con bombas a la Guardia Nacional, Ejército Mexicano, corporaciones estatales y locales, cada vez que se sienten acorralados o en algún operativo a realizar.

Han demostrado la superioridad en inteligencia militar y armamento que ni el Ejército Mexicano no tiene.

y más avanzada que las del Ejército Mexicano y las corporaciones policiacas estatales y municipales. Es necesario que el gobierno federal dote al Ejército con armas igual o más avanzadas que las utilizadas por los narcos, pero que esto fluya y llegue igualmente a las corporaciones policiacas estatales y municipales, pues de lo contrario, poco se hará en esta lucha contra la delincuencia organizada.

Una muestra de la realidad es que precisamente lo que se lee, escucha y se ve en los noticieros nacionales cada día, es decir, más de la mitad de los Estados del país la presencia del crimen organizado es más fuerte al grado de que la gente vive con miedo y prefieren salirse de sus casas para mudarse a las pocas entidades seguras como es el caso de Coahuila.

La Secretaría de la Defensa Nacional, siempre ha mantenido con muchas limitaciones a los gobiernos estatales y no se diga a los municipales por cuanto hace a contar con armas suficientes y modernas. Esta política deber cambiar, porque no se puede combatir a la delincuencia organizada en condiciones desiguales y más tratándose de insuficiencia y obsoletas armas de parte de los cuerpos policiacos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org

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