Un acto de amor

Por Guillermo Robles Ramírez
El Domingo de Resurrección, o bien Domingo de Gloria; es sin duda el día más importante para la Iglesia, para finalizar con la Semana Santa al celebrar la resurrección del hijo de Dios después de haber sido crucificado.

Un acto de amor a los hombres, mujeres, niñas y niños de este planeta; en donde Jesucristo se sacrificó por amor a la humanidad significando el perdón de los pecados y la vida eterna. Sin duda la mayor demostración de fe y amor a un Dios ante cualquier dificultad o situaciones difíciles.

Por otra parte, la celebración de Pascua, aunque en el Nuevo Testamento o en las Escrituras apostólicas, no existe una festividad como tal. Sin embargo, su significado a nivel mundial; en su concepción religiosa significa la continuidad de la celebración de la resurrección de Jesucristo.

Aunque cueste trabajo de creerlo, la Pascua no es con la llegada del conejito que esconde huevos en matorrales, flores y por todas partes de los jardines de los hogares para anunciar la llegada de la primavera. Esos huevos adornados de colores vivos y rellenos de confeti, chocolates o dulces,  son el motivo de la alegría y uno que otro huevo rellenado con harina como broma pesada pero no dejando de causar risas a los pequeñines. A ésta celebración que es muy identificada por los estadounidenses es una distorsión de la cultura Yanqui, muy ajena al significado e interpretación de la Iglesia con respecto a la celebración de la Pascua.

¿Pero por qué domingo de resurrección? No hay que olvidar que durante el recién fin de semana pasado, en diferentes noticieros locales y nacionales, estuvieron transmitiendo en televisión los preparativos previos para el Vía Crucis que es la representación de Jesús hasta el monte Calvario, mientras cargaba la Cruz, así como su sufrimiento.

Esta práctica realizada por sus creyentes o devotos a la religión católica y cristiana es para refrendar su compromiso de fe y recordar lo que representa la Semana Santa, en un acto popular y organizado principalmente por la comunidad local de cada municipio de México.

En el caso de Saltillo, no iba a ser la excepción y preocupados los feligreses porque el lugar emblemático de la ciudad para hacer el Vía Crucis es el barrio del Ojo de Agua.

Cada año los jóvenes saben menos sobre estas celebraciones al igual como sus tradiciones encontrándose una falta de conocimiento de las costumbres que nuestras generaciones atrás hacían o comían en aquel entonces.

Sin embargo, el mantener vivo la costumbre de año con año, la representación en Saltillo del Vía Crucis, hace posible que esas nuevas generaciones aprendan algo nuevo manteniendo viva una luz de esperanza y fe.

Tanto la iglesia católica como las familias mexicanas tenemos la tarea de retomar las costumbres religiosas para que no se pierdan estos valores esenciales para el ser humano para coexistir, como parte de un equilibrio de la humanidad o simplemente en la necesidad de la creencia de un Ser Supremo sin tomar la bandera de cualquier religión, pero sí necesario como parte de la historia como  existencia del mismo hombre.

Aunque renieguen el comercio de las carnicerías por tener que cerrar sus negocios el miércoles de ceniza, jueves, viernes y aquellos días marcados por la iglesia como días de abstinencia; no hay que dejar que esto afecte u otras variables, las costumbre de celebrar la liturgia de la Iglesia. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org

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