Todos somos héroes

Por Guillermo Robles Ramírez

Hay instituciones que a diario hacen su labor, pero lo cotidiano de la ciudadanía hace que pasen desapercibidos, pero no por eso significa que nunca lleguemos a necesitarlo. Nadie está exento de ello, pero cuando llega a pasar un accidente son los primeros en llegar sin la menor duda, aunque la mayoría de los mexicanos somos los últimos en pensar en ellos.

            Y para recordarles a los mexicanos de dicha institución que mucho hace por nosotros, es que desde hace unas semanas no es que hayan bajado ángeles a la tierra, ni tampoco se trata de un mensaje del fin del mundo, sino ha iniciado la recolecta anual en su 106 aniversario de la Cruz Roja Mexicana.

            Con los ánimos siempre arriba, muy a pesar de que en años anteriores no ha sido posible lograr la meta fijada en la recaudación para este 2016 de manera optimista se espera al menos superar la meta fijada para éste año que será de 350 millones de pesos y precisamente por ese motivo han ido iniciando antes de la fecha oficial nacional que se venía haciendo tradicionalmente el día 20 de marzo cuando se daba el banderazo siendo en esta ocasión del día 07 del presente mes al 07 de mayo.

            Y la verdad de las cosas para qué esperar a un banderazo oficial porque en los momentos más difíciles, la Cruz Roja Mexicana, siempre está presente. Sus integrantes, sean los directivos de su respectivo Patronato, como sus doctores, enfermeras, enfermeros, camilleros, choferes y personal administrativo nunca descansan o esperan alguna fecha especial para dar auxilio a cualquier mexicano o situación del país cuando existe algún desastre natural sin previo aviso.

            Su imagen a nivel nacional e internacional ha logrado consolidarse como una de la institución más noble que existe al servicio de la ciudadanía.

            Tan solo hay que recordar que esta benemérita organización ha participado voluntariamente en un sin número de acontecimientos, que ha marcado la historia de este país, tales como inundaciones y sismos, además de accidentes, que ocurren diariamente.

            No hay una sola familia en este país que no haya requerido, en algún momento, de la atención de los paramédicos, enfermeras y todo el equipo de voluntarios que conforman ésta organización, que cumple sus 114 años de existencia en el país.

            Aunque su origen data desde el año 1863, no fue hasta el año de 1898 cuando la Cruz Roja Española solicitó al gobierno mexicano información acerca de las relaciones entre las instituciones y asociaciones de asistencia pública con las unidades de sanidad.

            Años más tarde, el Presidente en ese entonces, Porfirio Díaz, expidió un decreto en el cual México se adhiere a la Convención de Ginebra para el mejoramiento de la suerte de los heridos y enfermos de los ejércitos en campaña.

            Desde entonces, la institución comenzó a trabajar, cuando en el año de 1909, la ciudad de Monterrey se ve afectada por una tromba que dañó a más del 50 por ciento de la población, dejando a su paso un gran número de heridos y damnificados.

            De esta manera, un grupo de voluntariados liderados por el doctor Fernando López y la señora Luz González, se trasladaron hacia el norte de México, constituyendo la primera brigada de auxilio que abanderó el emblema de la Cruz Roja Mexicana.

            Siendo el parte aguas para meses después, el 21 de febrero de 1910, el general Porfirio Díaz, expidió el Decreto Presidencial en el que se le da reconocimiento oficial a la Cruz Roja Mexicana.

            Considerada como única por su noble labor a nivel mundial, fue en el desastre natural más trágico en todo el mundo, el terremoto de México en 1985, que representó para la Cruz Roja, la prueba más dura que había que enfrentar, hasta entonces.

            La magnitud del siniestro fue tal, que a su paso solo se podían observar edificios caídos, gente clamando ayuda, desesperada ante lo que había pasado, sin poder creer lo que observaban.

            De inmediato, la institución se coordinó para trabajar en labores de rescate, a pico y pala, ya que en esos entonces el equipamiento era nulo, sin embargo, pese a las dificultades, se logró apoyar y ayudar por días, sacando gente que yacía entre los escombros.

            Luego del suceso ocurrido en el año de 1985, una nueva tragedia sacudió al pueblo mexicano, esta vez se trató del huracán Gilberto, que se abatió en las costas mexicanas, desde Yucatán hasta Nuevo León, dejando a su paso miles de damnificados a quienes se les brindó toda la atención.

            Para 1992, un nuevo reto llegaría a la institución, ya que un huracán afectando a Florida, Estados Unidos, por lo que la Cruz Roja se activó, apoyando en los servicios de socorro a los damnificados hispanos radicados en Florida.

            Estas tareas se realizaron no solo en EU, sino en Cuba, Haití y en otras partes del mundo.

            Hablar de la Cruz Roja Mexicana, es hablar de una institución que más allá de las tragedias, ha hecho una labor destacada por los demás, sin importar el día, hora y lugar.

            Es bueno recordar su historia en México, y sus logros que han dejado huella de admiración ante los ojos internacionales, porque es necesario que las nuevas generaciones sepan su importancia y no los vean con ojos de indiferencia en los cruceros de las calles de las ciudades del país para su recolecta anual.

            A algunos conductores les resulta irritable el tener que dar paso o moverse cuando ven una ambulancia abriéndose paso con su torreta y sirena para acudir algún lugar o trasladar de urgencia  a un accidentado, pero sobre todo no falta el «vivo», que aprovechándose de la situación se abre paso detrás del vehículo de la cruz roja.

            Es más, lo que recibimos de ésta institución noble, que lo que damos a cambio en su recolecta anual para que algún día nos llegue a salvar la vida y no tener que cargar la conciencia por un peso o un cambio de sobra que fue lo que se entregó a tanta ayuda que la institución ha dado.

            A la Cruz Roja Mexicana no hay que verla como a los nopales, nada más cuando tiene tunas, hay que ser recíprocos y dar ahora y no esperar a que nos pase un accidente a nosotros mismos o a un hijo, hermano, padre, familiar cercano, amigo o al vecino, para poder valorar la nobleza de ésta centenaria institución que ojalá y jamás se necesite de ella. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva) www.intersip.org

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