
Tláloc no quiere a Coahuila
Las autoridades de Coahuila, en específico la Secretaría de Desarrollo Rural, ha estado enviando comunicados con las recomendaciones a todos los productores rurales aplacar los efectos de las altas temperaturas presentadas en nuestra entidad y poder evitar el daño al ganado, así mismo como el cultivo de temporada.
Para los coahuilenses que viven en zonas urbanas, hacen pensar que las recientes lluvias es más que beneficioso para las áreas rurales y positivo para el manto acuífero. Pero contrario a la lógica para las autoridades no han sido lo suficiente para el campo e incluso hay sectores que ni una sola gota recibió del dios Tláloc.
El coahuilense que vive en el campo al igual que su sustento de vida tiene un panorama totalmente diferente al resto de los demás. Su óptica viene de una naturaleza implacable e impasible, ajena a los afanes y luchas de los coahuilenses por enfrentar una sequía que ya ha durado durante varios años y que con el tiempo ha ido empeorando.
Las presas son meros charcos lodosos, los ríos cauces resecos, los acuíferos se agotan, el campo padece una total carencia de agua, apenas si hay para el consumo humano, el ganado muere de sed, de falta de pastos, la vegetación luce escuálida y requemada; en muchos de estos lugares hay racionamiento.
Durante años Coahuila ha sido objeto de constantes sequías unas apenas perceptibles y otras asfixiantes. En la actualidad vivimos una que se acerca a las segundas, es decir, escasas lluvias, intensos calores y, para rematar, una creciente demanda de agua. La sequía no es un juego, es un enorme problema que requiere soluciones iguales.
Cuando la naturaleza se porta de esta manera, el hombre, que se ha caracterizado por su lucha contra el medio, busca la forma para cambiar la situación; en el pasado se efectuaban rituales mágicos para provocar la lluvia, después, oraciones y plegarias, pero ahora ya ni eso es suficiente.
¿Cómo obtener agua para los 3 millones de personas, estadística de Consejo Nacional de la Población? Cómo conseguir agua para la actividad de los sectores industriales y agropecuario en el semidesértico territorio coahuilense que sufre una intensa sequía prolongada durante décadas.
Opciones las hay, el problema radica en su viabilidad técnica y financiera y, aunque suene trillado, en una nueva cultura del agua.
Proyectos de construcción de presas se topan con problemas presupuestales y la extracción de agua de mantos freáticos afronta vedas o lo que es otro problema ya están demasiado perforados resultando contraproducente tomar de ellas porque se convierte nuestro peor enemigo arrebatándonos la salud por sus peligros minerales como el zinc.
Proyectos más complejos como la importación de agua, desviación de ríos, potabilización de aguas negras y hasta la condensación de la humedad atmosférica o lo que es más coloquial el famoso bombardeo de nubes, son opciones que se han analizado
Pese a que la sequía es un problema que afecta a todos son pocos los que hacen algo para combatir sus estragos para poder aminorarlos. Es necesario que industrias, productores agropecuarios y usuarios de los sistemas de aguas municipales y paraestatales, comprendan la importancia de cuidar el vital líquido porque cada vez es menos.
El dios Tláloc no nos hace caso por no tener una cultura del agua en cuanto a sus cuidados porque ningún programa o tecnología utilizada será la panacea para resolver el problema de la sequía en Coahuila.
Nunca será la solución más que tenemos que afrontar el enorme problema con la participación de todo el aprovechamiento del agua y valorar cada gota que tengamos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria “Antonio Estrada Salazar” 2018) www.intersip.org
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