El tamaño no importa

El otro día platicando un exdiputado local de familia muy conocida aquí en la cabecera municipal de Saltillo, a quien omito su nombre pues realmente tuvimos una agradable plática de amigos y en este ambiente periodístico la ética profesional se respeta como algo sagrado pero sobre todo las cosas buenas o malas que se platican, aunque con este joven político fueron puras cosas buenas, me platicaba con un gran orgullo su primer obra que gestionó para una escuela que fueron las banquetas y una vez ya terminada la obra le hicieron una gran fiesta en la calle en donde agradecidos por la gestión brincaban de júbilo.

En ese mismo momento que me narraba su primer acto público me recordaba la oportunidad que tuvo de convivir con un exgobernador coahuilenses algunos de sus actos en zonas ejidales en donde a diferencia de aquellas grandes obras urbanas en donde la formalidad te impide convivir con el mandatario en curso, me permitió conocer un poco más sobre aquello que se dice que no hay obras chiquitas que no sean importantes.

Tal vez para algunos puede sonar campañas populares, la construcción de carreteras ejidales, o para otros pudiera ser que ni si quiera les pasa por la mente los beneficios que traen consigo el construir estos pequeños tramos que unen de un ejido a otro o simplemente extender un tramito de carretera federal a la comunidad aledaño como si pareciera que el presupuesto se les acabo o lo que es peor poblaciones olvidados de su existencia.

Para quienes vivimos en ciudades, contamos con todos los servicios básicos, y hasta con servicios recreativos dándonos una calidad de vida que muchas veces por naturaleza humana y no por egoísmo nos olvidamos de las necesidades de otras comunidades que se encuentran alrededor de nuestra entidad.

Unos de los compromisos de mayor prioridad en el estado de Coahuila, es precisamente la construcción de carreteras ejidales, que por sí solos, aunque son obras chiquitas traen consigo muchos beneficios.

Poner en orden sus beneficios, sería injusto porque todos son importantes, pero por mencionar algunos; al tener pavimentado un ejido esto trae servicios como el alumbrado, electrificación, drenaje, agua, salud, seguridad y comercialización.

Los tres últimos rubros aparentemente no se ven, pero son favorecidos, ya que teniendo una carretera ésas comunidades pueden trasladarse más rápido a un centro de salud para alguna emergencia.

En cuanto a seguridad, las patrullas pueden llegar más lejos y desplazarse más rápido para hacer ejercer la autoridad ante los maleantes, y así podrán darse sus rondines más seguidos.

También las amas de casas tendrán la seguridad de que sus hijos lleguen más rápido y limpios a las escuelas, porque no es lo mismo caminar por un sendero enlodado o tierra suelta que para cuando llegan a sus casas llegan todos empolvados como si fueran mazapanes.

Con una carpeta asfáltica, los camiones de refrescos llegaran a surtir a las tienditas, así como algunos otros proveedores nuevos, como el pan, la leche, el huevo; reactivándose así una economía en la cual no existía porque esos caminos eran difíciles o imposible de transitar para transportes muy grandes.

Esto también reactiva a los mismos residentes de los ejidos porque al ver que pasan más vehículos, no faltara a quien se le ocurra poner una vulcanizadora, el tallercito, el puestito de comida, el negocio de ventas de algunos de sus productos de los que siembra, etc.

Para quienes consideran que son obras meramente populares, no logran ver que en realidad no hay obras chiquitas, sino beneficios grandes que mejoran nuestra calidad de vida y para esos ejidos que aparentemente se sentían alejados de la ciudad, el hecho de que exista un tramo de camino que les permita trasladarse entre ejidos y la ciudad los hace sentir parte de integral de nuestro estado y no aislados; a la espera de algún político que los busque para sumar votos quedando después en el olvido.

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