Solo se quedan viendo

Por Guillermo Robles Ramírez
Desde mi llegada laboral en la capital de Coahuila, hace un poco más de 26 años atrás, lo primero que me percaté fue en el modo en que los conductores saltillenses manejan. En específico, no respetan las principales señalizaciones de tránsito, así como el resto de su reglamentación, iniciando con la más obvia es el exceso de velocidad.

La segunda más común es que no existe crucero alguno, sin importar el tamaño de su avenida o boulevard así como en calles principales en donde no falta quién se pase el semáforo estando en rojo así como cuando está a punto de cambiar, es decir, de amarillo a rojo y solo se ve que los vehículos continúan pasando hasta el grado de obstruir el paso del otro sentido de circulación aun cuando quienes no pueden pasar les corresponde el cede de continuar su tránsito porque ya está su semáforo en verde.

Con el paso de los años estos problemas han ido aumentando y lo peor es que surgen cada vez nuevas imprudencias como los desesperados que no les gusta respetar las líneas de carriles cuando éstas son saturadas y se meten de manera agresiva sin importar si chocan la unidad del otro conductor que ha estado esperando que avance la fila, y no siendo suficiente con ello se enojan si no se los permites llegando al grado de los golpes.

Pero durante estas más de dos décadas en donde he radicado en Saltillo, he vivido muchísimas campañas para combatir principalmente a los “correlones”,

dada la amenaza que representan por las altas velocidades con que transitan por muchas de las principales arterias de la capital coahuilense.

Es un hecho que las medidas y campañas, han sido recibidas con buenos ojos y agrado por la comunidad saltillense, en sus diferentes Administraciones y alcaldes, del pasado; pues cada vez son más los accidentes por las altas velocidades con que se corre en Saltillo.

Empero, sin pretender ponerle prietitos al arroz, las campañas deben complementarse definitivamente con la actuación de los agentes viales, ya que existe mucha indolencia en ellos y solo se quedan viendo a los “correlones”, lo que prácticamente se convierten en cómplices de esos irresponsables chafiretes.

Las autoridades saltillenses han fijado la velocidad  entre 50 y 90 kilómetros por hora, en promedio, y dependiendo de la vialidad de los bulevares, calzadas y calles, además de reducir a todo el mínimo el paso por hospitales y zonas escolares.

Sí, pero que actúen haciendo respetar la disposición para que se cumpla el eslogan de las campañas de concientización que se han venido haciendo en los últimos 27 años, que igual debe aplicarse a los agentes o policías viales que le “bajen” a su apatía y se “aceleren” pero a la velocidad de sus motocicletas o patrullas que utilizan no para vigilar, si no para circular por algunas calles de la ciudad y estar haciéndole al galán.

La disposición de bajarle a la velocidad, debe generalizarse en las principales ciudades de Coahuila, de manera muy particular en Saltillo y Monclova, que es donde se observa que los conductores de unidades automotrices son más atrabancados, acelerados, desesperados y todo lo demás.

Esta medida resultaría sana y positiva en general para todos los conductores, pero de manera muy particular a los choferes de autobuses, combis, taxistas, etc., que son, aunque no quieran reconocerlo los más “correlones” y violadores de las reglas del buen conducir, aunque a los “chafiretes!” del servicio público de transporte les ganan los empleados de las “pizzerías” y “torterías”, que en pequeñas, endebles y pequeñas motocicletas sí que corren como para suicidarse, teniéndose ya que lamentar la muerte de más de tres de estos audaces conductores que son sancionados con rebajarles el sueldo o pagar la pizza o tortas que no llegan a tiempo, por lo que buscan a toda costa llegar lo más pronto que se pueda.

En estos casos, al menos es el criterio de no poca gente, es aplicable para sanciones económicas a los dueños de esos negocios, que son los que provocan que esos chavos tengan que meterle todo el pedal a la moto.

Insistimos en que sí le bajen todos los correlones, pero también actúen los agentes o policías viales, pues lamentablemente las leyes y reglamentos no se respetan con simples exhortos y recomendaciones verbales o de papel. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org

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