¿Qué tan grande es el de tu casa?
Por Guillermo Robles Ramírez
El confinamiento de aislamiento y salir para solo lo indispensable, para bien o para mal de acuerdo a la óptica de cada ciudadano, ha hecho que todos reflexionemos en muchas cosas que posiblemente en una vida acelerada no nos permitía valorar.
Y siguiendo con el tema de reflexión no se puede evitar que en el mes de diciembre sea una muy buena oportunidad para reforzar la fe y creencias sobre tradiciones que de una u otra manera se había empezado a olvidar como algo solo nuestros abuelos o generaciones pasadas solamente hacían.
La colocación de un nacimiento en épocas decembrinas cada vez se veía reducidos en su tamaño y extensión en donde la misma mercadotecnia vendían miniaturas cumpliendo con lo más simbólico que era establo José, María y el Niño Dios.
Son pocas aquellas familias que llegan a colocar un nacimiento grande tratando de representar cientos de pasajes bíblicos y aquellos de tamaño mediano intentan representar los quince principales: La creación del universo, la creación del hombre, cuando Dios crea a Adán, Caí y Abel, El Arca de Noé, el sacrificio de Isaac. Cuando Jesús es salvado de las aguas del Río Nilo, el portal de Belén, la anunciación, la visita a su prima Santa Isabel, cuando van pidiendo posada, cuando van empadronarse, la última cena, cuando Jesús es presentado en el templo, y el nacimiento del Niño Dios.
Costumbre que se empieza a perder con el pasar de las generaciones en donde se inculca más a los hijos que cuando se trata de la llegada de la Navidad y las fiestas decembrinas la llagada de Papá Noel, quien traerá consigo juguetes y regalos para todos en donde se tiene como resultado minimizando la importancia a la llegada del Niño Dios.
Tampoco significa que ambos estén peleados, pero… ¿Por qué no inculcar el valor de la fe y la religión entre los miembros de una familia?, o intentar continuar la tradición de nuestros padres o inclusive desde los abuelos que iniciaron con un nacimiento chico que con el trascurrir del tiempo le fueron agregando año tras año nuevos pasajes bíblicos y todo con la intención de inculcar el valor de la unidad familiar y la fe religiosa.
Poca gente siente nostalgia de aquellos nacimientos grandes en donde había quienes incluían lagos artificiales y ríos con agua de verdad. Siempre era visitada aquella casa en donde el nacimiento era motivo de orgullo por su tamaño, motivo en donde se decidía que sería el lugar para hacer la posada, cenar los tamales con su champurrado y chocolate caliente, pero también era ahí el lugar donde se llevaban todos los Niños Dios de las familias para hacer la oración con motivo de su nacimiento.
Ahora tal pareciera que esa tradición se va perdiendo con los años al igual que los concursos de nacimientos en donde su competencia desleal ha sido los juegos electrónicos con su gran variedad de videojuegos envolviendo a los niños en un mundo imaginario y fantasía en el que él es protagonista de una vida de adultos y violencia por que aquellos en los que se usan armas son los que ocupan el primer lugar.
Ya es muy raro escuchar a un niño o niña emocionarse porque van a poner el nacimiento, sino ahora es la importancia del árbol de navidad porque sabe que es ahí donde llegará Santa Claus a dejar los juguetes.
Es bueno que en vez en cuando asumamos el papel de padres no tan modernos y conservar o rescatar aquellas tradiciones tan representativas de los festejos decembrinas.
Hay que mantener vivo esta tradición que sirve para reafirmar la fe y reflexión; para la unidad familiar, valor que cada vez se pierde entre tanta noticia de violencia, ausentismo de un gobierno federal, crimen organizado, muertes causados por la pandemia, entre otros temas tristes y/o lamentables.
Felicidades para esas pocas familias que aún conservan esa tradición de conservación de la fe religiosa recodando la unión familiar como la base de nuestra sociedad. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org
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