¿Qué nos está pasando?
Por Guillermo Robles Ramírez
Para darnos cuenta de los cambios tan radicales que desde el punto de vista humano ha tenido nuestro mundo de unos años para acá, no hay que buscarle ni rascarle mucho, es más que suficiente con que nos demos un poco de tiempo para leer, ver o escuchar los medios de comunicación tanto en prensa escrita y digital, así mismo como televisivos o radiofónicos ya sea online o radio web, pódcast de noticias, y su diversidad de transmisiones en redes sociales.
Cuando no es en nuestro propio país, lo es en el extranjero, pero la verdad es que la violencia, deshumanización y la pelea entre nosotros mismos, está que arde y al pie de la letra.
La verdad, ¿qué nos está pasando?, porque de seguir esto, debemos encomendarnos a quien más le tengamos fe y creencia en el mundo. Y aquí hablo de todos, es decir, los ciudadanos, nuestras autoridades de todos los niveles, además de la Iglesia a través de sus sedes como son catedrales, capillas, el Papa, cardenales, obispos, y sacerdotes, es decir todo el mundo en general, tienen y debe ser una tarea de todos, unidos y aportando cada quien su mejor disponibilidad y esfuerzo.
Si bien es cierto que los resentimientos, diferencias y peleas de la humanidad, son desde su nacimiento, es decir, cuando no es una cosa, es otra. Sin embargo, en esa lucha por imponer una convicción errónea o cierta, según sea el caso, ha ocasionado y sigue a la fecha un crecimiento en donde se ha perdido no solo la proporción sino la dimensión del peligro en donde una gran culpa lo han tenido las autoridades locales, estatales, y federales.
Solo como ejemplo, si antes las peleas callejeras o de pandillas, lo más extremista era cuando se lanzaba piedras o botellazos, y posteriormente fue subiendo de tono a navajas, cuchillos, machetes y de ahí armas de fuego.
En el mundo, conflictos o guerras entre países o regiones, como Rusia y Ucrania, Israel y Gaza; guerras civiles en el Medio Oriente. Y posibles guerras que se han venido anunciando por parte de Estados Unidos, hacia otros continentes.
México no está exento de todo esto, pues es más que suficiente recordar la infinidad de actos inhumanos que se han cometido en varios Estados de la República, particularmente en pueblos de estados sureños y del centro, como el mismo Estado de México, Guerrero, Oaxaca, Morelos, etc., en donde ya es una costumbre que la gente se cobre con sus propias manos y vengar así el daño causado.
¿Será esta la reacción por la impotencia de que nuestros policías, autoridades y jueces cada vez son más indiferentes sobre la seguridad pública o es que la delincuencia los ha rebasado?.
Cualquiera que sea la razón, no es justificable por más que lo queramos argumentar de esa manera, ya que son pasos que se están dando para en un momento dado perder la sensibilidad y deshumanización para acabarnos unos a otros.
Y qué se puede decir, los videos que se hacen virales de jóvenes, preferentemente mujeres, agrediéndose salvajemente hasta con piedras, patadas de varias de ellas contra una sola compañera de clases, ya sea afuera o dentro de las instituciones educativas privadas o públicas en las secundarias.
Y si eso no es suficiente, que se puede decir, el incremento de homicidios, robo de vehículos, delitos no denunciados, incidencia delictiva, percepción de seguridad por parte de millones de mexicanos, competencia o incompetencia en servicios notariales y agresiones a periodistas. En el país de las 32 entidades federativas, solo Coahuila, es considerado como el Estado más seguro, y de ahí le sigue con una calificación de alta los estados de Baja California Sur, Aguascalientes, y Campeche. Todo lo anterior de acuerdo a los indicadores del Índice de Competitividad Estatal 2024, también conocido como IMCO.
Aunque no lo niego que me siento orgulloso de ser coahuilense y sobre todo vivir en Coahuila, me da esa tranquilidad que muchos estados no pueden tener ese privilegio. Pero tampoco puedo negar que me es indiferente, ya que me da tristeza cómo el crimen organizado de cualquier rubro, narcotráfico, trata de blancas, tráfico de órganos, secuestros, extorsionadores, entre otros más que son catalogados como agresivos o sangrientos, aunque también los hay aquellos de cuello blanco y funcionarios públicos, tienen subyugado a México. Aunque nuestras autoridades federales, comenzando con el Poder Ejecutivo y la próxima Presidenta de México, lo minimicen y hasta lo ridiculicen, algo que para las víctimas difieran de ello. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023). www.intersip.org
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