Guillermo Robles Ramírez

Problema viejo y se hace aún peor

Por Guillermo Robles Ramírez

En todas las ciudades del mundo que manejan un alto nivel de actividades económicas, ya sean comerciales, empresariales o industriales, tienen sus infestructuras sociales compleja; involucrándose en ella como parte elemental el sistema del transporte.

Los problemas más importantes relacionados con éste se encuentran en las zonas urbanas donde el transporte público por innumerables situaciones, nunca logra satisfacer las necesidades de la movilidad urbana y ciudadana.

Hay que estar conscientes que la productividad dentro de las ciudades depende en gran medida en la eficiencia de su transporte para movilizar a los trabajadores, consumidores, proveedores a diferentes destinos de la urbe y aunque aun todavía las autoridades sanitarias no autorizan la movilidad a los jóvenes para asistir a las escuelas de manera presencial, también es algo que no hay que dejar olvidado.

Algunos problemas son tan antiguos como la misma Roma, siendo la congestión del transporte público; que aunado con los automóviles aumentan la demanda de infraestructuras de transporte, así como la importancia en espacios particularmente en las zonas del centro. A la par con la congestión de las personas gastan grandes cantidades de dinero para subirse y tomar dos o tres camiones para llegar a un destino consumiendo a parte del bolsillo, ese valioso tiempo en el trayecto entre sus viviendas y el lugar de trabajo.

La mayoría de ellos están por debajo de la cantidad en las horas picos creando una incomodidad para los usuarios en la saturación dentro de estas unidades teniendo que soportar el calor corporal y el famoso “arrimón”.

Este factor aparentemente no influye mucho pero solamente basta con ver que su impacto por las congestiones ha llevado a la reacción de la desaparición de muchos mercados, comercios o negocios de cualquier rubro a ser desplazadas por los centros comerciales brindando un mejor espacio al transporte en general, pero sobre todo beneficiando a los particulares.

Otro de los nuevos problemas son el impacto ambiental donde las chatarras de transporte nada más contaminan con su humo y los líquidos de los motores derramados en la carpeta asfáltica dentro de la ciudad. Y cuando éstos se ven amenazados por las autoridades por el uso de camiones viejos; los concesionarios simplemente cambian el cascaron dejando muy poco que desear visualmente recordándonos a aquellas películas protagonizadas por Mel Gibson de “Mad Max”.

Tampoco hay que olvidar que al crecimiento del tráfico en las zonas urbanas se vincula con un crecimiento muy alto de los accidentes y muertos, en especial causados por estos monstruos del transporte.

Ninguna de estas temáticas es ajena a los ciudadanos de cualquier ciudad del mundo. Pero en el nuestro predomina mucho la problemática de la amenaza de los concesionarios, como el de sus síndicos con los bloqueos con sus unidades en calles y dejando sin servicio de transporte a la gente teniendo que ceder las autoridades a las demandas de éstos.

Transportes inseguros como lo que sucede en la CDMX, en donde está mal decirlo, pero tanto los choferes, así como los pasajeros ven normal el robo continuo de los amantes de lo ajeno haciéndolo cada vez con más violencia; pero significando lo anterior la costumbre no es sinónimo de aceptación, pero no tienen alguna otra opción.

Ni las cámaras de video dentro de las unidades ha garantizado la localización de quienes hacen estos actos ilícitos, pues siempre cubiertos del rostro y más ahora en donde gran parte de la población tiene puesto un cubrebocas, esto significa que el ladrón podría se cualquiera que se encuentre dentro de estas unidades. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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