Pídeme cualquier cosa, menos eso
Por Guillermo Robles Ramírez
Desde que tengo memoria y que nació en Coahuila y en particular en las ciudades de mayor población como Saltillo, Torreón, Monclova y Piedras Negras, entre otras, un monstruo llamado y conocido como el pulpo camionero y bajo ese escudo ha venido medrando durante años y años.
Los dueños del pulpo camionero son pocos y contados con una sola mano y las exorbitantes utilidades que deja, se reparte entre pocos. Sus dueños podemos decir que son los mismos de hace 66 o más años. Los abuelos de los actuales, heredaron de sus padres y éstos les dejaron a sus hijos o sea a los propietarios en este momento.
Desde hace 66 y más años, ese pulpo camionero ha hecho lo que quiere y lo que no quiere, lo mismo burlarse de las autoridades locales que dar un servicio cada vez caro y malo, pagando las consecuencias de esta impunidad los usuarios.
Y, aun cuando no hay a quién apostarle de lo malo que son en una y otra ciudad coahuilense, para ninguna Administración municipal coahuilense comienzan bien, así como tampoco terminan bien las buenas intenciones que tenga cada edil en turno. Los accidentes continúan al alza en cualquier día de la semana y época del año.
El saldo de percances por irresponsabilidad de los choferes en algunos casos y en otros por las malas condiciones mecánicas de la mayor parte de las unidades, es lamentable y desfavorable para el pulpo camionero.
La falta de capacitación de estos choferes es lo que menos interesa, así como la certificación de las diferentes rutas del pulpo camionero. La selección del personal, es decir, sus conductores, continúa siendo de manera improvisada y el que menos cobre, así que lo mismo da contratar a personas no calificadas o aptas para el manejo de este tipo de unidades del transporte público, como tampoco la verificación de sus antecedentes penales, o no se mencione sobre una verificación de antidoping. No se sabe si están manejando en estado de ebriedad o qué negras intenciones tengan para los usuarios del transporte.
Al menos en las principales cabeceras municipales, es decir, aquellas en donde la mancha urbana es mayor, y existe una cantidad importante de rutas y unidades, se ha escuchado más de una vez algún alcalde, decir públicamente, estar cansado de los abusos del monstruo camionero, así como el poner un hasta aquí o un alto al monopolio camionero.
No falta las advertencias sobre la amenaza de no habrá aumento de tarifas hasta que no mejores el servicio, así como las unidades. Sin embargo, muchos coahuilenses ya se la saben al igual que este gremio del transporte público que solo maquillan unos cuantos camiones y una vez cumplido la petición regresan a su habitual costumbre, es decir, a las malas prácticas de manejo, accidentes, etc.
Muy a pesar de que los usuarios del transporte público, ya no soportan continuar tolerando este tipo de servicio; la verdad es que tampoco tienen otra opción, más que continuar usando lo que se tiene, ya que la necesidad de trasladarse para un trabajo, escuela o compras es mayor y tienen que aguantarse, y esperar quién les haga ese milagrito porque hasta los santos ya han tirado la toalla. Hasta la Virgencita de Guadalupe, ha de decir, “pídeme cualquier cosa, menos tratar con el pulpo camionero”. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org
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